Con un breve lapso de diferencias, cual presagio falangista, Fernando Lugo recibió a Alvaro Uribe y a la vice-presidenta española María Teresa Fernández de la Vega, esta última criticada en su país por el Partido Popular, debido a su decisión de tomarse vacaciones en Iberoamerica por cuenta del erario público.
En opinión del PP, el viaje de De la Vega no tiene justificación alguna ya que entre las competencias de la vicepresidenta primera no hay "ninguna relacionada con las relaciones internacionales", según un comunicado de la formación. De todas maneras, el periplo no habrá resultado del todo placentero en la capital paraguaya, donde infidentes deslizaron detalles de su prosapia que lograron quebrantar la agradable gira.
Durante de su primer acto oficial en Paraguay y en presencia del clérigo-presidente, Fernando Lugo, fue presentada ante el parlamento paraguayo como hija de “un alto funcionario del Ministerio de Trabajo durante el franquismo“. A De la Vega le faltó tiempo para negar una vez más a su propio padre: “para que quede en la historia, quiero señalar que mi padre fue un represaliado del franquismo, no un alto funcionario del franquismo“.
Wesceslao Fernández de la Vega(*) fue inspector de Trabajo durante la República y tras la guerra civil, según sus legajos, fue depurado.
Sin embardo, el 11 de noviembre de 1955 el caudillo por gracia de Dios Francisco Franco, a propuesta del Ministro de Trabajo José A. Girón de Velasco, lo nombra Delegado Provincial de Trabajo de Zaragoza.
Por los datos oficiales, Wenceslao Fdez de la Vega Lombán fue separado del servicio por Orden publicada en BOE de 22.01.1940, en aplicación de la Ley de Responsabilidades Políticas. Eso parece indicar algún tipo de relación con los sectores frentepopulistas o, al menos, republicanos. Pero poco más tarde, por Orden de 22.04.1949 (BOE 08.05.1949) se admite su reintegración al servicio activo. Y después, por Decreto de 11.11.1955, publicado en BOE. 22.11.1955 es nombrado Delegado Provincial de Trabajo de Zaragoza. Firman el nombramiento el mismo Francisco Franco y el ministro Girón.
A continuación desarrolló su trabajo como alto funcionario del Ministerio de Trabajo que dirigía el falangista José Antonio Girón de Velasco, quien ocupó el ministerio de Trabajo entre 1941 y 1957.
La crónica de la constitución del Colegio Oficial de Graduados Sociales de Zaragoza, que apareció publicada en la revista de la entidad en 1957, dice así: “el domingo día 10 de marzo del año en curso 1957, tuvo lugar en la Residencia Sanitaria José Antonio Primo de Rivera del Seguro de Enfermedad, la solemne constitución del Colegio Oficial de Graduados Sociales del Ebro, con capitalidad en Zaragoza. Los citados actos de constitución del Colegio comenzaron con una Misa del Espíritu Santo, que tuvo lugar en la Capilla de la Residencia y a la que asistieron con el Delegado de Trabajo D. Wenceslao Fernández de la Vega (…). El Sr. Delegado de Trabajo concedió la palabra al Sr. Arnaldos (…)”.
Cualquiera sea el linaje de la vice-presidenta, lo cierto es que su presencia coincide con cierto soplo falangista abatiéndose sobre Paraguay, con el obispo Fernando Lugo arremetiendo contra Hugo Chávez, y respaldando la resistencia a defender la soberanía de su país que exhibe el colombiano Álvaro Uribe.
Para mayor coincidencia, resentidos políticos como Elvio Benítez y Camilo Soares agitan la bandera de la disolución del Parlamento paraguayo, dominado por el centro y la derecha, con la venia del mismo Supremo Obispo.
El caso de estos partidarios de Lugo, frustrados ambos en sus intentos de acceder al Parlamento, recuerda sin atenuantes la historia personal de José Antonio Primo de Rivera, quien fracasó en su intento de obtener un escaño de diputado por Madrid en las elecciones de 1931, siendo derrotado por Bartolomé Cossío.
Este fracaso electoral hizo que José Antonio se volviera escéptico con respecto a las instituciones y métodos democráticos, al punto que ya al año siguiente acabaría detenido bajo la sospecha de haber participado de la sublevación organizada por el general Sanjurjo.
Al igual que la España republicana de la pre-guerra, el abigarrado conglomerado de fuerzas políticas enfrentadas entre sí que forma parte del gobierno paraguayo, ha sido hasta ahora incapaz de lograr acuerdos en temas tan básicos como el tipo de reforma agraria a ponerse en práctica.
A España la indefinición de la izquierda republicana le costó la derrota electoral de 1933, donde la derecha venció sin atenuantes a una izquierda dividida entre socialistas y radicales burgueses, preludio de la tragedia que vendría poco después.
A Paraguay, con certeza, le costará el no menos trágico regreso de la más retardataria derecha y con las botas puestas. Y eso solo si intentamos ver el futuro con el más desbordante optimismo. LAW
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(*) Según ciertas versiones, Wenceslao Fernández de la Vega era un camisa vieja, es decir, un falangista de los de antes de la guerra, y durante su estancia en el ministerio desempeñó diversos cargos siendo el más importante el de Delegado en Zaragoza. Su sintonía con el Régimen de Franco era tal que acudía a actos falangistas con asiduidad. A estos actos acudían camisas azules, se gritaban vivas al Caudillo y predominaban el yugo y las flechas. Finalmente, el padre de la vicepresidenta fue cesado en su cargo no por izquierdista o rojo si no por jonsista, o lo que es lo mismo por estar demasiado a la derecha en el Régimen franquista.
La cuestión es que, de haber sido represaliado por “republicano” en 1940, don Wenceslao difícilmente hubiera sido propuesto después por Girón como Delegado Provincial, que es un cargo de libre designación, un nombramiento político puro.
Tal vez no acierten quienes identifican a don Wenceslao como un jonsista, un “falangista de izquierdas”, pero es evidente que la versión oficial de la vicepresidenta tampoco se ajusta a la realidad.
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