El bombardeo de imágenes lastimeras puede provocar un exceso de empatía por los problemas de los demás. Esto nos satura, provoca que abandonemos nuestros problemas y nos paraliza para al final no hacer nada. Ni por los demás ni por nosotros mismos
Nuestros muros de Facebook se saturan a diario con imágenes de niños en los huesos, de refugiados ante alambradas con pinchos diseñados para desgarrar, de inmigrantes que luchan por sobrevivir en las frías aguas europeas, de mujeres que sufren y padecen.