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Jorge Hernández Mollar
Jorge Salvador Hernández Mollar nació en Melilla en 1945. Casado y con tres hijos, se considera ante todo católico, vitalista y optimista, además de respetuoso con las personas y con los derechos humanos. Se licenció en Derecho por la Universidad Complutense Madrid y ha sido funcionario del Cuerpo Superior de la Seguridad Social. Ha desempeñado cargos orgánicos en el Partido Popular y ha sido Senador, Diputado en las Cortes y Diputado en el Parlamento Europeo. |
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La gran atención de los medios de comunicación se ha centrado estos días en el grosero espectáculo que nos ha ofrecido todo un ministro de la Presidencia de España, Félix Bolaños, al intentar “colarse” en la tribuna de autoridades durante los actos de la Comunidad de Madrid, que se celebraron para festejar el Dos de Mayo. Un nuevo episodio de la parodia en la que ya se ha convertido la política española.
Charito (María del Rosario Testa) se presenta como candidata a la alcaldía de Patones, un pueblo de la Comunidad de Madrid, a los ¡99 años de edad! Su slogan de campaña no puede ser más feminista: “Mueven más dos tetas que dos carretas”. Lo sorprendente para mí fue la simpatía, lucidez y el desparpajo que demostraba cuando su centenario estaba ya a punto de cumplirse.
Durante su gobierno, Zapatero declaró en el Parlamento que “muchos de los objetivos y de las grandes aspiraciones de la II República están plenamente vigentes”, y que “es un buen recordatorio para saber que la España de hoy mira a la España de la II República con reconocimientos y con satisfacción y orgullo por ver lo que hemos sabido hacer entre todos en esta etapa constitucional”.
A lo largo de esta legislatura las dos cartas de Sánchez que han provocado un profundo malestar en la clase política y empresarial española han sido, por un lado, la que dirigió personalmente al Rey Mohamed VI y que solo ha beneficiado a los intereses de Marruecos, y por otro la que, a través de la Secretaría de Estado de Economía, hizo llegar a la empresa Ferrovial.
Europa está evolucionando bajo una fuerte presión en sus cimientos demográficos, sociales, políticos o religiosos.. Según una proyección de Eurostat, el porcentaje de personas de 80 años o más en la población de la Unión Europea se multiplicará por 2,5 entre 2019 y 2100 y pasará del 5,8% al 14,6%, lo que indica que el envejecimiento es creciente.
Los cristianos estamos inmersos en los días más apasionantes y evocadores de nuestra fe. Cada escena de la vida de Jesucristo que conmemoramos desde el Domingo de Ramos al de Resurrección, nos traslada al sublime mensaje que, desde hace más de dos mil años, el Hijo de Dios nos repite una y otra vez: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá, aunque muera; y todo el que vive y cree en mí no morirá jamás” (San Juan 11,25-26).
No sé si Ana Obregón era consciente del terremoto informativo que ha originado, además de ensombrecer durante unos días, los graves problemas económicos, políticos o sociales que hoy nos agobian a los españoles. El aluvión de opiniones que se han vertido sobre su tardía maternidad subrogada, ha servido para dividir una vez más a los españoles.
En esta España nuestra, cada día nos estamos acostumbrando a amanecer con sobresaltos, ya sea de orden económico, político o social en sus diversas manifestaciones. Cuando todavía no habíamos digerido las regañinas, los consejos y los reproches del profesor Tamames al presidente de gobierno y a todos los parlamentarios, durante la parodia de moción de censura que protagonizaron sus señorías, la Directora de la Guardia Civil anunció sorpresivamente su dimisión.
Las cadenas de radios, televisiones y periódicos son hoy como los jinetes del apocalipsis que inundan nuestros hogares de noticias que sobresaltan diariamente nuestros espíritus. Si eres un modesto ahorrador, inversor o empresario ya sabes que el estornudo de un banco en EEUU, la gripe de otro en Suiza o la Sra Lagard desde el BCE, te pueden amargar el desayuno.
Casualmente el pasado día 8, celebración del Día Internacional de la Mujer, me topé con la manifestación que recorría las calles de Málaga. El atronador ruido de los tambores me recordaba aquellos desfiles de las legiones romanas, que tanto nos hacían disfrutar en el cine con películas como Ben Hur, Espartaco o Quo Vadis.
La erupción de otro volcán ha vuelto a sacudir las Islas Canarias. En esta ocasión no ha sido la naturaleza sino la mano del hombre que está causando una colada sucia y escabrosa, que escandaliza a los isleños y a todos los españoles de bien. España, una vez más, se siente avergonzada y humillada ante las indecentes e inmorales conductas de políticos, funcionarios y empresarios, implicados en una nueva trama de corrupción.
Ser articulista o columnista de un medio de comunicación supone asumir una arriesgada responsabilidad en la medida que las opiniones o reflexiones que difundes, tienen una cierta capacidad de crear un estado de opinión en el lector y por extensión en el entorno social al que se dirigen.
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