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Lentamente el jóker cayó...
El adiós de aquel mañana nunca llegó hasta que no fue demasiado tarde...
La melancolía quedó estancada en tu triste mirar y ese mar regresó a tus secos ojos...
La monjita sacó del bolsillo de su hábito un pequeño cómic colorido de Spiderman y se lo doy al niño, preguntándole: ─¿Sabes lo que tienes que hacer?
El norte apareció en el sur.
Y cayó el alba de tu mirar para siempre...
Esas certeras palabras calmaron más a la familia que después los psicólogos.
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