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Siempre he mantenido que aquellos que viven de la política, encubiertos tras la artificiosa máscara que pretende representar al pueblo —la realidad es que solo se representan a sí mismos— han convertido el templo que debería albergar la soberanía de la nación española, en un miserable Rastro, en el que como moneda de cambio, solo circulan sus inconfesables intereses.
La primera historia, y la más importante para mí, es la del reverendo Juan Huguet y Cardona, sacerdote del pueblo menorquín de Ferrerías asesinado en la guerra civil española por Pedro Marqués, brigada del ejército republicano. Tenía 24 años y llevaba solo un mes en esa parroquia.
Dentro del panorama político actual, resulta inevitable someterse a la democracia del voto, porque el capitalismo de la globalización así lo impone, ya que su sola invocación permite tapar la evidencia del totalitarismo económico y dar nuevos aires a la política.
Para entender las claves de la crisis de la democracia formal española, habría que recurrir al filósofo y ensayista José Ortega y Gasset quien en su ensayo "La España invertebrada", publicado en 1921, realiza un exhaustivo análisis de la crisis social y política de su época. Así, estaríamos asistiendo a un nuevo escenario de "invertebración histórica" cuya casuística podríamos ordenar en tres estratos diferentes siguiendo el esquema orteganiano.
Al paraíso donde disfruto el verano, llegan los modos y las modas con cierto retraso. La costa oriental de Málaga sigue anclada en el pasado en muchos aspectos. Les pasa como a algunos políticos montaraces que siguen aferrados a sus “rojeríos” o “facheríos” como si estuviésemos a mediados del siglo XX.” Las puñeteras dos Españas.
Cuando faltan pocas semanas para las elecciones generales, la ONG Educo publica los resultados de una encuesta a 1.000 niños y niñas, de entre 12 y 17 años, a lo largo de todo el territorio español, para conocer el nivel de confianza que la clase política inspira en la infancia. Los resultados muestran que el 87,1 % no confía en políticos y políticas y el 90 % de los chicos y chicas afirma que la clase política no los tiene en cuenta cuando toma decisiones.
Todos los medios de comunicación, mejor dicho, los pocos que no están subvencionados por el gobierno, que son casi todos, cuentan las verdades del barquero. La mayoría son palmeros y cuentan lo que saben le gusta a quién les pagan. Como a mí no me paga nadie ni pertenezco al mundo del periodismo, como una simple ciudadana, voy a exponer lo que pienso basada en la libertad de expresión.
Si algo está caracterizando a esta nueva generación política es su escasa inclinación al diálogo y al entendimiento no ya con el oponente, sino con los propios afines o próximos. Todo es puro tacticismo que se reduce a decisiones cortoplacistas para alcanzar objetivos inmediatos y con un horizonte limitado y aldeano.
De nuevo elecciones, y de nuevo el lenguaje cainita en los foros. Una de las características de dicho lenguaje es que sin aportar nada puede multiplicar su capacidad destructiva. A este mal se suma la incomprensible atonía de un pueblo que reacciona contra la banalidad con un encogimiento de hombros. Es como si pidiéramos que no nos carguen con cuestiones serias porque preferimos disputas vecinales superfluas.
A lo largo de los últimos meses nos hemos visto rodeados por los mensajes de los diversos partidos políticos prometiéndonos “el oro y el moro” (ojo, esta es una expresión popular nacida de un suceso del siglo XV acontecido en Ronda. Vaya a ser que me tachen de racista. Aunque en Melilla parece ser –presuntamente- que ambos conceptos están bastante relacionados).
Cita Santiago Posteguillo, en su obra “Yo, Julia”, un texto de The Portrait (Robert Graves), que masculinizado de forma liberal nos indicaría fielmente la figura de nuestro ínclito vecino de la Moncloa: “Ella siempre habla con su propia voz, incluso a los extraños; pero esas otras mujeres ejercitan sus voces prestadas, o falsas, incluso con sus hijos e hijas”.
Los que ya peinamos canas estamos sorprendidos de que ahora llamen moderno, actual y futurible a soportar, tres años y medio, las calles sucias, los parques sin brillo ni verdor, las aceras sucias, los bancos llenos de pintura seca, la poca publicidad de los eventos, la pobre eficiencia de ciertos departamentos municipales.
El puzzle inconexo del caos ordenado puede esbozarse mediante la llamada “Teoría de las Catástrofes”, del científico francés René Thom, y se basaría en dos conceptos antinómicos para intentar “comprender el orden jerárquico de la complejidad biológica”.
Lo normal en un discurso subjetivo es que se equivoque “ensoñación con realidad.” La naturaleza nos ha dado personajes con estructuras mentales cercanas al “metaverso”, que enlaza la realidad física con la virtualidad, de tal forma que, dependiendo del momento y del espacio, su propia “realidad” es transformada en el idilio de los sueños.
En la política española ocurre como en la mayoría de los baretos que visita Chicote en su programa pesadillesco: la mayor parte de los que se meten en esa lucha no están preparados para ello, pero lo hacen meramente por la pasta (en sentido dinerario). En las trastiendas de los locales de restauración y de la política institucional se cocinan infamias y fraudes a cascoporro, sin atender a pautas higiénicas ni deontológicas.
Colocar y recolocar... Mezcla de “agrupación de intereses”, de “grupos de acción política”, de “moralina eclesiástica”, de “responsabilidad paternalista” y de “ayudas al servilismo”... Todas ellas tienen de común denominador el proteccionismo o lo que es lo mismo, la metástasis moralina, laica, eclesial o política.
Traemos aquí a Valle-Inclán por aquello del esperpento, puesto que hoy, por muy pop que se quiera todo, todo deviene expresionista en el antedicho sentido valleinclaniano. Todo se emperifolla de inmediatez y fútil cacareo mediático; lo primero, la política, que al no poseer altura (por poseer la altura que otorga el mérito portado por quienes aportan a esta) está enredada en lo banal.
Desde la Legislatura Constituyente de España el 5 de julio de 1977 hasta la VIII Legislatura el país ha experimentado un profundo cambio en su sistema político. Durante estos años, el estado ha pasado de ser un ejemplo a convertirse en un vertedero de corrupción y degradación moral.
¿La oposición no se da cuenta que si no cambia su estrategia política de comunicación, si es que tiene alguna, no va a conseguir las metas que se propone? Al gobierno se le podrán atribuir todas las maldades posibles, bien por ineptitud, estulticia o por mantenerse en el poder, pero nunca que no saben vender su producto.
Está claro. Aquí cada cual juega su partida y, como en las terrazas los que no pueden se contentan con observar atónitos. Partido Popular: anti abortista. Nuevo líder, nueva opinión personalizada. Los simpatizantes y votantes alucinados, no saben no contestan.
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