El presidente del Gobierno, gran aficionado al ciclismo, no se quiso perder el pasado sábado el comienzo de la Vuelta a España en Vilanova de Arousa. Allí concedió una entrevista al director de Radioestadio de Onda Cero, Javier Ares, el que sin lugar a dudas es el mejor narrador de ciclismo de este país.
Así es Mariano Rajoy, no quiere ver a los periodistas ni en pintura, salvo que sea para hablar de bicicletas o del Real Madrid. Son sus temáticas preferidas. La economía, el paro, el incumplimiento del programa electoral o los sobres de Bárcenas, le producen, cuanto menos, pereza.
No obstante, alguna confidencia sí que hizo el presidente a Javier Ares. Se conoce que, de barbudo a barbudo, se estableció una cierta confianza, que le llevó a decir que esta vez no tendrá mucho tiempo para ver las etapas de la Vuelta, porque hoy comienza el nuevo curso político y hay “muchas asignaturas que aprobar este año”. También aseguró que tiene intención de “estudiar”. Seguramente en pocos meses podrá hacerlo con toda la intensidad que desee, porque después de haber mentido reiteradamente a los españoles –la última vez en sede parlamentaria–, todo hace indicar que el mandato de Rajoy está próximo a expirar.
No es que esté mucho mejor su partido, que según todas las encuestas, no para de perder respaldo popular. Lo dicen las que maneja el PSOE en Andalucía, y las encargadas por el propio PP en su tradicional granero de votos de la Comunidad Valenciana, donde parece que los populares viven las vísperas del gran batacazo, que en 2015 pondrá punto y final a 20 años de usufructo del Palau de la Generalitat. Y a mandatos más longevos, incluso, como el de Rita Barberá, que lleva instalada en el Ayuntamiento de Valencia desde 1991.
2015 será el año de ‘il sorpasso’ a la valenciana si Fabra es capaz de aguantar hasta entonces, algo que no está del todo claro. La bancarrota de la Generalitat, los elevados índices de desempleo, el impresionante elenco de PP imputados o sentados en el banquillo de los acusados, más la generalizada contestación interna al president, mantienen al Partido Popular de la Comunidad Valenciana en vilo, en un estado de constante agitación guerracivilesca. Y así va a resultar muy difícil gobernar.
Como en la Comunidad de Madrid, donde las ‘mareas’ contra la privatización de la Sanidad y los recortes en Educación también están pasando factura al Gobierno de Ignacio González.
2011 fue la fecha de la gran borrachera de poder del Partido Popular. El año en el que conquistó el Gobierno de España, después de haberse hecho con la práctica totalidad de las Comunidades Autónomas y de los principales ayuntamientos. Fue una gran victoria. Y el preludio de la gran depresión; la decepción que se gestó en apenas dos años de difusión de gravísimos casos de corrupción y de constantes e indiscriminados ataques a los derechos y a los bolsillos de las personas que ocupan la parte más baja del escalafón social. Así las cosas, también para Rajoy, en poco más de 20 meses, las sonrisas se han tornado en lágrimas.
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