El profesor Martin Tamcke, de la Universidad de Göttingen, afirma que “la pluralidad secular de Oriente Próximo está en manifiesto peligro de extinción, pues a los cristianos de Oriente Próximo no les queda otra alternativa que huir en número cada vez mayor y de no ponerse freno a esta tendencia, Oriente Próximo terminará perdiendo sus congregaciones cristianas”
(en los últimos 50 años, el éxodo forzoso de cristianos ascendería a varios millones de personas). Recordar que Jerusalén, Alejandría, Antioquía y Constantinopla eran las sedes de los patriarcados greco-ortodoxo, armenio, maronita, copto y nestoriano y que salvo durante cortos periodos de persecuciones, esos cristianos vivieron en paz bajo el dominio musulmán.
El Corán establece una categoría privilegiada para los cristianos y los judíos, pues los tres pertenecen al concepto musulmán de “pueblos del Libro” por compartir las mismas creencias (aunque diversas en su interpretación), ser todas ellas reveladas por el mismo Dios y estar recogidas de manera inmutable en el Libro Santo (el Torah, el Evangelio y el Corán), aunque el wahabismo saudí sería paradigma de la intolerancia religiosa al estipular la pena capital por profesar la fe cristiana y construir iglesias cristianas.
Ya en el 2006, el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, en un artículo publicado en ´The London Times” afirmó “que la guerra de Irak pone en peligro las vidas de los cristianos de Oriente Próximo” y criticó a la coalición liderada por Estados Unidos “por su fracaso para desarrollar una estrategia que evitase que los cristianos fueran vistos como defensores de la cruzada occidental” concluyendo que “la situación de los cristianos en Irak es ahora peor que durante el mandato de Sadam Husein” (según datos del Sínodo de Obispos del Oriente Próximo del 2010, antes de la operación Tormenta del Desierto, los cristianos en Irak serían más de 800.000 y hoy en día ascenderían a tan sólo 400 mil personas (menos del 3% de la población iraquí).
En Israel, antes de la “nakba” (la expulsión de palestinos que acompañó a la creación de Israel en 1948), la ciudad de Belén contaba con un 80% de los cristianos frente al 11% actual y Jerusalén con un 52% frente al exiguo 2% actual, en datos del Sínodo Obispos del Oriente Próximo celebrado en el Vaticano en el 2010, por lo que el Patriarca Ignace Joseph III Younan, afirmó que “el conflicto de Palestina es un elemento clave para explicar la situación actual de Oriente Próximo porque se ha cometido una gran injusticia contra los palestinos y Occidente no hace nada para encontrar una solución”.
Por su parte, según el patriarca Gregorios III de la Iglesia Greco-Católica Melquita, desde 2011 más de 1.000 cristianos fueron asesinados; más de 40 iglesias, escuelas, orfanatos y casas de acogida cristianas resultaron dañados o destruidos y unos 300.000 cristianos habrían huido de Siria. Incluso en el Líbano (oasis de convivencia religiosa donde los cristianos tienen garantía constitucional de representación política y en el que la mitad de su población sería de árabes cristianos en los años 70), el conflicto sirio habría provocado la entrada de unos 400.000 refugiados (muchos de ellos musulmanes suníes), lo que agudizará las tensiones sectarias con los chíitas de Hezbollah y terminará por hacer estallar el inestable equilibrio socio-político de la otrora “Suiza de Oriente Próximo”, quedando Jordania como último bastión de los cristianos y efímero crisol de civilizaciones, contando en la actualidad con unos 400.000 cristianos (6% de la población).
Los grupos takfiríes
Según la Sociedad Internacional para los Derechos Humanos, los cristianos habrían sido víctimas del 80% de los actos de persecución religiosa ocurridos en el mundo en 2012, escalada producida por la implementación del llamado “caos constructivo” por los grupos takfiríes. Takfir wal-Hijra, (Anatema y Exilio), es un movimiento sectario ultrarradical islamista de orientación sunní, surgido en Egipto en 1969 e inspirado por Sukri Mustafa. La doctrina takfir “luchador de la yihad), promulga la reducción de un musulmán por otro musulmán a la categoría de infiel, o peor aún, de apóstata, de traidor a su religión y por lo tanto resignado al castigo capital.
Estados Unidos e Israel se servirían de dichos grupúsculos salafíes takfiríes (cuya cabeza sería Al Qaeda), para mediante sus acciones terroristas destruir la imagen pacífica del Islam e impedir el enaltecimiento político del mundo musulmán, por lo que el presidente de la Asamblea Consultiva Islámica de Irán, Ali Lariyani ha acusado a los grupos terroristas y al wahabismo de crear una “catástrofe” para el mundo musulmán y ha asegurado que los wahabíes saudíes incitan a los takfiríes (que considera infieles a quienes no siguen sus enseñanzas) a enfrentarse contra los chiíes y otras sectas musulmanas.
Así, el reciente secuestro del arzobispo de la Iglesia Ortodoxa Siríaca, Juan Ibrahim, de su par de la Iglesia Ortodoxa Griega, Pablo Yazigi y del jesuita Paolo Dall'Oglio, sería parte de la estrategia llevada por a cabo por dichos grupúsculos con el visto bueno de EEUU e Israel para implementar la doctrina del “caos constructivo” en Oriente Próximo, caos que tendrá como efectos colaterales la persecución sistemática de los cristianos de dicha zona y que podría terminar con su expulsión total de la región, quedando Egipto e Israel como paladines de la defensa de los cristianos.
Egipto e Israel, ¿adalides de la defensa de los cristianos?
La minoría copta de Egipto (8% de un total de 80 millones de habitantes), habría optado por apoyar el golpe de mano de los militares egipcios tras sentirse marginada durante el régimen de Mubarak y acosada por los Hermanos Musulmanes. Así, el clérigo Safwat Hegazy advirtió que “los musulmanes egipcios harían correr la sangre de los cristianos que pusieran en duda la legitimidad de Morsi” y el líder de Al Qaeda, Ayman al Zawahiri, declaró la yihad santa contra los infieles al acusar a los cristianos de “haber contribuido junto con el ejército egipcio y EEUU al derrocamiento de Morsi para crear un Estado copto en el sur de Egipto”, pues según el obispo católico copto de Assiut, Kyrillos William, “los Hermanos Musulmanes creen que los cristianos son los culpables de que Morsi fuera depuesto y nos han convertido en un chivo expiatorio”.
Hay que recordar que la represión militar contra los simpatizantes de Mohamed Morsi, desencadenó una ola de ataques contra los coptos egipcios con el resultado de cerca de cincuenta Iglesias quemadas y destruidas , por lo que la Iglesia ortodoxa copta de Egipto en un comunicado, expresó “su apoyo firme al respeto a la ley, las fuerzas armadas y a todas las instituciones civiles de Egipto que combaten a los extremistas” y criticó “cualquier esfuerzo por legitimar y prestar protección política a esas sangrientas organizaciones radicales y a sus afiliados”.
Por su parte, Theodor Herzl, padre de ideología sionista afirmó que “un Estado judío debería actuar como una muralla defensiva de Europa contra Asia, un puesto de avanzada de la civilización como algo opuesto a la barbarie” y según Jonathan Cook en The National, Israel habría aprovechado las crisis siria y egipcia para recordar a los cristianos de Israel que “el creciente poder de los movimientos islámicos es una advertencia de que la religión cristiana necesita un aliado dentro del Estado judío”.
Por su parte, el clérigo de Nazareth, Jibril Nadaf afirmó recientemente que “nuestro objetivo es proteger Tierra Santa y el Estado de Israel y sólo los cristianos que ayudan a Israel siguen la senda del cristianismo”, tras lo cual surgió un nuevo partido político en Nazareth a favor de una lista electoral conjunta cristiana y judía que defiende el servicio militar para los cristianos (lo que en la práctica supondrá el enfrentamiento entre comunidades crisitians y musulmanas), de lo que se deduce que el Estado judío y el régimen militar egipcio serían los grandes beneficiados de la aplicación de la doctrina del “caos constructivo”, pues contando con la impagable colaboración de los medios de comunicación dominantes (mainstream media), aparecerán ante la opinión pública mundial como adalides de la defensa de los cristianos frente a las hordas islámicas.
Cruzada del Papa Francisco por la paz
La estrategia del país norteamericano, Gran Bretaña e Israel de implementar el llamado “caos constructivo” en Oriente Próximo y Medio estaría ya en marcha y tendría su plasmación en países como Irak, devenido en Estado fallido y desangrado por la reavivación de la guerra civil chií-suní; en la endémica división palestina plasmada en la imposible reconciliación nacional de las facciones de Hamás y la OLP; en la anarquía reinante en Libia con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda), dominan tribalmente el interior de Libia ; en la aplicación de la yihad suní contra el régimen laico de Al Assad y sus aliados chiíes, Irán y Hezbolá y por último en un Líbano, dividido por las luchas intestinas y presto para ser fagocitado por los ideales expansionistas de Israel, quedando el régimen teocrático chíita del Líder Supremo Ayatolah Jamenei como única zona todavía impermeable a la estrategia balcanizadora de EEUU, Israel y sus aliados occidentales.
Sin embargo, tras el fracaso de la política Obama de implantación de sanciones económicas al régimen iraní para lograr su asfixia económica y provocar la revuelta social, el siguiente paso será logar su desestabilización por métodos expeditivos, momento que será utilizado por EEUU, Gran Bretaña e Israel para proceder a rediseñar la cartografía del puzzle inconexo formado por dichos países y así lograr unas fronteras estratégicamente ventajosas para Israel, siguiendo el plan orquestado hace 60 años de forma conjunta por los gobiernos de Gran Bretaña , Estados Unidos e Israel y que contaría con el respaldo de los principales aliados occidentales.
En este convulso escenario geopolítico, la decisión del Papa Francisco de convocar una jornada de ayuno y oración el día 7 de Septiembre, invitando expresamente a unirse a esta iniciativa “a los hermanos cristianos no católicos, a los que pertenecen a otras religiones y a los hombres de buena voluntad”, (invitación a la que tanto el Gran Muftí de Damasco, Ahmad Badreddin Hassou, líder espiritual del Islam sunnita, como el patriarca ecuménico de Constantinopla, Bartolomeo I habrían respondido expresando su gratitud por la convocatoria), habría sido todo un misil en la línea de flotación de la estrategia de EEUU en la zona.
Además, Francisco habría iniciado una ofensiva diplomática en toda regla para evitar la guerra en Siria, enviando un mensaje a Putin y los jefes de estado reunidos en el G-20 y convocando a todos los embajadores con acreditación ante la Santa Sede para que “eviten un conflicto militar en Siria”, pues según Francisco “el diálogo y la negociación es el único camino para la paz, basado en un nuevo sistema de relaciones de convivencia basadas en la justicia y en el amor “, con lo que se haría granjeado la enemistad de EEUU y de sus aliados Turquía, Israel y Arabia Saudí , no siendo descartable la gestación de una trama endógena que intente reconducir a la Iglesia Romana a la senda de los pontificados tutelados por el verdadero poder en la sombra (establishment vaticano) y contando de nuevo con la ayuda inestimable de la CIA como colaborador necesario.
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