Ante la comparecencia de cierre del curso político realizado por el Presidente de Gobierno, el líder de la oposición, ha intentado bajar de la nube a un Sánchez encantado de sí mismo. Me ha parecido entender que le ha recordado las cifras desoladoras de la pandemia y la profundidad de la crisis económica, así como la quiebra de confianza que supone su dependencia de quienes no creen en la Constitución y han protagonizado un intento de golpe de Estado.
Además, Casado, líder de la oposición, le ha recordado sus ofertas de pactos de Estado para una ley de pandemias y para la reforma del sistema educativo, que Sánchez ha ignorado porque ha preferido siempre consolidar la llamada por algunos “mayoría Frankenstein”.
El balance de Sánchez ha tenido mucho de fuegos artificiales. Lo confía todo a la recuperación económica, pero las semillas de ruptura que su política ha sembrado seguirán produciendo daños aunque, afortunadamente, el PIB vuelva a crecer con fuerza.
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