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Confesión (II)

Amor, a pesar de la distancia
Aurora Peregrina Varela Rodriguez
martes, 20 de diciembre de 2016, 00:12 h (CET)
Camino de casa la gata cortó dos rosas, una para el pelo y la otra para el pecho... Una amapola tan guapa sería una mujer de ensueño, nadie podría resistirse a sus encantos, pero sus rosas tenían espinas para defenderse de delincuentes y hombres malos.

Renació tímido, el amanecer, todo prometía y "gato" llegó y la vio, en camisón, con su bata y sus dos rosas...

Tenía un ramo de margaritas en su mano, era sincero, generoso, estaba cumpliendo y pidió su mano, quería un abrazo antes de la boda, pero ella no quiso, daría un brinco y se escaparía muy lejos si se le acercaba, pero "gato" subió y la besó y el mundo entero se estremeció a sus pies. Aún algo más raro pasó después, no volvió a verle, se fue y no se vieron más. Se fue con lo más sagrado que guardaba esa chica.

La "gata" conoció sin desearlo el amor y tuvo “una pequeña amapola”, pasaron seis años y seguía con su niña y una nueva compañía, un hombre que también quería casarse con ella.

"Gato" se fue de contrabando, pistola en mano, rifle, cañón, se lo llevaron... Al fin desiste y casa con Pablo y tiene otro hijo... ella ya no quiere más.

Vida monótona, se acercaba al balcón pero no veía trepar a su "gato", sino unos gatitos pequeños que nacieran entre los matorrales, lindos que eran, les alimentaba en la mañana y en la noche, también les daba las medicinas necesarias, les recordaban a su “gato”. Ahora pensaba en que estaba casada y no… con Tomás...

Milagros, la pequeña amapola, era una chica hermosa, elegante, bien formada, ambiciosa, sabía hablar, pensaba acertadamente, quería conocer a su padre "gato" y no quería a Pablo.

Pasados 15 años "gato" volvió en su caballo blanco, estaba más guapo aún, había estado muy lejos, su vida fue el contrabando lo golpearon y secuestraron para la misión, era una vida que no deseaba. Se vieron y se besaron… se explicaron todo lo que les pasara en sus años separados, tenía que volver a marchar, le perseguían.

-Misericordia para pedirle a Dios, que me saque pronto de aquí, que me libere de estas cadenas, que se apiade de mi corazón. Pedirle paz y amor. Libertad también, salir de esta cueva ya, me persiguen, me atacan, me quieren dar fin, pero Dios, que no sea. Brindo por la "libertad", "la paz" y "el amor". Le dijo “gato”

Amapola y Tomás, valiente caballero que quería ser señor, no le han dejado, robo por medio y vagabundeando fue haciéndose el malo... ¿qué pasará ahora?... ¿Vivirían en pecado?, pensó en matar a Pablo, pistola en mano, pero no pudo, el divorcio estaba mal visto, ella ya se casara siendo madre, Pablo quiso a una mujer manchada y ella le estaba agradecida, pero no estaba enamorada, ¿quién iba a pensar que "gato" volvería?..

"Gato" conoció a Pablito, tenía los ojos de Pablo grande, que pena que hubiese nacido, un día "gato" dijo a su "gata": mejor dejarlo para siempre... no hay futuro y la besó. Quiero formar un hogar, Milagros se olvidará de "gato".

¿Qué final espera a esta historia que ahora hace su más triste confesión?, abierto, pues no, tiene un final bien definido.

Pablo encontró la muerte al caer de su burra Petra, todos le lloraron pues era un santo caballero, amable, buen padre, encantador.

Amapola y Tomás el "gato" se miraron a los ojos diez días después del entierro, ella amorosa, él ¿quién sabe como estaba él?, después de todo tenía su corazoncito, el muerto aún estaba fresco en la tumba… pero pasados seis meses tenían pensado juntarse y casarse. Pablo en el cielo lo comprendería, ni se enterará. Él partió, pero los que quedan vivos deben mirar por ellos, por su felicidad. Se separaron por causas ajenas, graves, no a voluntad, tenían una hija en común y pasión, mucha pasión. ¡Al diablo con Pablo que igual está en el infierno!, exclamaron.

La boda fue íntima, congeniaban bien y eran una familia feliz, esta es la historia de Amapola y el "gato" Tomás, y como no hay dos sin tres hubo otro retoño al que llamaron "Libertad".

Continuará…

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