A mediados de los años ochenta del pasado siglo, con las remontadas europeas del Real Madrid, se acuñó el término ‘miedo escénico’. Significaba, en palabras de Jorge Valdano, el temor del futbolista visitante a jugar en el Santiago Bernabéu. Cristiano Ronaldo no padece esto. El marca goles y está cómodo en Chamartín; pero sí lo sufre cuando enfrente está un adversario de postín: Barcelona, Bayern Múnich, Milán o Chelsea. No es el mismo Cristiano Ronaldo de siempre. Ahora dispone de una ocasión de oro de espantar fantasmas: 180 minutos contra Barcelona y Bayern.
| | Los grandes jugadores, aquellos que cuestan millones de euros, son aquellos que aparecen en los momentos más importantes de los encuentros de tronío, donde sus acciones, en solitario mayormente, marcan el devenir de estas citas, siendo éstas recordadas para la eternidad, entrando en los anales delfútbol. No es el caso de Cristiano Ronaldo en el Real Madrid. El luso es un martillo pilón en cualquier encuentro ‘simple’ de Liga o Champions League y ante cualquier adversario, pero se aturulla en las citas más decisivas de la temporada, cuando están sobre la mesa Ligas y Champions. La excepción fue aquella final de la pasada edición de la Copa del Rey -se cumple un año-, donde anotó el tanto del triunfo. Fue su oasis.
Porque después de esto, el desierto. Cristiano Ronaldo, camino de ser uno de los mejores goleadores de todos los tiempos -actualmente es Bota de Oro y recordman de la Liga en España con 41 tantos - no brilla como acostumbra en los encuentros más transcendentales, como acontece recientemente en los duelos ante los grandes clubes europeos como el Barcelona o Bayern Múnich. Su balance, no sólo goleador, sino también participativo, es muy triste: 4 tantos-uno de ellos de penalti- en 13 encuentros contra el Barcelona (si sumamos los disputados con la camiseta del Manchester en Champions) contabilizando desde 2006 entre Liga, Europa y Copa del Rey. El consuelo: ha marcado en los dos últimos clásicos, disputados en Copa del Rey.
Pero si enfrente no está el Barcelona, Cristiano Ronaldo tampoco es capaz de deslumbrar: acertó, tras errar un mano a mano, en la asistencia a Özil en Múnich, pero poco más para todo un Balón de Oro. Y hace dos temporadas, sólo anotó un tanto ante el Lyon en el cruce de octavos de Champions. Hay más ejemplos. En ese primer año en Madrid, Cristiano Ronaldo tampoco fue capaz de brillar -no marcó- comoacostumbra en los duelos contra el Milán en la fase de grupos. Y en la temporada siguiente, ya con Mourinho, tampoco lo consiguió en la reedición de las citas contra el Milán.
Virus nacido en Inglaterra
Durante el último clásico de Liga -disputado en el Santiago Bernabéu, con victoria del Barcelona (1-3)- más de un socio y aficionado madridista utilizó música de viento para recriminar a Cristiano Ronaldo su escaso bagaje ante el Barcelona, e irremediablemente en su duelo comparativo con Messi. El argentino,por ejemplo, ha sido capaz de superar a Casillas en 13 ocasiones en 16 encuentros entre Real Madrid y Barcelona, aunque suma 3 clásicos de sequía goleadora. ¿Por qué estas diferencias? Quizá sea una cuestión de ansiedad, nerviosismo o ganas de cumplir sabiendo que se debe cumplir obligatoriamente o simplemente rachas indescifrables de delanteros.
O no tanto. Porque Cristiano Ronaldo ya tenía este ‘problema’ en la Premier League: allí tampoco era el mismo Cristiano Ronaldo de siempre cuando enfrente estaba un adversario de postín. Frente al Chelsea, por ejemplo, el luso sólo fue capaz de anotar un tanto en 11 enfrentamientos directos, amén de recordar su fallo desde los once metros en la final de Champions League que protagonizaron ambos clubes en Moscú; aunque Cristiano Ronaldo acabó conquistando dicho trofeo tras marcar el tanto del United. Más o menos le sucedió contra Arsenal (2 goles en 11 partidos) o Liverpool (2 en 8). En definitiva, que Cristiano Ronaldo cuenta con una reválida de 180 minutos consecutivos ante Barcelona y Bayern Múnich.
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