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Helenismo

Una época de incertidumbre y de búsqueda de sentido
José Manuel López García
jueves, 19 de octubre de 2017, 08:00 h (CET)
Es el periodo que abarca, aproximadamente, desde la muerte de Alejando Magno en el 323 a.C. hasta el año 148 a. C. en que Macedonia pasa a manos de Roma como provincia romana. Las monarquías helenísticas suceden a las polis o ciudades estado. Se intensifican las diferencias entre las clases sociales.

Además, la inestabilidad política es algo que se percibe en el ambiente de la época. El individuo se encuentra perdido, ya que no posee un marco de referencia estable en el que desarrollar su vida. La humanidad es el nuevo paradigma social para los sujetos. Las personas buscan la autosuficiencia y la autonomía en su existencia en la realidad social. Y, como en pleno siglo XXI, los seres humanos deseaban seguridad y felicidad individual.

En el Helenismo los fines prácticos son lo esencial. Ya que el sabio no es únicamente el que sabe sino también el que sabe vivir. La finalidad moral es esencial para el logro de una vida racional y satisfactoria, en todos los sentidos.

El término helenístico fue usado por primera vez por el historiador alemán Droysen. Existió un proceso de helenización de los pueblos orientales después de la conquista de Alejando Magno. La lengua y la cultura griega jugaron un papel fundamental. Hubo una mezcla de ideas filosóficas, religiosas y científicas. En el periodo helenístico mucha gente vivía insegura y con pesimismo y buscaba salvación y consuelo. En el Helenismo destacan varias escuelas filosóficas: Epicureísmo, Estoicismo, Escepticismo, Neoplatonismo, Cinismo.

Los escépticos afirmaban en su doctrina del conocimiento que no hay ningún saber firme. Esto es claramente falso, ya que son verificables numerosos conocimientos con los procedimientos y métodos adecuados. El valor del saber de las diversas ciencias está fuera de toda duda. Y el incremento de los conocimientos ha sido exponencial hasta nuestros días. La filosofía cínica pretendía que se siguiera una forma de vida que llevara a la autosuficiencia y la impasibilidad. Los filósofos cínicos indicaban la necesidad de la autoafirmación individual frente a lo que consideraban que era una sociedad alienante y coaccionadora en el siglo IV a. C. en Grecia.

En cambio, los estoicos consideraban que resistir y ser pacientes ante las adversidades de la vida es la mejor conducta y la más racional. No caer en los vicios y en la pereza también es algo loable y bueno desde un planteamiento estoico. El esfuerzo, la constancia, la perseverancia y la tenacidad eran algo apreciado por los estoicos.

El perfeccionamiento de la conducta individual y el deseo de ser más sabios es algo positivo en sí mismo, desde un enfoque estoico. No en vano, Séneca escribió sus célebres Tratados Morales que son obras valiosas, por los planteamientos éticos que son ejemplificados y expuestos a través de consejos y sugerencias en sus páginas.

Especialmente brillante es el tratado De la brevedad de la vida. En efecto, la vida es larga para el que la saber aprovechar y no derrocha el tiempo a manos llenas creyendo que nunca se va a acabar. El equilibrio y la serenidad de la mente o del ánimo es lo que hace posible una vida feliz de los seres humanos. Sabiendo que somos seres limitados y que no podemos hacerlo todo, ya que es preciso elegir lo que queremos realizar, como decía el filósofo Julián Marías.

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