MADRID, 05 (SERVIMEDIA)
Cualquier candidato a secretario general de Podemos debe llevar al menos seis meses siendo militante del partido, cosa que ni siquiera es de momento la vicepresidenta tercera del Gobierno Yolanda Díaz, a quien Pablo Iglesias quiere como candidata de Unidas Podemos a las próximas elecciones generales.
Así lo recoge el Documento Organizativo aprobado en mayo pasado en la III Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, y que ha sido recogido por Servimedia. El artículo 14, relativo a la Secretaría General Estatal, establece que “la persona que ocupe la Secretaría General será elegida por la Asamblea Ciudadana de Podemos mediante sufragio libre y directo”, y que “las candidaturas se presentarán de acuerdo al establecimiento de un reglamento que exigirá, como requisito, una antigüedad mínima de seis meses de inscripción en Podemos”.
Es decir, que Díaz, que aún no milita en Podemos sino en el Partido Comunista de España, debería primero darse de baja de éste último, luego ingresar en aquél y a partir de ahí esperar seis meses antes de presentarse como candidata a que las bases de Podemos la voten o ratifiquen en Asamblea Ciudadana como nueva secretaria general. Si no lo hiciera, podría, por supuesto, ser la candidata pactada por Podemos, IU y Catalunya en Comú para encabezar su candidatura conjunta a unas elecciones, pero de esa forma Podemos cedería de facto al PCE el liderazgo del espacio confederal que ha ostentado siempre.
Fuentes cercanas a la vicepresidenta consultadas por esta agencia se limitaron a recordar que Díaz no milita en Podemos, mientras que fuentes cercanas a Iglesias no quisieron aclarar si el hasta ahora secretario general del partido dimitió ayer oficialmente en la Ejecutiva extraordinaria que se convocó en la noche electoral de los comicios autonómicos de Madrid o sólo anunció ante la prensa que lo iba a hacer.
ASAMBLEA EXTRAORDINARIA
Desde el momento en que Iglesias renunciara oficialmente al puesto, el mismo documento organizativo parece sugerir que habría que convocar una Asamblea Ciudadana para elegir a un sucesor. De hecho, éste es uno de los motivos que se recogen como justificantes de una edición extraordinaria del máximo órgano del partido, el conjunto de todos los inscritos, al que se otorga un carácter “permanente”, sin necesidad de esperar los 18 meses mínimos que han de transcurrir entre dos de carácter ordinario.
El artículo 3 del citado documento recoge: “La Asamblea Ciudadana permanente podrá convocarse de manera extraordinaria, sin haberse cumplido el plazo mínimo de dieciocho meses y para los mismos fines que la ordinaria, cuando: 1) Fallezca, renuncie, resulte incapacitada o cese la persona que ocupa la Secretaría General. 2) Se dé cualquier otra circunstancia de relevancia orgánica o política excepcional apreciada por la Secretaría General o por tres cuartas partes del Consejo Ciudadano Estatal sobre sus integrantes originales”.
Poco antes, el mismo artículo puntualiza que, “para garantizar la coherencia del proyecto, la elección de la línea estratégica general, de la Secretaría General y la composición del Consejo Ciudadano se llevará a cabo de forma relacionada y en un mismo proceso”. Es decir, que la sucesión de Iglesias no se limitaría a elegir a otro candidato en su lugar, sino que habría que arrancar un proceso global donde las diferentes candidaturas tendrían que elaborar sus correspondientes documentos políticos, organizativos y éticos y conformar sus respectivas listas al Consejo Ciudadano, recoger avales y presentarse a primarias.
Por tanto, si se materializa el inopinado anuncio que realizó anoche el líder de Podemos de que dejaba todos sus cargos y abandonaba la política de partido, porque ya no suma al proyecto común sino que se ha convertido en un “chivo expiatorio” que moviliza más a sus adversarios, obligará a elegir a un secretario general que milite en la formación, y no podrá ser por lo tanto Yolanda Díaz. Y, una vez se nombrara a ese secretario general, sólo tendría que dar paso a la actual vicepresidenta si ésta se inscribiera en Podemos, pasaran seis meses y, o bien el nuevo líder o bien tres cuartas partes del Consejo Ciudadano presumiblemente formado por afines a él, accedieran a convocar otra asamblea extraordinaria para sustituirlo por Díaz.
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