MADRID, 28 (SERVIMEDIA)
El Instituto Cervantes acogió este jueves en su sede de Madrid un homenaje a Juan Peña, alias ‘El Lebrijano’ (1941-2016) en el marco del cual se depositó un legado ‘in memoriam’ en la Caja de las Letras de la institución cervantina compuesto por varios de sus discos más destacados en formato LP y CD, entre los que se encuentran una ópera flamenca, un álbum de colaboraciones con artistas como Rocío Jurado y Manolo Sanlúcar y su último trabajo, en el que rindió tributo a Gabriel García Márquez.
En el acto participaron el director de Gabinete y Comunicación Institucional del Cervantes, Philippe Robertet; el alcalde de la localidad sevillana de Lebrija, José Antonio Barroso; y Juan José Peña, hijo del artista, según informó la institución cervantina.
El legado de ‘El Lebrijano’ se incorporó a la caja de seguridad número 872 de la Caja de las Letras, componiéndose de cinco LP (‘Persecución’, ‘La Palabra de Dios a un gitano’, ‘Tierra’, ‘Ven y Sígueme’ y ‘Lebrijano en el Teatro Real’), los CD ‘Casablanca’ y ‘Cuando Lebrijano canta se moja el agua’ y un ‘pendrive’ dentro de un estuche, con grabaciones realizadas en las décadas de 1960 y de 1970.
En su intervención, Juan José Peña recordó que “mi padre era un hombre sencillo y bueno, y mi corazón está lleno de alegría y agradecimiento a todos los que han hecho posible esto” y añadió que el homenaje del Cervantes supone “un honor y un reconocimiento a una persona que lo hizo todo en su vida y se centro en hacerlo lo mejor posible para aportar su visión del flamenco”.
También apuntó que la “extensa trayectoria” de ‘El Lebrijano’, que comprende una treintena de discos, “dificultó la posibilidad de reunirlos todos para el legado”, lo que provocó que se optara por el antedicho ‘pendrive’ en el que se recogen grabaciones “con ortodoxia flamenca” y colaboraciones con guitarristas como Paco de Lucía o Paco Aguilera. “Son personas que ya no están entre nosotros, pero si hoy en día venimos aquí es porque muchos anteriores han hecho un trabajo para que el flamenco se dignifique como cultura”, observó.
Repasó los álbumes entregados, comenzando por ‘La Palabra de Dios a un gitano’, que “está dedicado a La Niña de los Peines, es sinfónico y, en mi opinión, el primer disco de música flamenca vanguardista”; de ‘Persecución’ expuso que “ha sido y sigue siendo muy importante para muchos colectivos y el pueblo gitano” y recordó que fue grabado con Franco vivo, por lo que su padre “se la jugó un poco”; de ‘Lebrijano en el Teatro Real’ apuntó que representó la entrada del primer artista flamenco en el coliseo madrileño en 1979; de ‘Ven y sígueme’ reseñó que se entendió como una “ópera flamenca” en la que participan artistas como Rocío Jurado y Manolo Sanlúcar y afirmó que “está basado en los Evangelios de San Mateo, es muy visual y se puede llevar incluso a teatro, todavía está por desarrollar”.
En cuanto al disco ‘Tierra’, supuso la visión de ‘El Lebrijano’ de la travesía de Cristóbal Colón a América; de ‘Casablanca’ indicó que se trata de “la recuperación de la música arábigo andaluza”; y de ‘Cuando Lebrijano canta se moja el agua’ consideró que se puede entender como un homenaje a García Márquez.
Por su parte, el alcalde de Lebrija arguyó que ‘El Lebrijano’ ha dejado un “legado imponente que hay que preservar” y saludó que con el “bautizo artístico” con el nombre de su localidad el cantaor “adoptó una identidad propia que le conectaría por siempre con sus raíces y su tierra”.
José Antonio Barroso concluyó su intervención afirmando que “cuando Juan terminaba de cantar, ocurría lo que sólo ocurre con los grandes: su voz se quedaba en nuestra memoria. Su voz nunca se ha apagado, persiste en nuestros recuerdos y ‘El Lebrijano’ y su música son memorables”.
Tras el homenaje, el Cervantes acogió un coloquio en el que participaron el director del Instituto de Cultura Gitana, Diego Fernández, y el periodista Alfonso García. La conversación contó con las actuaciones del cantaor José Valencia y del guitarrista Pedro María Peña.
|