Cuenta una antigua leyenda, que en el principio de los tiempos existían dos especies de titanes enfrentadas: la familia de colosos de los Radiquero (Huesca) y la del clan de Las Almunias de Rodellar. El primer Radiquero empezó siendo un submarino que para ver dentro del mar utilizaban un radar intuitivo. Y para captar lo que sucedía en el exterior, usaba un periscopio verbal que interpretaba con palabras lo que percibía. Sin embargo, al otro lado de la incomparable Sierra de Guara, habitaban los gigantes de Las Almunias de Rodellar. Éstos empezaron siendo trenes. Y su forma de circular por el mundo era a través de raíles heredados. Y para saber lo que acontecía en tierra, empleaban catenarias que les daba acceso al cable de la verdad. Estos dos grupos siempre acababan discutiendo. Y cuando la controversia era más acalorada, entonces llegaban a las manos. Y tenían que pasar algunos siglos para que las aguas volvieran a su cauce. Y es que, entre nosotros, nunca podían llegar a un acuerdo porque los Radiquero, se guiaban por las intuiciones y el manejo de las palabras para explicar la existencia. Y Las Almunias de Rodellar, aunque tenían acceso a información privilegiada, circulaba por raíles fijos de los que no se podía inhibir un ápice. La verdad era que no podían llegar a un acuerdo porque los dos pertenecían a especies diferentes y sus realidades no tenían nada que ver. La única postura admisible era el respeto mutuo. Pero esto era demasiado pedir. De forma que así siguen hasta nuestros días….