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La mayoría de los vocales del Consejo Fiscal se ha plantado. Han elaborado un informe contra la Ley de Amnistía, como respuesta a la petición del Senado, que no deja lugar a la duda y que retrata al fiscal general del Estado.
Una amnistía, como recuerdan los fiscales, supone la quiebra de separación de poderes como elemento estructural del Estado de Derecho y supone el incumplimiento de los principios de seguridad jurídica y de interdicción. Asimismo, afirman que la jurisprudencia del Tribunal Constitucional no puede ser utilizada como precedente para avalar la constitucionalidad de la amnistía. Los fiscales que firman el informe acusan al fiscal general del Estado de ocultarles las reiteradas peticiones del Senado para informar sobre la Ley.
Aunque criticada por su nivel de simplificación, la teoría del cerebro reptiliano, difundida por el neurólogo Paul D. MacLean en la década de 1960, se presenta atrayente para los legos en la materia, como es el caso de quien suscribe, pues nos retrotrae a otros esquematismos explicativos, verbigracia, el de infraestructura/superestructura.
Las especulaciones del pensamiento, sean de gente común o de egregios pensadores, cotizan a la baja frente a los requerimientos prácticos; generan una serie de abstracciones teóricas, difíciles de amoldar en la encarnadura de lo que son el ser humano concreto, el individuo, y el sujeto colectivo.
Hemos pasado de la “gloriosa” etapa del nacionalcatolicismo, en la que todo era cumplimiento y parabienes, a una especie de paso a la persecución solapada y el ninguneo –cuando no desprecio- hacia la Iglesia Católica. Los cristianos de a pie vemos como desciende de una manera exagerada el número de los que se consideran católicos, mientras muchos renuncian a su pertenencia a una fe que confesaron en su día, y que hoy la consideran como algo “cultural” y arcaico.
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