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Pedro Calvo Hernando
Columna de opinón
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MADRID, 6 (OTR/PRESS) Aunque la encuesta del CIS sobre las elecciones madrileñas del 4 de mayo presenta un panorama confuso, no lo es tanto para que nos impida algunos análisis, por muy confusos que pudieran resultar. Ese empate entre la derecha y la izquierda que se atisba en sus resultados es más que suficiente para merecer una atención política en estos momentos de incertidumbre por los numerosos elementos contradictorios que concurren. Ya sé que es arriesgada cualquier interpretación, pero queda bien claro que estamos ante un acontecimiento próximo que puede cambiar profundamente las perspectivas políticas de España.
Y en primer lugar, la encuesta nos lleva a un terreno en el que la proximidad de esos comicios autonómicos de Madrid la dotan de un especial interés, si se tiene en cuenta el cúmulo de circunstancias que la convierten en la clave más próxima del futuro político de este país. Además, el CIS, por mucho que le critiquemos, tiene bien acreditada su seriedad para que no sea posible despachar el tema con un desprecio, que resultaría estúpido y de clara manipulación política. Para eso ya tenemos a la presidenta de la Comunidad, la señora Ayuso, quien, por lo demás, contribuye brillantemente a la llenada del interés político intenso en el panorama nacional (además me cae bien, por muy poco que me crea sus historias).
El eje del profundo interés político de la encuesta es lo mucho que tiene que ver con el cogollo de la actualidad política, en el que claramente se inserta el protagonismo de las elecciones del 4 de mayo, que es el asunto de mayor importancia e interés de cuantos tenemos pendientes y más próximos. Yo pondría en primer lugar los datos que afectan al presidente del Gobierno, a la vista de que Pedro Sánchez aparece reforzado en los datos del CIS, como es claro y evidente. Esto refuerza el dato de que el presidente viene siendo el principal y más acreditado protagonista político desde que se encuentra en el poder.
Por otro lado, el CIS pone de relieve que tal vez tienen razón quienes afirman que Ayuso se equivocó al convocar esas elecciones, que la ponían en peligro, lo que ahora ya resulta evidente. Yo me he preguntado muchas veces por qué lo hizo y por qué no pensó que el tema se podía venir en contra. El tema es complicado, mucho, y lleno de riesgos. Menos mal que también sirve para crear emoción, incertidumbre y tensión sana en la política general del país. ¿Será por excesivo afán de protagonismo presencial?
De modo que nos espera un mes entero de emoción política y además de signo muy distinto a la aportada por la pandemia y todo lo que la acompaña. Y eso, por si no era bastante lo que teníamos encima. ¿Habrá que agradecerle a la señora Ayuso que nos lo haya hecho posible?. Pues seguramente. Creo que se me nota demasiado mi admiración por ella, cosa que no me importa, porque además todos somos libres de admirar y demostrar por qué lo hacemos. Pues dispongámonos a la tensa espera, que al final a lo mejor nos trae magnícas noticias.
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Enmedio mismo de la Semana Santa, dos ideas me ocupan y me inquietan sobremanera, mientras que el país se agita en los deseos de solución para las grandes incertidumbres que nos asaltan de forma permanente. La primera de esas ideas consiste en la incertidumbre general sobre lo que puede suceder en el próximo futuro. Y la segunda idea se refiere a lo que podemos y debemos hacer entre todos para salir de este gran atolladero que nos atormenta o que debería atormentarnos a todos.
31 de marzo de 2021.
Los ültimos días están siendo de una extraordinaria riqueza en los acontecimientos y la información política, algo muy de agradecer, pero especial atención creo que merece todo lo relacionado con la deción de Pablo Iglesias en relación con su abandono del Gobierno para concurrir a las elecciones de Madrid, para intentar desbancar a Isabel Ayuso. Todo eso sin mencionar ahora lo relacionado con la situación polïtica en Murcia. Pero vayamos por partes, pues el tema vale bien la pena, pues parece que estamos ante unos hechos de especial interés político e informativo.
17 de marzo de 2021.
La fecha del 8 de Marzo ha significado esta vez algo más si cabe que en años anteriores, por obvias razones de la coyuntura pandémica, que viene marcando el protagonismo de los últimos meses. Cuando todo esto pase, nos parecerá mentira que hayamos tenido que vivir en esas circunstancias tan tremendamente peculiares. Todo llegará, todo pasará y quizá a muchos les parecerá mentira. Es muy pronto, de todos modos, para sacar ya conclusiones, que serían precipitadas, pero ya podemos hacernos una idea. Y coincidamos en valorar lo que esta coyuntura significa o puede significar.
10 de marzo de 2021.
Mucho cuidado, que no ocurra otra vez la marcha atrás en la evolución de la pandemia y en Semana Santa nos llevemos la gran sorpresa. Sería casi de risa, si no fuese de lágrimas. Ya sabemos que ese destino es muy ingobernable, por lo que todas las precauciones y cuidados son pocos siempre. Repetir la triste historia sería absolutamente imperdonable. De modo que lo único sensato es extremar las precauciones para no caer en una trampa que podría ser irreversible. Pero bueno, de momento la evolución de las cosas parece ahora más favorable que nunca en los pasados meses. Que Dios nos eche una mano.
3 de marzo de 2021.
La actualidad política choca contra un importante avance y un importante retroceso. El primero es la negociación a favor de la renovación del Poder Judicial. Y el retroceso está en los disturbios de protesta por la detención de Pablo Hasél. En todo caso, yo diría que esto supone una muestra de contradicción dinámica en la vida políca española de actualidad, lo que puede signicar un factor positivo por contener un síndrome de realidad viva, algo que favorece a la política española. Eso será discutible, pero encierra un claro factor positivo, al significar que en la vida política de la nación actúa claramente un factor de dinamismo político que presta viveza a la realidad.
24 de febrero de 2021.
Las elecciones catalanas del 14-F están llenas de enseñanzas. La primera puede ser la derrota de la derecha con la excepción de Vox, que da un paso más en su aproximación a convertirse en la protagonista del sector conservador, o mejor dicho, ultraconservador. Es un golpe duro para el PP y para sus dirigentes, empezando por Pablo Casado, que se encuentran ante la alarma favorecida por la coincidencia de la fecha electoral con el tema protagónico de Luis Bárcenas. Demasiados golpes simultáneos contra la derecha, que no acierta a saber defenderse en esta difícil coyuntura y que ve alejarse cada vez más su oportunidad.
17 de febrero de 2021.
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