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Opus Dei: Comentario crítico a una carta (IX)

En 2008 un grupo de 40 ex miembros del Opus Dei planteó ante la Santa Sede una denuncia por las reiteradas prácticas de violencia contra las conciencias
Antonio Moya Somolinos
viernes, 15 de junio de 2018, 07:01 h (CET)

Como es sabido, desde el año 2003 en que un antiguo ex legionario de Cristo empezó a desvelar las prácticas sectarias y corruptas de Marcial Maciel y de la congregación por él fundada, con la publicación del libro "El legionario", la figura de Marcial Maciel empezó a ser cuestionada, a pesar de que Juan Pablo II lo tenía por un santo en vida. Durante los años siguientes fueron aflorando noticias inquietantes, no solo de Marcial Maciel, sino de las prácticas llevadas a cabo por los Legionarios de Cristo, congregación por el fundada, que había copiado muchísimo las normas y la praxis del Opus Dei.

La crisis se desencadenó en toda su fuerza, ya en el pontificado de Benedicto XVI, en el año 2006: El Papa suprimió a los Legionarios de Cristo y destituyó a Marcial Maciel, condenándolo a permanecer totalmente retirado y en oración hasta su muerte, en 2008; y nombró unos gestores encargados de refundar los nuevos Legionarios de Cristo, con estatutos nuevos, dando a los miembros del instituto la opción de reintegrarse en el instituto refundado, o incardinarse en otras diócesis, o secularizarse.


En el año 2010 se dio por terminada la crisis de los Legionarios de Cristo, la cual fue paralela con la que tuvo lugar en el Opus Dei, pues en 2008 un grupo de 40 ex miembros del Opus Dei planteó ante la Santa Sede una denuncia por las reiteradas prácticas de violencia contra las conciencias llevada a cabo en el Opus Dei sistemáticamente y desde los comienzos, vulnerando normas del Código de Derecho Canónico, en concreto, el canon 630 que prohibe obligar o inducir a los miembros de un instituto a dar cuentas de la propia conciencia a otros miembros de ese instituto, lo que supone una violación del fuero interno y de la conciencia de las personas.


No se exactamente qué es lo que pasó tras esa denuncia, aunque sí es cierto que desde la Santa Sede se nombró a quienes debían examinar lo que pasaba con el Opus Dei. (https://gentedeaquivalladolid.wordpress.com/2008/03/19/documento-de-denuncia-de-ex-miembros-del-opus-dei-para-la-santa-sede/ ).


Hay que notar que las acusaciones contra el Opus Dei, como institución, eran exactamente las mismas que las que pesaron contra los Legionarios de Cristo. En la página OpusLibros pueden verse muchísimos paralelismos entre estas dos organizaciones y entre sus fundadores, san Josemaría Escrivá y Marcial Maciel, así como en el trato, consideración y veneración que los diversos seguidores de ambas instituciones les profesaban. (http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=16174 ).


También hay que notar que el problema de los Legionarios de Cristo no era exclusivamente un problema de la cabeza, de Marcial Maciel, sino institucional. El problema de los Legionarios de Cristo era simple y llanamente que se había convertido (o lo era desde el principio) en una secta desde la que se practicaba el control y la violencia hacia la conciencia de sus miembros.


Si el problema de los Legionarios de Cristo hubiera sido simplemente la persona, perturbada, de Marcial Maciel, con haberlo destituido y nombrar un sustituto habría bastado. Y no fue así: Benedicto XVI suprimió y refundó el instituto, purificándolo de todo lo que era contrario al evangelio de Cristo.


Un ejemplo nos puede ayudar a entender esto: Cuando san Juan Pablo II destituyó al prepósito general de los jesuitas, Pedro Arrupe, y nombró en su lugar al padre Deza, no tocó ni un ápice de las constituciones de la Compañía de Jesús: Entendía ahí el pontífice, por las razones que sean, que el padre Arrupe no debía estar al frente de la Compañía de Jesús, y lo removió; pero a la institución no la tocó, la dejó exactamente igual. Esto quiere decir que, para el Papa, la institución gozaba de buena salud, aunque no lo entendiera así respecto de quien la gobernaba entonces.


El problema de los Legionarios de Cristo no era solo Marcial Maciel. El problema estaba en la propia institución, en la que no era posible amar a Dios con libertad.


¿Por qué no hizo lo mismo Benedicto XVI con el Opus Dei cuando la violencia que se ejercía desde el Opus Dei contra las conciencias era igual que la que se llevaba a cabo desde quienes les habían copiado, los Legionarios de Cristo?

En mi opinión, yo daría dos motivos. El primero es que, mientras que en la vida de Marcial Maciel se descubrieron graves escándalos, en la vida del entonces prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, no había escándalos que mencionar. Aunque los escándalos de Marcial Maciel son distintos y separables del problema institucional, también es cierto que esos escándalos, en la cabeza, arrastraron la caída de la institución, cosa que no pasó en el Opus Dei.


El segundo motivo que yo daría es derivado del primero: Al no haber escándalos en la cabeza, cabía buscar para el Opus Dei una solución distinta, más sosegada, discreta, menos drástica y dolorosa que para los Legionarios de Cristo. Y me parece que eso es lo que hizo el Papa. De las actuaciones que haya habido como consecuencia de la mencionada denuncia de 2008 nada se sabe, por lo menos, yo.


Lo que sí sabemos es que, si en 2010 tuvo lugar el final de la crisis de los Legionarios de Cristo, en octubre de 2011, con fecha del día 2 de ese mes, podría entenderse como finalizada la crisis del Opus Dei nacida de la denuncia de 2008.


En esa fecha, el prelado del Opus Dei publicó una carta dirigida a los miembros del Opus Dei que evidentemente, al igual que la carta del actual prelado de 9 de enero de este año, tenía "otro destinatario real": el Papa. Esto lo trataremos mañana. 

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