Retomando el hilo de lo que decíamos anteayer, hemos hablado antes de esos certificados que no se extienden a quienes salen del Opus Dei. Una causa puede ser la económica, como hemos expuesto. Hay quien apunta otra causa que ya ha sido tocada en el foro: A pesar de la evidente crisis que padecen, no solo el Opus Dei, sino otras muchas instituciones de la Iglesia, en el sentido de pérdida de efectivos, el Opus Dei, a través de sus boletines de las Oficinas de Información del Opus Dei, nunca ha reconocido ir marcha atrás. Actualmente sostiene que son algo más de 92.000 miembros, lo que contradice la languidez que viene siendo patente desde hace años.
Como en OpusLibros hay gente para todo, hay quien se ha molestado en demostrar que el Opus Dei miente en cuanto a las cifras, y en concreto, respecto al número de miembros, dato que todos los años es objeto de informe a los anuarios pontificios. Véase el siguiente enlace: http://www.opus-info.org/index.php? title=Estad%C3%ADsticas_sobre_cuantos_miembros_tiene_el_opus .
Mientras todas las instituciones de la Iglesia reconocen abiertamente el descenso de efectivos que padecen desde hace años, el Opus Dei siempre sostiene un aumento constante del número de sus miembros de año en año. Lo contrario les llevaría a aceptar esa crisis que padecen.
A mi modo de ver, esto es una huída hacia adelante que hará que el batacazo, cuando llegue, sea mayor. Ese afán de número cada vez mayor les está cegando. En alguna ocasión he hablado de este tema en otras instituciones.
Una monja amiga mía, que pertenece a un instituto religioso extendido solo por seis o siete países y con solo unas trescientas religiosas, ancianas la mayoría, y cuyo instituto lleva unos 400 años, me comentaba que hay que aceptar la voluntad de Dios e intentar ver los signos de los tiempos, en el sentido de que puede ser que el Señor haya dispuesto que la misión que ellas debían cumplir corporativamente en esta tierra y en la historia, esté tocando a su fin.
En el mismo sentido, hace dos años, escuché una homilía del superior de los Jerónimos del monasterio del Parral, el último reducto de esa orden, que ya solo tiene 9 religiosos, expectantes todos ellos a presenciar, si Dios lo quiere así, el final de su orden. Expectantes pero conformes con la voluntad de Dios.
Podríamos hablar también de los Mercedarios, cuyo carisma inicial, redimir cautivos, parece que no tiene cabida en el mundo de hoy. Lo que han hecho es revisar el carisma y adaptarlo a los tiempos actuales, para seguir sirviendo a la Iglesia.
Hace cosa de dos o tres años asistí a una misa en una iglesia de Jesuitas en la que se informó de la reunificación de todas las provincias jesuitas de España en una sola. Esto es lo mismo que decir que toman esa medida porque tienen menos gente.
Los franciscanos, me parece que tienen menos novicios en España que los dedos de una mano.
El 90% de los salesianos que hay en España, unos 400, tiene más de 75 años.
Los kikos, aunque no lo dicen, también han tenido un fuerte descenso en los últimos años.
El número, siempre el número. Podré entender esta preocupación en el ámbito de un partido político o un ayuntamiento, pero no me encaja en el ámbito de una organización de tipo religioso, en donde lo que debería contar es la rectitud de intención y el empeño por ser mejores en vez de ser más.
Hace tiempo, el ayuntamiento de Baena, aparte de la correspondiente sanción, vio reducidas una serie de ventajas o prestaciones como consecuencia de que se descubrió que falseaba los datos del padrón y en vez de los 20.000 habitantes que decía tener, en realidad solo tenía unos 17.000, pues los muertos no es legal que se cuenten. Aparte de las sanciones apuntadas, pasaron a tener menos concejales, pues el número de estos también es proporcional a la población.
Es lamentable que en una institución de la Iglesia se actúe de esta manera, aunque no haya contrapartidas, aunque solo sea por vivir la humildad colectiva, aunque no sea nada más que por amar la verdad.
Bien es sabido que hay obispos que tienen mentalidad de general americano y cuentan sus efectivos. Ante una mentalidad así, decir que se suman 92.000 miembros y que se está para apoyar a los obispos diocesanos, a más de uno le puede impresionar.
Pero esto no debería pasar en el seno de la Iglesia. De hecho, no pasa. Yo creo que la mayoría de los cristianos asumimos que estamos viviendo en una sociedad postcristiana. La realidad siempre es el mejor punto de partida para construir.
Probablemente en esos 92.000 "miembros" del Opus Dei estén incluidos los que se han ido o al menos los que llegaron a incorporarse juridicamente y luego se fueron. Como los datos solo los tienen ellos, y no extienden certificados de quienes abandonan la organización, nadie les puede contradecir con pruebas.
El 4 de diciembre de 2011 el Tribunal Supremo condenó al Opus Dei a cancelar los datos personales de una ex-numeraria ( https://elpais.com/diario/2011/12/04/sociedad/1322953203_850215.html ). Quien quiera ver la sentencia en OpusLibros, puede hacerlo pinchando en este enlace: http://www.opus-info.org/index.php? title=Sentencia_de_la_Audiencia_Nacional_sobre_la_protecci%C3%B3n_de_datos_de_caracter_personal Me imagino que con el nuevo Reglamento Europeo de Protección de Datos, publicado en el DOUE número L119/1 de fecha 4 de mayo de 2016, y vigente en la Unión Europea desde el pasado 25 de mayo de 2018, en las delegaciones y comisiones regionales del Opus Dei van a tener algo más de trabajo, sobre todo teniendo en cuenta que, no cumplirlo, sería reincidir en la infracción, debido a la anterior sentencia, además de que el Código Penal Español, en el capítulo 1 del título 10, también se hace eco de este tipo de abusos. Quien quiera leer el mencionado reglamento europeo, puede consultar este enlace: https://www.boe.es/doue/2016/119/L00001-00088.pdf .
San Josemaría sostenía, añadiendo que tenía certeza, que mientras existan hombres sobre la tierra, existirá el Opus Dei. También podemos traer aquí a colación que, cuando el Opus Dei estuvo a punto de separarse en dos organizaciones, una de hombres y otra de mujeres, y destituir a Escrivá del gobierno de la institución, este se presentó ante Pío XII y le dijo que como hiciera eso, a él le mataban.
Si comparamos esta reacción con la que tuvo san Ignacio de Loyola, y que recoge Lamet en una biografía, vemos la diferencia. Decía san Ignacio que si Dios dispusiese en algún momento que la Compañía de Jesús se disolviese como se disuelve un azucarillo en el agua, le bastarían 15 minutos de oración para recuperar la paz.
Proselitismo de multinacional, mentalidad de multinacional. Crecer, crecer, crecer. Echar del mercado a la competencia. Todas estas ideas no casan con el espíritu cristiano, y menos en una organización de la Iglesia. Aunque san Josemaría hablara del Opus Dei como "empresa sobrenatural", ninguna organización de la Iglesia es una empresa.
Huída hacia delante. Como se le de al tiempo la oportunidad de arreglar esto, advierto, el tiempo será cruel y el resultado amargo.
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