Veíamos en la entrega anterior que, con Benedicto XVI hubo problemas. Sin embargo, el problema mayor vino el 13 de marzo de 2013, día en que Francisco, jesuita, fue elegido Papa.
De todos es sabida la animadversión de san Josemaría hacia los jesuitas en general y hacia el padre Arrupe en particular. Esa animadversión también ha permanecido algo latente en la institución, en el Opus Dei. Se puede ver claramente exteriorizada en los tomos 2 y 3 de la biografía sobre san Josemaría Escrivá que tiene por autor a Andrés Vázquez de Prada, aunque verdaderamente, él no la escribió, sino que solo la firmó.
Esta biografía pasa por ser la más completa, documentada y rigurosa de cuantas se han publicado sobre san Josemaría, pero no tiene como autor al que figura como tal. Esta biografía es la biografía que institucionalmente presentó el Opus Dei en el proceso de beatificación de san Josemaría, y posteriormente, con algún pequeño retoque, ha sido firmada por Andrés Vázquez de Prada como autor, pero él no es el autor, sino el que la ha firmado solamente.
Andrés Vázquez de Prada sí que es autor de otra biografía anterior de san Josemaría, malísima, en un solo tomo, de pastas duras coloradas, más ñoña y cursi que el peinado de Corín Tellado o que Pilar Urbano fumando un pitillo. Tan mala era que, a pesar del aparato mediático de las editoriales controladas por el Opus Dei, creo que no llegó a tener segunda edición. Yo todavía guardo un ejemplar de ese libro y puedo asegurar que da tiritona leerlo. Tiene el ISBN 13.9788432122248.
Quizá los directores del Opus Dei vieron la manera de matar dos pájaros de un tiro y le propusieron firmar a Andrés Vázquez de Prada la biografía institucional en tres tomos. De esa manera, por una parte, Vázquez de Prada lavaba su imagen como escritor redicho y remilgado, al quedar en el olvido la biografía que él realmente escribió. Y por otra parte, esto proporcionaba a la prelatura una biografía de Escrivá con autor supuestamente independiente (no es verdad, porque Andrés Vázquez de Prada era miembro numerario del Opus Dei), que posibilitaba ser citada desde la institución entendiendo que era obra de "su autor", no de la prelatura, lo que daba mayor autoridad al citarla, pues se sobreentendía la independencia del autor respecto de la prelatura.
El anterior prelado, Javier Echevarría, la recomendaba muchas veces e incluso en los últimos años de su vida, para argumentar su "unidad" con san Josemaría, decía que ya había leído esa biografía tres veces.
En la página web OpusLibros viene un estudio comparativo de dicha biografía con la presentada por el propio postulador, en nombre de la prelatura, en el proceso de beatificación de san Josemaría, y se demuestra que son la misma con algunos retoques.
Pero me he apartado algo del tema.
Estábamos en que en la biografía de tres tomos firmada por Vázquez de Prada (o sea, elaborada institucionalmente por el Opus Dei), los jesuitas salen muy mal parados. En esa biografía se les ve el plumero institucional. No debió haber gran entusiasmo en la dirección de la prelatura aquel 13 de marzo de 2013, aunque por supuesto, institucionalmente y externamente, desde el Opus Dei siempre se ha mantenido una postura de unidad con el Papa.
Sin embargo, este Papa ha demostrado desde el primer momento, no solo sus inmejorables dotes de gobierno, sino que, ni es tonto, ni da puntadas sin hilo, ni desconoce el más mínimo detalle de lo que quiere. Otra cosa es que sonría mucho, que quiera y que se deje querer por todos. Es lógico que sea así, no solo porque es el padre común de todos los católicos, sino porque la amabilidad es compatible con todo lo que he mencionado. Cuando fue elegido Papa, en el Opus Dei se apresuraron a decir que el entonces consiliario del Opus Dei en Argentina, Mariano Fazio, era amigo suyo.
Yo, cuando alguien alardea de ser amigo de una persona importante, tengo la precaución de esperar a ver qué dice de eso la persona importante. En diversas entrevistas, Mariano Fazio ha dicho que es amigo personal del Papa y que el Papa le ha dicho que le trate de tú. A mí, esto último me parece una tontería porque viendo cómo es el Papa, no me extraña que le haya dicho a medio mundo que le traten de tú.
Lo que no he visto por ninguna parte es una declaración del Papa mencionando con entusiasmo la supuesta amistad que le une a Mariano Fazio. Yo me imagino que cuando a alguien le eligen Papa, aparecen, como moscas, los amigos hasta debajo de las piedras. Digo esto porque eso mismo he visto que sucede con otros cargos y carguillos públicos, y no iba a ser menos con el honor de ser el Sumo Pontífice. Siempre han existido los trompeteros y aduladores, en todas partes. Huelga decir que a todo el mundo le gusta presumir de tener al Papa por amigo. Lo que hay que ver es si realmente el Papa se considera especial amigo suyo o no.
El Papa, desde antes de ser Papa, ya sabía que no quería una Iglesia autorreferencial, ya sabía lo que quería, una Iglesia pobre y de los pobres. El Papa tiene el carisma de san Ignacio, el carisma del discernimiento. Lleva desde octubre de 2013 preparando la transformación de la curia romana con el grupo de 9 cardenales de su confianza, el conocido G9. Desde el primer momento sabe lo que quiere, y lo plasmó en su documento Evangelii Gaudium, y a ese documento programático vuelve cada vez que tiene que decir algo.
El Papa sabe perfectamente lo que es el Opus Dei, una secta, y con esa palabra lo ha calificado. Como ya dije en mi primer artículo de esta serie, se puede ver esto en Youtube, en un video que recoge una homilía del Papa de 6 de mayo de 2014. ( https://www.youtube.com/watch?v=vKX_VQ-fRoE&t=6s ). Estamos en la era de Internet. Casi todo está a la vista.
Desde hacía años, el Opus Dei no hacía otra cosa que decir a los cuatro vientos que formaban parte de la estructura jerárquica de la Iglesia, lo cual es falso, pues contradice lo expresado en el Código de Derecho Canónico. El día 14 de junio de 2016, día en que Javier Echevarría cumplía 84 años, el Papa le hizo un "regalito": Publicó la "Carta "Iuvenescit Ecclesia", dirigida a los obispos de la Iglesia Católica sobre la relación entre los dones jerárquicos y carismáticos para la vida y misión de la Iglesia".
Aparentemente, tal carta es un rollo aburridísimo emanado por algún monseñor del Vaticano que no tiene absolutamente nada que hacer y que se ha entretenido redactándolo y luego se lo ha dado a firmar al Papa.
Pero vuelvo a recordar que este Papa no da ni una sola puntada sin hilo.
Si leemos la mencionada Carta, efectivamente, podemos caer en el aburrimiento porque aparentemente ahí no pasa nada, al menos en los primeros compases.
Ahora bien, un poco más adelante, el Papa entra en materia, y después de citar la Evangelii Gaudium, su documento programático, pasa a hacer examen pormenorizado acerca de los carismas en la Iglesia, citando frecuentemente la Lumen Gentium para hablar de la relación entre dones jerárquicos y carismáticos y de esta relación en el magisterio postconciliar, insistiendo en que no existe contraposición o contraste en la Iglesia entre la dimensión institucional y la dimensión carismática.
Baste hacer un pequeño inciso: Con frecuencia san Josemaría venía a hacer en público apologías de Álvaro del Portillo, atribuyéndole poco menos que la autoría de la Lumen Gentium y declarando que Álvaro del Portillo había metido la espiritualidad del Opus Dei en dicho documento conciliar. Llaman por tanto la atención las abundantes citas de la Lumen Gentium en la carta Iuvenescit Ecclesia. Repito: Este Papa no da una puntada sin hilo.
Pasa el Papa a continuación a tratar acerca de la base teológica de la relación entre dones jerárquicos y carismáticos, para continuar hablando de la relación entre estos en la vida y la misión de la Iglesia y sobre la práctica concreta de esta relación.
Como se ve, un verdadero rollo en apariencia. En realidad, no es un rollo, sino una profunda fundamentación de lo que viene detrás.
Me reservo lo más emocionante de la Iuvenescit Ecclesia para mañana, porque esto se alarga y conviene que el lector esté fresco para lo que va a venir. Hasta mañana.
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