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El ADN del Balonmano Ciudad Real

La victoria de ayer del Atlético en Berlín hizo rememorar los años gloriosos del ya extinto club manchego
Victor Diaz
lunes, 25 de marzo de 2013, 18:56 h (CET)
Todos los pronósticos estaban en su contra para continuar vivo en la Champions: un equipo aparentemente sin tanto potencial como otros años, un empate en casa en el partido de ida, y la necesidad de ganar –o de igualar a más de 29 goles- en la cancha de uno de los bloques de reciente pujanza en Europa como el Füchse de Berlín

Era difícil, pues, pensar que un bloque que tiene la Liga Asobal prácticamente perdida, y que solventó el pase en su grupo europeo con más pena que gloria fuese capaz de hacer la machada en la capital germana; pero el Balonmano Atlético de Madrid, actualmente subcampeón de Europa, se sobrepuso a todas las adversidades para acabar consiguiendo el épico triunfo por 26-27 que le coloca, un año más, en cuartos de final, a las puertas de una nueva “Final Four”. Puede decirse, sin temor a incurrir en equivocación alguna, que el club colchonero sacó ayer a la luz el gen de campeón de su predecesor, el BM Ciudad Real

Y es que desde este espacio quiero reivindicar –creo que es de justicia- lo que hizo este histórico miembro del balonmano nacional con el que Domingo Díaz de Mera puso en el mapa deportivo mundial a la ciudad manchega, para terminar quitándoles lamentablemente el caramelo de la boca a los ciudarrealeños hace dos años al llevarse el equipo a Madrid, según el empresario manchego por falta de patrocinadores. 

Un conjunto que, en la primera década del siglo XXI, se llegó a convertir en el mejor del mundo al ganar, entre otras cosas, cinco ligas y tres Champions entre 2004 y 2011. Un bloque, el dirigido por el gran genio Talant Dujshebaev, capaz de proclamarse campeón de Europa en la cancha del Kiel tras haber perdido el partido de ida de la final de 2008; y capaz de repetir título un año más tarde remontando nueve goles al mismo rival –cinco de la ida y cuatro provisionales en la vuelta- en apenas veinte minutos. Ahí es nada. 

No parece que le esté saliendo al propio Díaz de Mera todo lo bien que hubiese querido el traslado de su estructura deportiva a la capital de España, refundada bajo el nombre de Club Balonmano Neptuno, a pesar de la providencial acudida como sponsor de la entidad de la ribera del Manzanares. 

Después de una primera temporada excepcional, con los títulos de la Supercopa de España y de la Copa del Rey, y con los subcampeonatos europeo y de liga –en ambas competiciones estuvo peleando hasta el último minuto-, la crisis económica general que está viviendo el país en general y el balonmano en particular le ha hecho perder fuerza con las bajas, entre otros, de “la Roca” Dinart, “Super Ratón” Abalo y tres recientes campeones mundiales con España como Sterbik, Alberto Entrerríos e Isaías Guardiola. Incluso el propio Dujshebaev no tiene segura su continuidad al frente de la nave. Y ello se está notando sobre la pista: a cinco puntos del Barça en la Liga Asobal, y solamente tercero del grupo B de la Champions, tras Veszprem y Kiel. 

Pero ayer, después de un gran trabajo colectivo liderado y culminado por dos de la vieja guardia como “Kiro” Lazarov –decisivo golazo el suyo- y el recuperado “Jota” Hombrados -a este hombre se le debería hacer un monumento-, el Atlético se ganó por derecho propio seguir en la puja por ser campeón de Europa y conseguir lo que a la desaparecida sección oficial del club se le negó en 1985. Y, pese a la teórica superioridad de varios de sus rivales –empezando por el Barça Intersport y el Kiel- no sería de extrañar que lo terminara logrando, porque este equipo continúa gozando del ADN ganador del grandísimo Balonmano Ciudad Real.

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