Se ha dicho que un estadista es aquel que piensa en las próximas generaciones, en tanto los politiqueros solo piensan en las próximas elecciones. Si hay un país donde abundan los segundos, y escasean los primeros, es precisamente el Paraguay.
Su bien ganada reputación de cementerio de las teorías hace que ni siquiera se cumpla en este paraje sudamericano aquello de que si de algún lugar no vuelve el político, es del ridículo. La mayoría de ellos han regresado no solo una, sino varias veces de tal lugar.
Un ejemplo de ello es la imputación de una Fiscal, que se espera sea rechazada de inmediato por el Juez de la causa, al actual titular del INDI Rubén Quesnel, presidente de la oficina de asuntos indígenas del gobierno de Paraguay.
La imputación se produce el mismo día en que toda la prensa del país publica que el denunciante de Quesnel, el abogado Oscar Ayala, está metido hasta el cuello en negociados con tierras del mismo INDI. Vale decir, el mismo día en que el denunciante fue denunciado por todos los medios masivos de comunicación como un personaje inescrupuloso y digno de poca fe.
En esta misma columna de Siglo XXI habíamos expuesto detalladamente lo absurdo de esta acusación fabricada con evidentes fines electoralistas, apenas a diez días de las elecciones. La pobre argumentación de los acusadores de Quesnel y la falta de coherencia de la prensa que lo juzga empeoran si se considera que su denunciante es el mismo que aparece en los mismos medios acusado de estar involucrado en supuestos negocios turbios con el senador Oviedo Matto, precisamente en los mismos delitos que pretende acusar.
Por si ello fuera poco, la misma prensa que respaldó su campaña de denuncias lo presentó como un delincuente vinculado a secuestradores y a la guerrilla colombiana de las FARC.
En cuanto a lo que atañe a Quesnel, explicamos aquí que las tierras que negoció se vendieron legalmente, pero a bajo precio por razones fáciles de explicar. Tenían siete dueños y varias medidas judiciales de no innovar, además de estar ocupadas por manifestantes que las reclamaban.
Los auténticos dueños del predio, la nación Guarini ñandeva, refutó categóricamente las acusaciones contra Quesnel a quien renovaron su confianza y entregaron documentos explicando la verdad sobre las tierras en cuestión.
En una extensa entrevista, nos explicaron que confiaron al presidente del INDI sus propiedades labrando documentos que cumplían todas las normas legales, copia de los cuales guardamos en nuestro archivo a disposición de cualquier miembro de la prensa interesado.
Según estos documentos, ya el 9 de octubre el líder del pueblo guaraní ñandeva, Ramón Benítez, conjuntamente con el secretario de la comunidad de nombre Eugenio Gamarra Benítez, se dirigieron a Rubén Quesnel solicitándole una solución a sus carencias, para lo cual consideraban perentorio vender esas conflictivas tierras y disponer de fondos para asentarse en otro lugar.
En tal concepto le autorizaron permutar o venderlas dentro del marco legal vigente, a través de documentos que obran en su poder, ya que las leyes hablan de excepciones en casos como el que nos ocupa..
A propósito, debe acotarse que si bien la ley 904 en su articulo 55 establece que un inmueble solo podrá ser transferido por subasta pública siempre que no supere los 3 millones de guaranies, la ley 20.51 /03 de Contrataciones públicas en su capítulo cuarto, articulo 33, incisos A y G, establece las excepciones, que se aplican al consentimiento otorgado por los guarani ñandeva.al presidente del INDI.
Debe también dejarse en claro que uno de los motivos que obligó a los guaraní ñandeva a deshacerse de su propiedad, la superposición de títulos, es un problema harto frecuente en Paraguay y causal de incontables conflictos, entre ellos el que derivó en la masacre que precedió a la caída del presidente Fernando Lugo.
Sobre el inmueble cuya venta exasperó a ciertos empresarios que además de dedicarse a los medios de comunicación, también están envueltos en negocios inmobiliarios, además de los títulos superpuestos existían varias medidas de no innovar de diferentes causas, e incluso ocupaciones ilegales.
El pueblo guaraní ñandeva nos ha expresado que pensaba invertir el dinero de la venta para financiar un proyecto de desarrollo integral de su comunidad, comprando tierras, insumos, transporte y otros elementos de gestión. Sin embargo, todo ello se frustró con la campaña esquizofrénica desarrollada por algunos medios de prensa, los cuales calificaron a este proceso que significaba una luz de esperanza para los nativos, una “venta ilegal de tierras del INDI”.
Estos mismos nativos ya han expresado su respaldo a Quesnel en una multitudinaria manifestación, y rechazaron que las ONG que lo acusan tengan intenciones de conducirlos a un mayor bienestar. Todo lo contrario, son los responsables que nunca puedan asentarse en regiones donde existe presencia del estado.
Como el fin de los conflictos indígenas también significaría el fin de su lucro antisocial con la ayuda internacional que reciben para sus ONG, lo que en realidad buscan es prolongar indefinidamente el infortunio de los pueblos originarios.
A los “valientes” denunciantes que ven como una oportunidad el ambiente electoralista apenas a diez días de que los paraguayos elijan nuevo presidente, les favorece sobre todo la poca seriedad de los medios de comunicación y de los agentes fiscales, ávidos de pescar en este río revuelto. Es evidente que estos oportunistas prefieren empujar a la gente en lugar de guiarla.
Dijo Frank Zappa que el periodismo consiste en gente que no sabe escribir, entrevistando a gente que no sabe hablar, para gente que no sabe leer. Al parecer, muchos empresarios de la prensa comparten su opinión.
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