“Antes de empezar, quiero pediros disculpas por lo del año pasado. Mi actitud, mi reacción de entonces fue muy poco profesional, y ahora que tengo la oportunidad os pido disculpas otra vez. No sé si me conocéis o no, pero por lo general no soy una persona que reaccione así; respeto vuestro trabajo y aquello fue un calentón sin excusas, porque vosotros no teníais la culpa de lo que pasó”.
Así, motu proprio y antes de ofrecer su valoración de lo sucedido en la cancha, comenzó la rueda de prensa de Fotis Katsikaris tras el encuentro del pasado sábado correspondiente a la Liga Endesa de baloncesto entre el Cajasol y el Uxue Bilbao Basket.
Pongámonos en antecedentes. Hace un año, la comparecencia del técnico griego tras el partido en Sevilla quedó reducida a esto: “Hoy estoy aquí para felicitar a mis jugadores; solamente por eso. Les felicito porque son muy grandes. Muchas gracias”, comentando inmediatamente “off the record” que si le preguntábamos algo más, le meteríamos en un lío y que su equipo merecía un respeto mayor.
Katsikaris estaba visiblemente “quemado” porque la ACB había obligado a jugar al Bilbao Basket menos de 48 horas después de hacerlo en Rusia ante el CSKA, en los cuartos de final de la Euroliga; y lo pagó de esa forma tan desagradable con quienes estábamos en la sala de prensa de San Pablo. Pero el sábado, sin que hiciera ninguna falta porque eso ya estaba más que olvidado –al menos para mí-, rectificó disculpándose, y por partida doble, ante quienes injustamente pagamos los platos rotos por los desaguisados federativos.
Y como entonces servidor de ustedes le dedicó un duro artículo en este mismo sitio web criticando con razón los modales exhibidos, es de justicia ahora decir “chapeau”, señor Katsikaris, por una actitud que le honra como persona, más allá del excelente entrenador que es. Porque si de humanos es errar, de sabios es rectificar.
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