Si algo dejó en claro la brutalidad de la que fue víctima el presidente boliviano Evo Morales , es que los rubios europeos hoy se encuentran de rodillas ante un amo negro.
Dijo Machado que el imperio es una satisfacción que los amos deben sobre todo a los esclavos, una idea que Séneca ya la había redondeado muchos siglos atrás cuando escribiera que no hay esclavitud más denigrante que la de ser esclavo de uno mismo.
Los rubios de la vieja y culta Europa demostraron que no han escapado a esa autosugestión con el incidente que involucró al presidente de Bolivia Evo Morales, un mandatario representativo y parecido a su propio pueblo si los hay. Y aunque durante siglos de colonialismo los conquistadores habían considerado a los negros como una clase social todavía inferior a las razas nativas de América, en este caso tomaron partido por los primeros.
En una enérgica protesta, la UNASUR pidió que la ONU se pronuncie al respecto, dado que su silencio cómplice no condice con lo expresado en discursos por sus figuras más encumbradas. El Premio Nóbel Kofi Annan, quien fuera hasta el 2006 su principal autoridad, había expresado en una oportunidad que “Donde existe la esclavitud, es negada la dignidad humana, y avergüenza a todos los que dicen ser misericordiosos o comprometidos con los débiles y vulnerables del mundo. Los derechos humanos no son otra cosa sino la insistencia en la erradicación de la esclavitud y de la coerción en todos los aspectos de la vida. Pero aún así, en el umbral del nuevo milenio, seguimos encontrando formas viejas, y lamentablemente, nuevas de esclavitud. Miles de personas de todo el mundo viven y mueren como esclavos en una forma u otra”.
Nadie hubiera esperado que esa observación podría un día aplicarse al continente que con tanta jactancia presume de haber expandido la civilización. El mismo espía que reveló que Europa ya no era dueña de su espacio aéreo, que lo había entregado a las bestias imperiales como los pueblos vasallos antiguamente pagaban tributo, acabó corriendo la nueva cortina de la vergüenza.
El presidente boliviano no pudo aterrizar en algunos países de Europa porque los mismos le cerraron el espacio aéreo, ante la sospecha de que viajaba en su avión el exanalista de la CIA Edward Snowden, solicitado por Estados Unidos. El mismo Snowden había llenado de oprobio a Europa revelando las políticas claudicantes de las otrora orgullosas potencias mundiales del Viejo Mundo.
Pero si la idea de los lacayos europeos, la CIA y la NSA era que los latinoamericanos se pongan a temblar de miedo, cometieron un lamentable error. Venezuela, Nicaragua, Bolivia y otros países al sur de la frontera ofrecieron asilo al espía reclamado por Estados Unidos, país al que avergonzó con sus revelaciones. El incidente de Morales les dio motivos.
Y no sólo eso, con su agresión las antiguas potencias colonialistas lograron con su torpeza que hasta el Congreso fascistoide y pro-norteamericano hasta los tuétanos de Paraguay cierre filas en torno al presidente boliviano. Eso aunque tan solo sea, como lo presumen los paraguayos, por temor a que sus vuelos sean retenidos y sus aviones registrados en lejanos países donde no puedan hacer valer sus derechos soberASNOS.
El senador Carlos Filizzola, el mismo que lidera en el Congreso la defensa de la presencia de Venezuela en el MERCOSUR, logro imponer en el Senado, tras proponerlo sobre tablas, la aprobación de un proyecto de declaración de solidaridad con el presidente de Bolivia, Evo Morales.
Carlos Filizzola ha sido criticado por algunos por afirmar que Venezuela ingresó legalmente al MERCOSUR, es un miembro pleno, y puede ejercer la presidencia del bloque sin ningún inconveniente.
Sin embargo, lejos de encontrarse aislado por sus pares, la semana pasada recibió el respaldo de toda la Cámara Alta para una declaración de respaldo hacia quien preside el vecino estado Plurinacional.
Dijo Cicerón que la esclavitud es la sujeción de un espíritu débil y cobarde que no es dueño de su voluntad. Tal vez la debilidad demostrada por Europa ante su amo negro de Washington sea algo de eso, aunque como alguien bromeó en las redes sociales, también es un signo de los tiempos.
Después de todo, esto es el SIGLO XXI y no el XIX. Da lo mismo ser esclavo de un eunuco rubio o de un emperador negro.
|