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El Principado de la Fortuna/Capítulo XIII | |||
Quai d’Orsay, 20 de agosto de 2012 | |||
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► El Principado de la Fortuna/Capítulo XII La mamá de Yves Gil me ha ayudado a pasar un excelente finde. Echaba de menos estas locuras que tanto necesitaba desde que había decidido no mezclar pasiones y negocios y contentarme con lo que me callera fuera; grave error, según él, puesto que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo de vigilia en el curro. Lo eché tras el desayuno dominical. Era evidente que ambos necesitábamos recuperar nuestra intimidad. Me puse a preparar mi plan para la mañana de hoy, con la seguridad de que Gil se iría a degustar el finde de la “movida”. Más de una vez los he compartido. Esta vez no puedo. Desde mi llegada al curro tengo que mantener activada toda la metralla de la que puedo disponer para proteger la retirada de Yves y Ahmed. A mi manera de ver, ambos lo tienen muy crudo mientras no aparezca el “gran jefe” del nuevo régimen. Bigot tiene un pie en la calle y por tanto, no es interlocutor. Estoy de los nervios, pero, como mis chicos dirían, me repito. Pues bien. Me repito, pero alguien debería comprender mi situación. Cuando entro al Quai siento silbidos de misiles de uranio enriquecido y empobrecido. Imagino a un Íñigo de Loyola que se formó, en Arévalo y que fue esculpido por el poderoso Contador Mayor Juan Velázquez de Cuellar. Empecé mi tesis sobre este personaje; avanza, pero me falta mucho, demasiado. Este señor y su familia logran, de todas, todas, pasar casi desapercibidos, pero han acumulado un gran poder en las cortes de Juan II de Aragón, y en las de los reyes de Castilla Juan II , Enrique IV, Isabel I y sobre todo, de las regencias de Fernando de Aragón. Iñigo vivió la época de esplendor de don Juan, cuando éste era el sostén del regente. Tuvo un gran maestro con el que con tanto tesón luchó contra los Austria. Maquiavelo no tuvo en cuenta a personajes como don Juan Velázquez, sin embargo éste estuvo presente, en la vida del rey Fernando desde la más tierna infancia hasta el final del mismo y el final del bando que se oponía a la toma de poder por los flamencos. Desde luego, en Arévalo adquirió, Ignacio de Loyola, la coraza que le permitió ofrecer un acorazado a la armada de los Austria. Fundó la “Orden” en Montmartre, el 15 de agosto de 1534. A su muerte, en julio de 1556, dejó un ejército de 1.000 miembros, muy bien repartidos en 150 centros de poder. Los jesuitas ya habían embarcado hacia el nuevo mundo y estaban presentes en el Sacro Imperio. Areva es un poder que, estoy segura, esculpirá las políticas, como siempre lo hace, del nuevo ministro de Desarrollo. Gil está convencido de que el ecologista y fundador de Finance Wath no puede modificar sus proclamaciones anti Areva y el anti arevismo de sus votantes. Gil es un ingenuo. Lo sabía, pero tenía mis dudas. El discurso sobre Azawad que tomó ayer RFI, Radio France Internationale, el portavoz de la opinión oficial de Francia en política internacional y especialmente de África francófona, me lo hizo ver muy claro. En su artículo “Mali: les Songöi dans le contexte actuel”, David Vaché abre nuevas perspectivas sobre el caso Azawad. Afirma que la población songoï es la mayoritaria y que hasta el momento, nadie ha estado interesado en conocer su opinión en el conflicto. Nadie ha negado, hasta el momento, la presencia de poblaciones no tuaregs en la zona. Es muy discutible el atributo de población mayoritaria, puesto que manejamos censos de escasa fiabilidad y porque se han producido mezclas frecuentes entre los pueblos. En todo caso, el panorama que abre el autor está muy encauzado: Azawad ha caído en manos de los extremistas islámicos y ahora aparecen los songoï, que se consideran mayoría y que afirman tener las “Forces Civiques” y que desean negociar con Mali. Es un golpe muy bajo, porque los songhaï como lo escribimos muchos, han sido y continúan siendo una mezcla constante de pueblos: soniké, malinkés, peuls, tuaregs y todos esos pueblos que han vivido y viven en el sector que ha generado grandes imperios relacionados con el tráfico del Sahara. Hablar de los songhaï es hablar del imperio de los mismos, que fue el último resplandor de los tráficos del Sahara, especialmente en el periodo comprendido entre 1494 y 1591, cuando se produjo la invasión del territorio por el sultán de Marruecos. Los tuaregs han sido un motor para esos imperios, son ellos quienes han mantenido la ruta caravanera y de hecho, en el momento de la colonización francesa, seguían siendo ellos quienes controlaban todo el tránsito. Tombuctú y Gao fueron integradas al Sudán de los conquistadores, pero, el 30 de octubre de 1957, tuaregs y moros de Azawad presentaron a la Comisión de Negociación de la Descolonización de África Occidental, una petición que solicitaba no ser integrados en el nuevo Estado. El documento estaba firmado por 300 jefes locales. Era el final de la IV República francesa… He venido muy preparada para actuar desde la primera hora frente a Bigot o a nuestro nuevo gran jefe, que cualquier día de éstos tiene que aparecer. Lo de Bigot es relativamente fácil; ya está convencido de que las elecciones de Mali no resolverán el problema. Tampoco me será difícil que reconozca que el MNLA es mucho más fiable que los autoproclamados brigadistas Songoï o Shangaï. Ambos damos la batalla por perdida; Azawad está en manos de los extremistas. Grandes intereses financieros están al alcance de éstos… No necesitamos hablar mucho; nos entendemos perfectamente, queremos a Ahmed como interlocutor e Yves ha acudido para brindarle, extraoficialmente, nuestro apoyo. No tendré problemas en explicarme con Bigot. No lo comentamos, pero ambos sabemos que Yves está en misión altamente arriesgada y extraoficial. Francia no puede comprometerse en la causa. No he tenido, siquiera, tiempo para tomar un café, la secretaria del gran jefe cuyo nombre no se pronuncia porque no existe en nómina oficial, me convoca para desayunar con mi nuevo equipo. Felizmente que he madrugado para pasar mi imagen por la prueba del algodón, me he vestido de pija, que me parece el uniforme adecuado para el caso, con un giño discreto, claro. No creo que Beatriz de Boadilla actuara con mi modestia, pero yo carezco de los poderes que tenía la señora para confrontarse nada menos que a los reyes católicos; pero, educada en las Ursulinas tuve contacto con la orden fundada por San Ignacio. Me meo de risa cuando me contemplo en el espejo. Voy un poco de viuda descocada, pero con el cartel de “ocupada”. ¿Quizá un retoque de languidez? Se va a hablar de los songhaï. Lo primero que se me ocurre, como alternativa, es soltar la “boutade” del indígena convencido de que si se comía jesuitas adquiriría poder, que describe Voltaire en Cándido. De alto riesgo, pero no veo otra alternativa. En mi camino me cruzo con las guarradas de Gil. Le hago comprender rápidamente que lo que quiero es que me cuente la movida del finde en lo que respecta al asunto. -No estaba en eso, querida, ya sabes que estoy en otros ambientes. Te diré que se critica a Daniel Cohn- Bendit y a la internacional Verde. Se dice que el partido no debería haber permitido la entrada de Pascal Canfin en el ministerio… ¿Qué más quieres que te diga?. -Gracias –Le regalo un beso mientras sigo mi camino al despacho de mi jefe- Es lo que necesitaba escuchar. Todo marcha como lo previsto; es un autentico desayuno de trabajo, como lo era en la época de primer ministro de Jospin, todo muy controladamente pijo nostálgico. Mi número del animismo y los grandes imperios del Sahara me ha quedado muy bien e incluso me he permito evocar a Voltaire y su Cándido. Es bueno que nos presentemos y todo el mundo sabe que de las ursulinas pasé a la Normale Sup y al ENA. Después puedo mostrarme lo más modosita posible, hasta que se me pida mi opinión. Así recabo información de mis jerarquías. Noto un tufillo extraño en la reunión. No se me somete a interrogatorio alguno y se admite, sin más, que Yves está en misión. Lo celebro; me evita grandes esfuerzos. Parece que la transferencia de nuestro servicio va por buen camino…Me empiezo a inquietar con la aparición insólita de la señora de la Hay; no estaba en el programa o en mis previsiones. Tampoco hay presentaciones; la reconozco por las fotos y desde su aparición siento que tengo una poderosa contrincante en la representación de mi jefe y mía. ¿Por qué será que, automáticamente, me ha venido a la mente Isabella, la bella romana que abandonó a Fernando Sevilla para asegurar su futuro en la curia, puesto que su dote y su poderoso padre le aseguraban un buen partido. Decididamente, la mamá de Yves desborda la insolencia romana de Isabella, la que llegó a incomodar a la Reina Isabel I de Castilla. ¿Podía ser tan poderosa como lo fuera Beatriz de Boadilla?. Obviamente no en Castilla, pero sí podía intentarlo en Roma, pese a que la Boadilla no parecía arreglárselas mal en un escenario en que lograba que los Borgia le pagaran por el ducado de Gandía. Todo me dice que la señora de la Hay sabe moverse en el poder francés; lo tenía muy bien con Sarkozy y con Chirac. A todas luces lo tiene mejor con Hollande, puesto que forma parte del equipo del gran jefe. ¿Por qué se ha retrasado su entrada con respecto al resto del equipo? Lo único que se me ocurre como explicación es el efecto; las vedettes entran después del coro… Maggi, como se ha presentado, no ha dejado lugar a dudas; es la voz del gran jefe. Sabe muy bien moverse entre bastidores y me saca mi alusión al Cándido de Voltaire, anterior a su llegada. Supongo que lo hace para dejar muy claro que tiene ojos en todas partes. -Sabía de tu paso por las ursulinas y de las relaciones de éstas con la Compañía de Jesús. Es sabido que ambas órdenes han sido los pilares de las misiones en la extensión francesa en el Atlántico. Me pregunto qué pinta esto en la reunión… Algo simplemente lúdico, señora, me ha parecido… -¿Querías evocar el canibalismo?- hace una pesada pausa que logra intrigarme y toma un tono de paternalismo condescendiente- Llámame Maggi y tutéame, querida. No quiero esa intimidad, la señora me incomoda ¿Quizá porque exhibe, impúdicamente, su poder y su cuerpo serrano? Con mucha clase, desde luego, con mucha clase, con tanta como la que se obstinaba en lucir Isabella y con tanta fuerza militar como la Boadilla. -Gracias, Maggi… -La mamá de Yves, querida… No estoy preparada para esta salida de tono y no me cabe duda alguna que ella también ha sido educada por las ursulinas. -Me había dado cuenta por las fotos que me ha enseñado Yves y por la voz, aunque el teléfono la cambia un poco, pero bueno… estoy un poco sorprendida por su presencia… - Pues aquí estoy. El gobierno considera que mi hijo tiene que salir de allí, para que no quede la menor traza de presencia francesa en la zona. Ya estoy enterada de todo… -¿Cómo?. -Lo he leído y escuchado todo – se para, para regocijarse en mi expresión de asombro- todo, querida y desde el principio. No tendremos que perder el tiempo con detalles ya tratados. Me ha pillado con la guardia muy baja. No me esperaba esto, ni mucho menos. La vieja lo sabe todo y parece presentarse como la voz del gobierno. Yves está en misión, corre peligro y tenemos que sacarlo cuanto antes, sin dejar rastro. Después todo se ha precipitado y ya no me ha cogido desprevenida. Saldremos ella y yo, para Agadir, como turistas adineradas y preparadas a gastar en la movida africana. El resto del equipo asiste, en silencio, a la escena que protagonizamos Maggi y yo. Me siento muy incómoda de pregonar lo que yo considero mi intimidad, pero, la señora de la Hay se mueve como pez en el agua. Yo creo que no sabe lo que es el pudor y que no tiene tanto límite de crédito como padecíamos hasta ahora. -¿Por qué Agadir?. -Jovencita, podría recordarte que es asunto mío, pero tengo mis contactos y la misión ha sido cuidadosamente estudiada. Tú serás mi asistente, aunque ambas fingiremos no conocernos hasta que nos presenten. Yo viajo con mi identidad, que es la que conocen mis contactos. Nadie puede vincularme al Quai, excepto por el hecho de ser la madre de Yves y estoy en vacaciones de placer. Tú serás la viuda Reed, la millonaria yanki que no tiene escrúpulos en gastar sus millones. Todo muy organizado por agencias caras y solventes, que incluyen seguridad. -No estoy asustada; solamente sorprendida. Para que me aclare; tienen ustedes un plan que me moviliza. Necesitaré tiempo para preparar el equipaje y dejar las cosas en orden… -No querida; ya está todo. Tienes la maleta, la documentación, incluidas las tarjetas de crédito y catch y la ropa que llevarás hoy, esperándote. -¿No te gusta la que llevo?. -Demasiado pulcra, vas a divertirte y a seducir, querida. -¿A qué hora salimos?. -Tú te vas ya. Coges el transporte público hasta alejarte de la zona y luego un taxi que te lleve al hotel le Meurice. Allí tienes un apartamento a nombre de Eileen Reem, al que ya hemos trasladado tus pertenencias. Dispondrás de una hora para arreglarte y te esperará una limousine para llevarte a Orly. No tengo más preguntas. ¿Para qué? Me retiene cuando me dispongo a marcharme. -Espera – me da su toque de peinado y de maquillaje y perfume a su estilo de ramera y me suelta un botón del escote- así vas un poco mejor… -Salgo como una furia cuando mi deseo más ardiente es el de abofetear a esta vieja zorra. Me escondo para no ser vista por nadie, pero está visto que no tengo forma de evitar a un Gil al acecho.v -No tan rápido, tía, ya me tienes empalmado y se me nota. -¡No tengo el chocho para ruidos! esfúmate… -¿Para quién te has puesto tan de puta?. Le empujo y sigo. La vieja, desde luego, no me ha puesto para pasar inadvertida, pero salvo a Gil, que se pasa la vida en los pasillos, no he visto a ningún colega. Después, paso desapercibida entre la multitud de busconas y buscones que frecuentan el Quai y en la recepción se han dispuesto a entregarme la llave del apartamento, desde que he entrado en el Meurice. Desde luego no soy tan pija como para encontrarme bien aquí. ¿Para qué quiero un apartamento? La vieja tiene poder, sin duda. Aquí hay mucha pasta. ¿Por qué? No quiero volverme loca y felizmente llaman a mi puerta. Es la “sthéticienne” y su equipo. Tenía que habérmelo esperado, pero me sorprende el estruendo de la movida. Me siento muy relajada por los masajes capilares. No sé lo que van a hacerme. Ya me da igual. Con todo este rollo no he “pillao” nada de lo que pudiera interesarme. Están tirando lastre de la tímida implicación con los tuaregs, hasta el punto de quedar en ridículo con el protagonismo a los songhaï. Por lo que veo, el asunto Yves e, imagino, Ahmed, ha tomado, súbitamente, alta prioridad. ¿Por qué? La vieja tiene mucho poder con todos los gobiernos, ¿quizá para quitársela de encima? Al fin de cuentas, ella no implica al Quai y yo no pinto mucho. Se han tomado cuidadosamente todas las medidas para que mi viaje estuviera enmarcado completamente fuera y tanto, que he tenido que coger el autobús para no dejar huellas. Medidas excesivas, puesto que formo parte de un equipo desconocido por casi todos. Si se tratara solamente de liberar a los chicos extraoficialmente, la mamá de Yves podría hacerlo solita con la pasta que, por indicios, deduzco que ha conseguido, sin que aparezca por algún sitio el Quai. Me lleva, disfrazada de alegre y forrada viuda yanqui, porque me necesita. No parece estar muy dispuesta a indicarme para qué me necesita y temo que voy a esperar para enterarme. El hecho que nuestro primer destino sea Agadir no me extraña, tenemos muy buenos contactos allí y es una buena plaza para indagar ¿Qué se espera de mí allí? Si se trata simplemente de indagar, podría haberlo hecho tranquilamente desde mi despacho. Tengo recursos y desde luego, sin levantar alertas. Claro que mis sospechas sobre los pinchazos en mis comunicaciones han sido corroboradas por la puta vieja. Ha presumido de tener acceso a todo; absolutamente todo lo que comunico desde mi despacho, incluidas, por supuesto, las memorias de los Sevilla. Me lo ha dicho de sopetón, cuando, supuestamente, nos despedíamos. |
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