| FICHA TÉCNICA | 62- Eslovenia: Goran Dragic (18), Zoran Dragic (12), Muric (-), Nachbar (10), Begic (-) -cinco inicial- Lakovic (-), Balazic (2), Blazic (8), D. Lorbek (8), Vidmar (2) y Joksimovic (2).
72- Francia: Parker (27), Batum (14), Gelabale (7), Diaw (10), Ajinça (6) -cinco inicial- Diot (-), Petro (4), Pietrus (-) y De Colo (4).
Parciales: 12-10, 12-16, 21-24 y 17-22.
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Como España, Francia y Tony Parker también han despertado en el momento clave. Eslovenia no ha podido hacer nada ante la calidad del base “spur” y la superioridad en el rebote (46 por 39) de su rival, y tendrá que luchar ahora por asegurarse un puesto en el Mundial. Así, el viernes (21:00) se reeditará, una vez más, el gran clásico del baloncesto europeo contemporáneo. Esta vez, en semifinales.
De nuevo, el tradicional formato de competición de los torneos de selecciones ha vuelto a dictar su particular ley; y tal y como sucediera en el partido de los nuestros, cuando llegan los momentos calientes la calidad y la veteranía suelen terminar saliendo a la luz, por mucho que se esté realizando un campeonato más que irregular. Lo hizo España ante Serbia, y lo ha hecho también Francia sobre la anfitriona; con su gran estrella como principal cabeza visible.
Espantosa primera mitad
El primer tiempo fue realmente malo en cuestiones ofensivas, con dos selecciones altamente erráticas en los tiros; sobre todo Eslovenia, con un pésimo 1 de 14 en triples. Como habitualmente suele pasar, los anfitriones comenzaron moviéndose en ataque al son de los hermanos Dragic.
Especialmente Zoran, autor al descanso de 9 de los pírricos 24 tantos anotados por los balcánicos en los primeros 20 minutos. El ex jugador de Unicaja fue el único que vio aro con cierta facilidad, porque el resto de sus compañeros –incluyendo Goran- anduvieron realmente negados.
Francia tampoco anduvo excesivamente bien, pero su mayor dominio del rebote -25, por 21 de su adversario- al menos le concedió el suficiente número de segundas oportunidades como para paliar su desacierto en ataque.
Las ventajas no fueron nada amplias, lo cual es lógico ante tanto yerro. Francia llegó a tener cuatro puntos en el transcurso del segundo cuarto (16-20), pero un 2+1 de Zoran Dragic y cinco puntos seguidos de Nachbar –el único esloveno que acertó de tres en la primera mitad- le dieron la vuelta al marcador (24-22, min 18), antes de que Diaw y Parker, éste casi sobre la bocina, le devolvieran el mando a Francia (24-26, min 20). Todo siempre con la igualdad -en lo negativo- por bandera.
Parker pide sitio... y lo consigue
Pero en la reanudación Francia subió el nivel. O, mejor dicho, lo hizo Tony Parker, que decidió hacerse con el mando del duelo para soltarlo únicamente cuando De Colo le daba el relevo. Eslovenia no pudo pararle en ningún momento, y también tuvo que claudicar ante su inferioridad en el rebote, especialmente el suyo defensivo.
No obstante, los locales mejoraron ostensiblemente su acierto desde más allá de 6,75 –empeorarlo era realmente difícil-; y los triples de Blazic -2- y Nachbar les mantuvieron con vida, cuando Francia amenazaba la fuga por primera vez.
Del 26-36 (min 24) se pasó al 41-44 (min. 28); y cuando Parker dio un nuevo golpe con 6 puntos consecutivos –se ponía con 22 de los 27 que ha terminado logrando-, un nuevo triple, éste de Domen Lorbek sobre la bocina, devolvía las esperanzas a la hinchada local (45-50, min 30).
Francia acaba imponiéndose
Aunque el partido, en el período decisivo, continuó con la misma tónica: los dos equipos haciendo un poco la goma. De Colo puso el 49-59 en el minuto 35; pero poco más tarde, Goran Dragic acortaba de nuevo distancias desde el triple (57-61).
La incertidumbre finalizó con dos tiros libres de Diaw, y un mate tras robo de Batum (58-67, a 1:30); y una nueva canasta de un Parker en plan entre ardilla y malabarista cerró el partido y la aventura eslovena en su “torneo”; al menos en lo referente a pelear por las medallas.
Francia, ahora, si quiere estar en la final deberá superar pasado mañana a España… y a sus particulares miedos cada vez que tiene delante a los nuestros. Ojalá tampoco sea esta vez.
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