La Conferencia Internacional sobre Población y Desarrollo de 1994, a la que la Cumbre de Nairobi tiene por objeto conmemorar, dijo expresamente que el aborto era un asunto a decidir nacionalmente, y que los gobiernos y agencias de la ONU deben ayudar a las mujeres a evitar el aborto.
Durante la última década, un puñado de naciones europeas han afirmado un derecho al aborto en la ley humanitaria internacional. Esa demanda ha sido rechazada por los estados de la ONU, la Comisión Europea, el Comité Internacional de la Cruz Roja y la Santa Sede.
Incluso el gobierno de los EEUU bajo la administración Obama rechazó la noción de un derecho al aborto humanitario.
El director ejecutivo del UNFPA, Natalia Kanem, celebró una reunión para conseguir apoyo y financiación para la ya controvertida Cumbre de Nairobi. Ella dijo que el propósito de la cumbre es “terminar los asuntos pendientes” del acuerdo de El Cairo en 1994 que hizo de la “salud sexual y reproductiva” un elemento cotidiano de la programación de la ONU.
Oradores de la reunión reconocieron que el acceso a la planificación familiar ha aumentado desde 1994. Pero dijeron que el aborto y los derechos LGBT han flaqueado. Tanto el aborto como los derechos LGBT fueron rechazados en la conferencia de 1994.
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