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Tus pasos en la escalera

“Tus pasos en la escalera”. Una novela de suspense, mitad intimista y mitad distópica, en la que su autor plasma la angustia de todo ser humano ante un futuro incierto, tanto personal como colectivo
Ana Alejandre
miércoles, 18 de diciembre de 2019, 08:23 h (CET)

En esta obra vuelve Muñoz Molina a novelas como las de su primera etapa en la que publicó los títulos “Beltenebros” o “Un invierno en Lisboa”, y en esta última se encuentran, por una parte, una novela intimista, psicológica y, por otra, una narración distópica que enumera los desastres y calamidades que azotan al planeta. En lo que concierne al plano intimista, se ponen en evidencia en esta novela los límites que separan lo real de lo puramente imaginario o delirante en cualquier relación amorosa.

“Tus pasos en la escalera”, se aleja de las que acostumbraba a escribir Muñoz Molina por su carácter de novela intimista, pues en sus obras de narrativa más importantes como son “El jinete polaco”, “Sefarad” y “La noche de los tiempos,” presenta una especie de fresco o mosaico de amplios territorios narrativos en los que abarca desde lo personal a lo colectivo, mientras que en esta última novela su espacio narrativo se limita al territorio personal, íntimo y psicológico, el del propio narrador, que lo hace con un ritmo lento, pausado, obsesionado por el detalle, y por cuya lentitud el lector intuye un cierto desequilibrio mental que le resta veracidad a lo que cuenta, porque puede ser verdad o un delirio de su mente trastornada.

El argumento de esta novela tiene como eje central una espera. El narrador es Bruno que cuenta, en primera persona, que se ha trasladado de Nueva York, donde ha vivido diez años, a Lisboa. Allí espera reunirse con su esposa, Cecilia, la mujer que ama y con la que está obsesionado. Mientras espera preparando el nuevo domicilio en la capital lusitana y se preocupa de que no falte ningún detalle preferido por ella, comienza una vida rutinaria, con la única compañía de su perra.

En el plano íntimo y psicológico predomina el sentimiento que tiene de soledad y fracaso por haber sido despedido de la empresa neoyorkina donde trabajaba, sin que el lector llegue a saber los motivos. Por otra parte, están las reflexiones que hace sobre el mundo caótico y alienante de la sociedad actual, dominada por el capitalismo, las continuas crisis tanto de valores como económicos, políticos y la degradación del medio ambiente.

Además deL protagonista, Bruno, está la figura de Cecilia, la coprotagonista que no tiene presencia “física” en la novela, sino solo a través de la mente de Bruno.

El lector llega a preguntarse si es un personaje real o imaginario. Ella es el contrapunto de Bruno, pues si él es un fracasado, Cecilia es una triunfadora, neuróloga que hace experimentos en los cerebros de ratones, buscando los impulsos de la memoria y el miedo, lo que le hace reflexionar al autor sobre temas que son del interés de todos. Ella asiste a un Congreso tras otro de su especialidad, viajando por todo el mundo y ganando mucho dinero, Esta contraposición de triunfador y perdedor, hace posible la reflexión del tema tan actual del éxito de toda mujer como factor de desequilibrio dentro del matrimonio o la pareja.

También aparecen los recuerdos de Nueva York que va contando Bruno, y los descubrimientos que hace en Lisboa en su vida cotidiana, ponen un punto de interés para el lector, siempre de la mano del talento narrativo que hace desta,car los detalles interesantes de ciudades que tan bien conoce el autor.

Esta novela, pues, entra dentro de subgénero tan en moda de la auto ficción, pues muchos detalles inducen a pensar en que está narrando vivencias personales, y esto se debe a la perfecta unión del intimismo psicológico y la descripción del mundo externo, es decir, de la mezcla de realismo y el subjetivismo o mundo interior del personaje, con lo que consigue un libro sumamente emotivo y una amarga y cruda reflexión sobre la soledad y sus estragos.

Esta última novela es una vuelta de tuerca más a la continua búsqueda de respuestas, por parte de su autor, de la vida y sus muchos enigmas, pero sobre todo de esa parte misteriosa que presenta siempre como sustrato de la realidad, convirtiéndola en algo incomprensible, tanto que puede llegar a trastornar la mente de cualquier individuo.

La obra tiene un ritmo lento que diluye bastante la tensión argumental que promete. Eso puede ser un obstáculo para lectores impacientes que necesitan llegar al final en un continuo suspense.

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