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"Las palomas no son plaga"

Entrevista a la escritora zaragozana Marta González
Ángel Padilla
domingo, 29 de diciembre de 2019, 10:36 h (CET)

Fotoparaartculo



En este periódico, en esta misma sección: "Platero y Rocinante", publiqué una reseña a dos de los libros de la extraordinaria escritora Marta González, que quien quiera, después de leer la presente entrevista a Marta, puede leer, y animo a todos a conseguir sus libros. En ellos Marta se introduce en la mente de una paloma, concretamente la paloma Moringa, una de tantas que salvó en las últimas de la calle, y ahora vive con ella. Moringa Nosoyplaga, para más señas, nos cuenta desde su mente de palomidad en los dos libros hasta ahora publicados "Mensajes en las alas" y "Patrimonio de la Palomidad" no sólo de lo terrible de ser paloma en las ciudades, sino, por universales, de todo lo que somos nosotros y de todo lo que podríamos, deberíamos, ser.


Hola, Marta. Como sé que hasta en el apartado de autoría de tus dos libros publicados, en que habla la paloma Moringa, tanto el de "Mensajes en las alas" (Punto Didot, 2018) como el posterior a éste, "Patrimonio de la Palomidad. Haikus rotos, plumas y moringuerías" (Europa Ediciones, 2019) aparece como autora la paloma "Moringa Nosoyplaga", que es un ser que existe, una paloma que habita en tu casa y la inspiradora, o autora de ambos libros, siéntete libre de contestar como Marta o como Moringa en cada pregunta, según lo sientas. ¿Cómo definirías la unión que hay entre Moringa y tú?


Marta: Antes de empezar, déjanos darte las gracias de todo corazón por tu labor, por tus palabras y por tu sabiduría. Tus versos cierran heridas y abren caminos muy necesarios, Ángel. Moringa es mi amiga. Amiga es una palabra muy grande. Las amigas tienen respuesta para todo porque la verdadera respuesta es el cariño. Ella siempre es cariñosa. Siempre me mira al corazón. Los ojos de las palomas son mágicos como todos los ojos de ángeles.


Moringa: La humana es mi familia verdadera. Sus ojos son miopes pero le perdono muchas cosas porque me quiere.


En "Mensajes en las alas" el libro se constituye en su primera parte de conversaciones cotidianas que tienes con Moringa, la paloma que te habla en tu casa, donde hay otras palomas, salvadas de las calles. A Moringa la salvaste... de dentro de una papelera...


Moringa: Creo que acabé en una papelera porque caí del nido en un edificio en ruinas. Parece ser que una de mis patas ya era independiente y no pude aterrizar. Tal vez me arrojaron a una papelera porque estaba sucia y molestaba. Para la mayoría era basura. La humana me oyó y rebuscó entre la basura. Yo tenía muchísimo miedo pero ese viaje de buzo hacia la superficie me salvó.


"Mensajes en las alas" es un precioso libro donde las conversaciones con Moringa se viven con especial alegría, candor, uno se ve invadido de distintos sentimientos porque es Moringa la que casi siempre inicia las conversaciones. Moringa culta que nombra a autores de literatura y los sumerge en su mundo mental y los transforma en otra cosa, habla de pintores, de distintos personajes históricos de la humanidad, conversáis sobre ello. Es este, entiendo, una forma de introducirse en la paloma y la paloma en nosotros, para ir aproximando mundos.


Moringa: La humana es charlatana. Lee en voz alta y me gusta escucharla. En poco tiempo he recorrido estantes llenos de libros. Algunos me han gustado mucho. Otros, no tanto. Pero en todos he vivido vidas nuevas. Si las humanas en general se dejaran mecer por lo que otras crearon antes, ganarían en sosiego. Yo vengo del grito y la mugre. Me quedo con la calma.


Marta: Cada día leemos juntas. Es nuestra cena.


Al final de "Mensajes en las alas" se despliegan una serie de poemas y haikus de una belleza insuperable, colofón del libro que lo convierte en una obra de mucha valía. Imagino que habrás leído alguno de dichos escritos a Moringa, ¿te mira?, ¿te escucha? ¿Disimula ser la autora? ¿Se oculta y se hace la importante levantando la cabeza como Truman Capote? (sonrío).


Marta: A Moringa le gusta la poesía recitada. Y le gusta especialmente el haiku, desprendido de trajes sin propósito. Las dos somos alérgicas a la rima. Los propios movimientos de una paloma atenta me recuerdan las sílabas de un haiku. Hay quien los encuentra pobres. Hay quien necesita rima consonante para mover el tronco sin pensar mucho. Se quedan en la sonoridad de las consonantes. Pero las consonantes sin vocales son una pesadez.


Moringa: Los condenados a muerte en Japón escriben haikus mientras esperan que se cumpla su sentencia. Esa espera puede ser de años. Los haikus les consuelan y les guían mientras tanto. Como ser odiado, yo creo que todas somos muy parecidas a esos condenados a muerte.


Al año siguiente, 2019, publicaste "Patrimonio de la Palomidad. Haikus rotos, plumas y moringuerías", para mí, siendo el primero nombrado un gran libro, "Patrimonio..." es un libro mejor, en un sentido de más maduro, más hondo. Como si estuviéramos con ambos libros en una sinfonía que avanza lenta, se recrudece y "Patrimonio de la Palomidad", que es un poemario porque todo en él son poemas, y de enorme altura, marmoreos en tanto a su gran valor y verso esculpido con maestría, oficio. A la vez, llenos de sencillez, una sencillez deliberada, o más bien venida por la verdad que se percibe en cada verso, cada poema, lo que dicen, lo que elevan; Patrimonio, decía, culmina el canto, la orquesta, de una manera magistral. ¿Qué sentiste al escribirlos? Son, sinceramente, de lo mejor que en poesía contemporánea he leído. Y si le añadimos que es poesía animalista, una verdadera joya. Imagino que sentirte paloma, para ti, Marta, que habitas con ella, y hablar con su mente poética, que la tienen, fue sencillo -no la escritura de las obras, cuya estructura y forma es deliciosa y, cómo decirlo, "no de esta tierra", son de otro páramo, un lugar en paz que está muy cerca de nosotros y al que tú has llegado. Decía, ¿te resultó sencillo, cómodo, escribirla, o hubo dolor?


Moringa: Escribir haikus fue un desahogo necesario. Los divido en dos tipos. La humana suele pensar en ellos cuando camina. Encuentra a muchas palomas a diario. Conoce a muchas de ellas. Tiene nombre, como Sencha y como yo. Algunas veces pasan días antes de verlas de nuevo y siempre piensa que les ha ocurrido algo. Otras veces soy yo la que dicta cuando estamos juntas. Pasado el tiempo, cuesta recordar quién pensó en cada uno. Los versos duelen, pero es el dolor de estar viva. El dolor de ser.


Marta: Pasado el tiempo, somos una.


Me encanta el final de Patrimonio de la Palomidad. Así como en "Mensajes en las alas" en cada página de una microconversación, como hemos dicho, entre Moringa y tú, del mundo, o sea de su cultura -son lo mismo-, abajo de cada página hay un dibujo, en trazo ligero y sencillo, del personaje o concepto del que se conversa (lo sencillo domina el libro, he aquí su mensaje constante: en lo sencillo está la verdad), al final de Patrimonio... en cada página aparece la imagen de un trozo de una antigua puerta con una aldaba en forma de mano cerrada -cada imagen distinta- y frases de altura de verso y de inteligencia celestial, arriba de cada foto, para culminar con una serie de haikus que completan el libro para decir, sin equivocarse en absoluto, que estamos ante una obra maestra. ¿Te han dicho ya que el valor de tu escritura es sublime? Parece que no te importe figurar, por eso firmas con el nombre de Moringa, te gusta la discreción. ¿Es eso lo que nos falta? ¿Humildad y habitar un mundo trabajado individualmente al lado de los seres queridos, como salvación contra la Nada, o el Tumulto?


Marta: Siempre he pensado que cuando defendemos a los animales no humanos somos muy vehementes, caemos en el insulto fácil. La defensa no puede ser una batucada sin fin. Habrá que parar y aprender, estudiar en silencio. Cuando pensamos en el movimiento animalista, nos vienen a la cabeza siglas, colores y rostros humanos. No debería ser así. Con tanta coreografía perdemos de vista la mirada de nuestras hermanas no humanas. Yo prefiero que Moringa me cuente. Por cierto, los dibujos son de Iván, el humano de Moringa.


Moringa: Lo adopté también.


Quiero que me cuentes de tu lucha por las palomas en Zaragoza. Sé de una comunicación que tuviste con el ayuntamiento para que se usen anticonceptivos no cruentos y la contestación del consistorio, opino y expertos en etología me lo confirmaron, está llena de errores, de mentiras: dicen que esos piensos esterilizantes que tan bien van en otras ciudades, para reducir la población de las palomas (había que reducir la población humana primero), para que no haya tantas y no padezcan el martirio de la calle y el maltrato humano, son tóxicos para los humanos, y es mentira: sólo operan en el organismo de la paloma y no contaminan para nada el medio ambiente. Prefieren seguir usando el método arcáico, lo conocido, y no aventurarse a otras cosas: tirar la enorme red, con la que un grupo de palomas mueren de infarto, se les rompen alas, patas, huesos y son conducidas en una furgoneta para ser rápidamente gaseadas. La paloma símbolo de la paz. La paloma mensajera. La paloma que tanto verso ha dado. Así se le paga.


Moringa: Somos el símbolo de la paz cuando conviene a las humanas. Es más, mis hermanas blancas son más apreciadas que el resto. Uno de los símbolos asociados a la paz fue creado por Gerald Holtom a finales de los 50. Hablo de un círculo con cuatro líneas en el interior. Muchas asocian este símbolo a la causa antinuclear también. Se dice que Holtom diseñó una persona con los brazos caídos por la desesperación o que se trata de la huella de una pata de paloma rodeada por un círculo perfecto y unitario. Por supuesto, prefiero la segunda teoría. El odio es tan intenso que pocas nos tienen en cuenta. Cuando lo hacen, se enzarzan en un juego de egos humanos en el que nuestra causa parece el vestuario de una obra de teatro sin más. Hay un soneto que comienza así: "Era un hombre a un CIF pegado...".


Marta: Creo que Moringa está cansada de que repitamos tantas veces la palabra "yo". En cuanto a la gestión de la población de palomas en las ciudades, los métodos preferidos por los consistorios son -hablando el lenguaje que ellos entienden- ilegales. Incumplen la Directiva de Aves de la Unión Europea. Por eso hemos interpuesto denuncia ante las autoridades pertinentes. No basta con repetir como un mantra manido en las redes sociales que es esto o lo otro.


A lo largo de las conversaciones con Moringa en "Mensajes en las alas" habláis también de otras injusticias del humano hacia el no humano. La matanza de lobos, las fiestas cruentas con animales, de toda forma de molestar la paz que les es de derecho natural a todo ser vivo. Tú eres vegana. ¿Desde cuándo lo eres y qué les dirías a quienes piensan en serlo pero no dan el paso?


Marta: Soy vegana porque es el único modo de querer a mis hermanas no humanas. Mi andadura por el veganismo comenzó hará unos veinticinco años. No tomo suplementos, no comparto recetas y no admiro las no morcillas. Soy una vegana aburrida, mala clienta de la industria de la no comida.


Moringa: Es una vegana de puchero, una mujer cuchara. Que te cuente su teoría sobre los tenedores.


Marta: Otro día, por favor. A todas aquella personas que no sienten que sea su momento de dar el paso, les diría que querer y veganismo andan de la mano. Hablo del veganismo de paz, el del Profesor Will Tuttle. Que lean mucho, que se interesen desde el fondo de su corazón y de su cerebro por los animales no humanos.


Como pionero de la literatura animalista, te celebro como una par, me alegro felizmente de poder decir que Marta González es una enorme literata animalista. Que esto por fin arranca con calidad. La ficción animalista, la poesía animalista. Porque hay mucho libro pero de ensayo. No literatura propiamente dicha, donde el autor desplega una ficción donde los animales dejan de ser mero atrezzo para la historia, como hasta ahora en la literatura universal, a ser protagonistas y narrarnos sus vidas y sufrimientos. A hablarnos. Y nosotros a escucharlos. Donde el autor despliegan ficciones que muestran el alma y sentimientos reales de los no humanos, con el fin de que al fin los atendamos como lo que son, ni como propiedad ni como objetos de uso.

Algunas de las fantásticas, estremecedoras y bellas frases que en "Patrimonio de la Palomidad" encima de las fotos de su parte final, son tan bellas y bellas por la sencillez en que se han escrito:


La hierba no es más verde al otro lado de la valle,

simplemente alguien irguió una valla


Ya no me interesan

las palabras que no acarician


Di no a muchas cosas

para poder decir sí a las importantes


Me gustaría para finalizar, publicar entero el primer poema que arranca con potencia de bandera blanca alta de manifestaciones y sueños de mañana, un poema que duele y cuyo dolor transferido al lector debe hacerle cambiar. Debe ser ave enraizada en la tierra sangrante. Debe sentirse perseguido. Debe abrir los párpados que nunca nos ensañaron a abrir. Sólo miramos con amor y respeto a los humanos. ¿Al final del poema Moringa podría decir algo a los lectores de esta entrevista?



Declaración necesaria de principios minúsculos


vivir sin derechos otorgados

vivir sin permisos

vivir de prestado

comer tus sobras

beber tus miserias

dormir sin sueños

nacer porque quiero hacerlo

volar como si me quisieras

querer cada minuto de esta vida enferma

morir a marchas forzadas

ser paloma sin ser plaga

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