Esta nueva novela de Rodrigo Fresán tiene aspiraciones de ser la "gran novela" que su autor ya dijo, años atrás, que tenía aspiraciones de escribir. Parece ser que lo ha conseguido con esta novela en la que literatura vuelve a alzarse como género genuinamente literario y demostrando que esa cacareada muerte de la novela que ya han anunciado incansablemente ciertos agoreros, -quizás por ser incapaces de escribir una obra que tenga la categoría de gran novela-, no se producirá mientras haya escritores capaces de escribir una obra como la de Fresán, en la que realidad y ficción se entremezclan, ofreciendo así la verdadera imagen de la naturaleza de la literatura en general y de la novela en particular.
"La parte inventada" tiene personajes que aspiran a ser prototípicos, buscados intencionadamente por su autor y a los que define con nombres que, precisamente, los convierte en prototipos, como es el caso del su protagonista, El Escritor, cuyo nombre ya anuncia su profesión; La Chica, El Chico, etc., que van perfilando con ese recurso narrativo la verdadera naturaleza de cada personaje que son indefinidos por su nombre, pero definidos en su participación en la obra en su papel "de".
Novela estructurada en siete secciones que ejemplifican los siete grandes temas de la literatura, según la opinión de muchos escritores y estudiosos de la misma, y que vienen a resumirse en lo que el propio Fresán también piensa de lo que son las cuestiones fundamentales de la literatura: el origen de todo escritor, lo que significa su propia infancia que suele ser desvalida y solitaria lo que inclina a la lectura; la pronta vocación para escribir que suele aparecer en la propia infancia, a raíz de un hecho que lo propicia (como es el caso de Fresán que decidió dedicarse a escribir después de haberse salvado de morir ahogado); la familia y su gran impronta en el ánimo del escritor incipiente, porque en ella se condensa, como advertencia siempre repetida, la gran e inquietante peligrosidad del mundo exterior, lo que la convierte más en un eco siempre multiplicador del temor a la vida que en un seguro y acogedor refugio ante las amenazas externas, familia que en esta historia protagonizada por los Karma que recuerdan a los Mantra de su novela homónima a la que dieron el título; la literatura decimonónica considerada como un ejemplo a imitar que se ha ido degradando en los dos siglos posteriores, en una caída directa e imparable hacia la banalidad y la falta de consistencia, pero sin olvidar también el importante papel del azar y su importantísima función en la vida de todo escritor y en el de la literatura que éste crea.
También aparece reflejada la importancia del escritor en la creación de su obra y que, como una esponja, absorbe toda la realidad para después ofrecer una imagen deformada pero sugerente, pero desde su siempre personal perspectiva y su peculiar talento creativo; la necesidad que siente todo escritor -El Escritor, en esta novela- de abandonar todo, su vida habitual, su ambiente, para sumergirse de lleno en la propia creación de esa ficción en la que se entremezcla siempre la realidad a parte iguales, por lo que es difícil encontrar el límite, la frontera que separa ambos, porque en toda buena literatura siempre hay una parte importantísima de realidad, de vivencias, de experiencias del autor tamizada por el filtro que representa todo proceso creativo. Recuerdos de una vida, de unas imágenes, música, películas, lecturas, etc., que van conformando el imaginario del escritor, a lo que se suman amistades con las que compartir intereses y gustos, empezando por los temas literarios; amores y desamores que van dejando una huella en la memoria sentimental del escritor. todo ello, sin olvidar el interés y el temor por la posible desaparición de la literatura en un mundo en el que todo se banaliza, empezando por el arte en general y la literatura en particular.
Esta novela es, pues, una indagación, un viaje interior hacia lo que éste piensa, siente, teme o desea, pero sobre todo es una interrogación sobre el propio proceso creador, sobre las muchas posibilidades que tiene un escritor para jugar con la realidad, con la ficción, mezclando ambas a su justo saber y entender, creando así infinitas posibilidades en las que una obra puede estrellarse en su consecución pero también puede salvarse y convertirse en una obra lograda, en una excelente novela como es esta que sirve de objeto a este comentario, y en la que aparece un nuevo elemento: un juguete metálico que le sirve de talismán, de milagroso amuleto que puede ser definitivo en la creación de nuevas posibilidades en la ficción que conviertan una historia inventada en una realidad creativa mejorada e incluso, salvada de un posible desastre narrativo.
Sin embargo, no hay que dejar al lado la profunda preocupación de Fresán porque se haga realidad lo dicho anteriormente sobre el final de la literatura por el enorme barullo de obras y autores, muchos de ellos prescindibles, dentro del panorama editorial ya demasiado saturado de títulos que no aportan nada y confunden a los lectores ante una oferta descomunal que les hace sentirse perdidos a la hora de elegir una obra, un autor que les pueda ofrecer algo más que la nadería absoluta, la falta de ideas, de profundidad, de valor literario genuino que ofrecen muchos, demasiados títulos y autores que saturan las librerías y desconciertan a los lectores.
Por ello, Fresán ofrece en esta novela singular y diferente, un mundo personal e inconfundible, algunos personajes entrañables, como la hermana loca que dice haberse quedado embarazada de su novio en estado de coma, el joven que hace un documental sobre la extraña desaparición de El Escritor y que muestra un gran interés para llegar a ser escritor él también para poder enamorar a La Chica, y un largo etcétera, que convierte a esta novela en un caleidoscopio en el que aparecen personajes extraños, entremezclados con música pop, gran literatura, realidad tamizada de noticias de actualidad, numerosas digresiones en la narración que no dejan indiferentes al lector porque los obliga a pensar, a reflexionar sobre la realidad extraña que parece ficción y a la inversa, en un juego constante de imaginación y de ensamblaje por parte de su autor, mezclado con un humor sutil y también una gran fuerza expresiva, determinación y coraje al llevar adelante esta narración que ofrece tintes distintos a todas los otras novela antes escrita por Fresán.
"La parte inventada" es una novela contemporánea en la que se mezcla un intento de ensayo con una historia narrada por su autor, en la que él es también un personaje, el principal, que se pregunta sobre su propio oficio de escritor, la viabilidad de la buena literatura en el mundo de hoy, la posibilidad de escribir una gran novela en el mundo actual, la utilidad de la inclusión de recursos meta literarios en la historia.
Sobre todo, es la búsqueda de la respuesta de una pregunta que nunca le hicieron a Fresán y que siempre le ha intrigado, y por ello realiza en esta novela una indagación sobre cuál es la causa de que alguien, un día, decida escribir como oficio y como forma de estar y vivir en este mundo, en el que la ficción y la realidad se confunden siempre y de tal forma que muchas veces no sabemos diferenciar la una de la otra y, por eso, la buena literatura siempre está impregnada de verdad, de realidad y de vida.
Esa vida es, precisamente, la que corre por las páginas de una buena obra literaria, y es la que da sentido al ser narrada, explicada y expuesta ante la mirada ávida de quienes en la literatura encontramos el verdadero sentido de la vida, de la única que merece ser vivida, porque en ella siempre, siempre, se encuentran connotaciones literarias, lo que hace preguntarse ¿cuál es la realidad y cuál es su imagen proyectada?
A estas preguntas ha querido dar respuesta Rodrigo Fresán en su excelente novela "La parte inventada".
"La parte inventada", Rodrigo Fresán. Random House. 2014
Rodrigo Fresán nació en Buenos Aires en 1963. Es autor de Historia argentina, Vidas de santos, Trabajos manuales, Esperanto, La velocidad de las cosas, Mantra, Jardines de Kensington y El fondo del cielo. Algunas de sus obras han sido publicadas en, Estados Unidos, Francia, Alemania, Brasil Holanda, Italia, Reino Unido y Rusia con una excelente acogida.
El doctor Ramón Vila-Rovira, es cirujano Plástico y Estético desde hace muchos años. Su consulta está ubicada en el Centro Médico Teknon, en Barcelona. Antes de dedicarse a esta especialización hizo un largo recorrido como médico para estar preparado concienzudamente para trabajar en ella. Vila-Rovira describe en su autobiografía, “Tras el bisturí”, sus vivencias desde que nació hasta ahora. Es su historia: cómo la ha vivido, cómo lo ha pasado.
La noche caía como un manto de seda negra sobre el horizonte, mientras Lucía caminaba por las calles de un pueblo olvidado por el tiempo. La última luz del sol dibujaba sombras alargadas que parecían extenderse para abrazarla. Había llegado allí en busca de respuestas, de algo que diera sentido a las grietas que sentía en su interior.
El trineo chirrió y el barín arribó atrás el sueño, las verstas y el sopor helado de la estepa y las medidas de aguardiente de los cocheros y otra vez el sueño en menudos copos.