Como todos los años tiene que haber alguna tendencia que cause controversia y una gran serie de opiniones encontradas, éste no podía ser menos. En esta ocasión, la discusión gira entorno a un complemento de lo más aclamado en verano, concretamente a la sandalia denominada Birkenstock.
Las características simples de las Birkenstock son las de todas las sandalias y sus fines son muy básicos: comodidad llevando el pie fresco para no sufrir, especialmente en épocas como el verano, en las que las articulaciones y muy especialmente el pie, se dañan. En apariencia, es un calzado plano con una ligera cuña y tiras muy gruesas (de cuero o plástico) que van desde colores sobrios como el negro hasta otros más enigmáticos como el azul o el amarillo, localizando un amplio abanico de opciones cuya forma e inspiración fundamental en esta peculiar sandalia.
Las opiniones a favor y en contra fluyen como los abanicos en verano. A favor, se habla de la comodidad, un valor que parece haberse olvidado cuando se trata de calzado femenino si se tiene en cuenta que el zapato femenino por excelencia es el tacón, cuyos efectos nocivos para la salud traumatológica son ya conocidos por todo el mundo. Por otro lado, las opiniones en contra, señalan la “pocas estética” de este calzando, situándolo en una época que va más allá de la medieval cuando todas las actividades del día se tenían que hacer a pie y no quedaba otro remedio que utilizar algo cómodo sin estética.
La controversia está a la orden del día no dejando indiferente a nadie. Son unas de las protagonistas de los escaparates de las tiendas, it girls y bloggers las lucen en su día a día y han logrado hacerse un hueco en muchísimos armarios. Tal y como ocurrió el año pasado con las “cangrejeras” que aún pueden verse, sus amantes y detractores alimentan la moda.
¿Será esta una tendencia pasajera y caduca o algo persistente en el tiempo como ha ocurrido con otro tipo de modas?
Como todos los años tiene que haber alguna tendencia que cause controversia y una gran serie de opiniones encontradas, éste no podía ser menos. En esta ocasión, la discusión gira entorno a un complemento de lo más aclamado en verano, concretamente a la sandalia denominada Birkenstock.
Las características simples de las Birkenstock son las de todas las sandalias y sus fines son muy básicos: comodidad llevando el pie fresco para no sufrir, especialmente en épocas como el verano, en las que las articulaciones y muy especialmente el pie, se dañan. En apariencia, es un calzado plano con una ligera cuña y tiras muy gruesas (de cuero o plástico) que van desde colores sobrios como el negro hasta otros más enigmáticos como el azul o el amarillo, localizando un amplio abanico de opciones cuya forma e inspiración fundamental en esta peculiar sandalia.
Las opiniones a favor y en contra fluyen como los abanicos en verano. A favor, se habla de la comodidad, un valor que parece haberse olvidado cuando se trata de calzado femenino si se tiene en cuenta que el zapato femenino por excelencia es el tacón, cuyos efectos nocivos para la salud traumatológica son ya conocidos por todo el mundo. Por otro lado, las opiniones en contra, señalan la “pocas estética” de este calzando, situándolo en una época que va más allá de la medieval cuando todas las actividades del día se tenían que hacer a pie y no quedaba otro remedio que utilizar algo cómodo sin estética.
La controversia está a la orden del día no dejando indiferente a nadie. Son unas de las protagonistas de los escaparates de las tiendas, it girls y bloggers las lucen en su día a día y han logrado hacerse un hueco en muchísimos armarios. Tal y como ocurrió el año pasado con las “cangrejeras” que aún pueden verse, sus amantes y detractores alimentan la moda.
¿Será esta una tendencia pasajera y caduca o algo persistente en el tiempo como ha ocurrido con otro tipo de modas?
Las ojeras son un claro síntoma del paso del tiempo, del estrés, el cansancio, la falta de sueño e incluso de una dieta inadecuada y carente sobre todo de vitaminas. Algunas personas recurren al quirófano cuando son muy pronunciadas, si bien existen soluciones estéticas que consiguen eliminarlas con tratamientos alternativos seguros y duraderos.
Según un estudio, el 46 % de los españoles compran productos de segunda mano. De entre ellos, el 16 % eligen comprar ropa de segunda mano, y otro 10 % compra calzado usado. La cifra no deja de crecer y cada vez más gente se une a una tendencia muy popular en Europa, ya que permite adquirir productos de primeras marcas a mejor precio y ofrece una segunda oportunidad a prendas que se encuentran en buen estado y que pueden tener una nueva vida.
Para lucir un buen tupé, lo principal es tener una cantidad de pelo importante, con una longitud superior a 5 cm para poder trabajarlo. Sin duda, es uno de los peinados clásicos por excelencia, sumamente versátil y además muy 'cool'. Cómo hacerlo y cómo lucirlo, quizás no requiera de mucho esfuerzo, pero en ocasiones, cómo mantenerlo sí que nos da algún quebradero de cabeza, además, hay tupés de muchos tipos.