Dijo la escritora estadounidense Louise Hay que cada vez que se emite un juicio o una crítica, se está enviando algo que terminará por volver contra uno mismo. Quienes despotrican sin pausa contra el diputado Oscar Tuma, lo comprueban día a día, viendo el permanente ascenso de su estrella política, y lo estéril de las campañas que orquestan desde las altas esferas empresariales de la comunicación en complicidad con seudo-activistas políticos y perfiles falsos de periodistas.
En ese contexto, el influyente diputado Oscar Tuma no dudó tiempo atrás en señalar las falencias de una ley que buscaba establecer un Seguro Obligatorio contra los accidentes de tránsito, y que según señala el representante, solo respondía al interés de ciertas empresas aseguradoras de privatizar un servicio que en todo caso, debería estar en manos del estado.
Desde el principio de su gestión, Tuma ha señalado la importancia del papel del estado en todos los ámbitos de la vida nacional, y ha defendido los derechos de los trabajadores estatales que pretendían ser avasallados por campañas mediáticas imbuidas de un neoliberalismo tardío. Tampoco dudó en enfrentar a las corporaciones mediáticas, ni en proteger a los ciudadanos de los abusos de las voraces empresas de telefonía móvil. Tuvo activa participación en la elaboración y aprobación de leyes favorables a los derechos ciudadanos, la defensa de la Constitución Nacional y la derogación y veto de leyes perniciosas como la de la colegiación obligatoria, entre otras. Todo ello mientras la mayoría de los autoproclamados líderes políticos preferían guardar un indecoroso silencio.
Como es su costumbre, hoy no duda en contradecir el discurso de los medios hegemónicos de Paraguay, imbuidos de la teología neoliberal, olvidando que los mismos empresarios que las dirigen participan invariablemente en forma directa o a través de testaferros, de jugosos negociados con el estado.
Tuma criticó el trato denigrante para con los trabajadores y lamentó que se trate "como animales” a los funcionarios públicos. Fue en alusión al recorte de bonificaciones que ordenó el presidente del Congreso Nacional, el liberal Blas Llano.
A criterio de Tuma, la medida debe ser analizada antes de ser puesta en marcha, y debería provenir de una política de estado que afecte indiscriminadamente a todas las instituciones. La Comisión Directiva de la Cámara Baja pidió a la Comisión de Legislación que estudie si es factible o no aplicar el plan de racionalización, así como se hizo en el Senado.
“El recorte puede ser acertado pero si es en tiempo y forma, no a mitad de año cuando los funcionarios ya adquirieron el beneficio”, expresó. Lamentó que los empleados estatales sean tratados como “si fueran una cosa, un animal y no seres humanos con familia”.
Recordó que la mayoría de los funcionarios a quienes se busca despojar de beneficios, sin aclarar para dónde irán estos fondos, ya tienen compromisos financieros y deudas que honrar.
Lógicamente, un recorte abrupto e intempestivo, puede desquiciar la economía familiar de muchos hogares paraguayos. Se señaló como un error sólo fijarse en el salario y no en la gestión, responsabilidad y productividad de un funcionario.
Tuma hizo notar además, que resulta curiosa la manera selectiva en que la prensa empresarial dirige sus dardos exclusivamente contra el Parlamento, evidenciando su interés en direccionar una campaña de opinión negativa contra el Congreso y la clase política. “Siempre es rentable empezar por el Congreso por todo lo que genera (…) a lo mejor eso se hace porque resulta más atractivo”, concluyó el diputado.
El objetivo de un estado gerente de los designios empresariales, vieja quimera neoliberal, es más que evidente. Tan evidente como la selectividad de los ataques.
Ya un popular cantautor cubano hablaba en décadas pasadas de los servidores de pasado en copa nueva, y del júbilo hervido con trapos y lentejuelas, siempre dispuestos a reciclar sus libretos aún en las circunstancias más desfavorables. Los profetas del neoliberalismo parapetados en los medios hegemónicos de Paraguay, son una nueva confirmación de esa vieja realidad.
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