Gran revuelo ha causado en el ambiente de la comunicación de Paraguay el asesinato del periodista Pablo Medina, corresponsal del diario ABC color que ejercía su oficio en precarias condiciones por avaricia de sus empleadores, de acuerdo a lo señalado por varios ex compañeros de trabajo.
Un ex corresponsal del mismo diario en el que trabajaba el periodista infortunado, señaló como ejemplo de la desconsideración de dicha empresa, el mal estado de la camioneta que conducía el fallecido, que ni siquiera contaba con llave de contacto. “Todos los corresponsales padecen ese síntoma de desprecio por parte de la empresa en que trabaja. Es que son apenas corresponsales” señaló Héctor Guerin.
La vivienda que habitaba el periodista asesinado también era modesta, y para dimensionar la poca paga que recibía por arriesgar su vida enfrentando al hampa, para sobrevivir también debía realizar trabajos paralelos para la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
El diputado Oscar Tuma también criticó lo desprotegido que se encuentra un ciudadano si es un humilde trabajador como Medina, falencia acostumbrada en un régimen donde impera el socialdarwinismo y la teología neoliberal.
“Todos los habitantes, sin excepción, gozamos del derecho a la protección de nuestra integridad física. Esta es la principal garantía constitucional que posee el ciudadano. El Estado está obligado a brindar seguridad, y para ello debe combatir y acabar con las mafias, o estas acaban tarde o temprano con la esperanza del pueblo” señala Tuma en su columna de opinión.
Tuma también afirma que hasta el momento en mucho no ayuda al gobierno el Ministro del Interior, Francisco de Vargas, quien en lugar de ser un soporte para el Ejecutivo, es objeto de muchas críticas, no solo por el sector político, si no de diferentes sectores de la sociedad, que se encuentran cansados de las excusas.
La propaganda neoliberal apela de manera recurrente al concepto de eficiencia, para criticar toda intromisión del estado en cuestiones sociales. Sin embargo, señala Tuma, la única verdad que es la realidad nos dice que con esa filosofía gente inocente sigue muriendo, mientras que las mafias se fortalecen día a día.
La empresa privada para la que trabajaba el periodista Pablo Medina es un diario que constantemente critica que se asignen guardias a congresistas y otras personalidades de la política, a los que siempre sugiere contratar escolta privada. A pesar de ello, tras la muerte de uno de sus periodistas, que poco le importaba según miembros de su mismo gremio, exige al estado emplear las fuerzas públicas para proteger a la fuerza de trabajo con la que lucra.
El ex corresponsal de ABC color señaló sentirse ofendido al ver la foto del compañero acribillado en su camioneta, que fue subida con sensacionalismo por los mismos periodistas que dicen lamentar su muerte, quizás buscando beneficios en ventas.
También apuntó que es evidente que a la empresa privada en la que trabajaba Medina, no quería gastar dinero en proteger la vida de su personal, al que ahora presenta como mártir con fines de auto-promoción.
De forma violenta y, de varios impactos de balas el corresponsal del Diario ABC en Curuguaty, Pablo Medina, fue cruelmente asesinado. Las circunstancias en que se dieron los hechos causaron la indignación de la ciudadanía toda, quien pide a gritos justicia y resultados, señala Tuma.
En lugar de ello, la empresa periodística donde trabajó en vida la víctima, de manera oportunista solo piensa en la propaganda, lo usa como bandera y le falta el respeto con publicaciones amarillas. De indemnizaciones ni hablar.
Dijo un famoso periodista que el día que se descubrió que las noticias eran un negocio, la verdad pasó a un segundo plano. La actitud de quienes lloran sobre la leche derramada desde empresas de la comunicación sin rostro humano visible, son una prueba de esa verdad.
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