La creación de la SIP, nacida bajo los mejores augurios en Nueva York en 1950, fue una operación en que la inteligencia estadounidense pirateó descaradamente la organización panamericana legítima creada en La Habana en 1943. La SIP fue una criatura creada por la CIA, y como tal desde el comienzo evidenció sus objetivos de utilizar a la prensa como herramienta de dominación neo colonial en beneficio del imperio y de las oligarquías latinoamericanas. Sus fundadores y dirigentes máximos, los que sentaron las bases de su funcionamiento y orientación ideológica marcadamente anticomunista, fueron los agentes de la CIA Jules Dubois y Joshua Powers, y el funcionario del Departamento de Estado, Tom Wallace. La SIP ha sido definida como un núcleo duro de grandes fortunas latinoamericanas que pretenden representar a la libertad de prensa, aunque abunden en su nómina exponentes de intereses contrapuestos a los que proclama.
Una joya de la SIP es el dueño del diario ABC color de la capital paraguaya, Aldo Zucolillo, antiguo financista del centro de detenciones y torturas de la dictadura de Stroessner y alabardero de Videla, que por mucho tiempo marcó a través de la agenda mediática la agenda política del Paraguay.
El último de sus operativos de prensa, sin embargo, evidenció que el monopolio mediático reaccionario que capitanea ya no es el de antes. Tras el asesinato de un corresponsal de su diario, Zucolillo puso en marcha un elaborado plan para deshacerse de algunos ministros de la Corte Suprema de Justicia con quienes mantenía una vieja inquina.
Todo marchaba bien hasta que en la sesión de la cámara de diputados de ayer, el diputado Oscar Tuma propuso convocar a estos ministros para realizar su descargo. Como las fechas para el mismo fueron fijadas cerca de la navidad, todos dan por hecho que las deliberaciones se pospondrán por varios meses. Si se retoma el tema, será bien entrado el año 2015, dado que sigue a las fiestas de fin de año un largo receso parlamentario.
Como era de esperarse, la movida generó los lamentos del monopolio y los seudoactivistas políticos que le responden. Algunos como el periodista Enrique Vargas Peña, incluso afirmaron que además de Zucolillo, la derrota infringida por Tuma golpeaba también al presidente del Congreso, Blas Llano, y al presidente de la república, Horacio Cartes.
Es que la cofradía maccartista de la SIP ya no es la de antes, y la omnipotencia de ayer se ha ido barrida como las hojas secas de un árbol viejo, llevándose gran parte de sus delirios de poder paralelo con la finalización de la guerra fría.
Igual que otros antiguos favorecidos del imperio, hoy nuestros héroes de la prensa empresarial ven esfumarse sus privilegios por la falta de un contexto internacional que les permitía abusos en nombre de la polaridad este y oeste. Sin dar cuenta de ello, han ingresado a una etapa de franca decadencia y de héroes de la propaganda imperialista hoy han pasado a ser simples villanos y parásitos que ya no se justifican como antaño ni siquiera ante los ojos de sus amos.
La suerte de Ben Laden, Somoza, Stroessner, Pinochet, Mobutu, Savimbi y otros tantos caídos en desgracia con sus titiriteros del norte, la temida caída final, es todo lo que hoy le queda por delante a los fantoches de la SIP. La humillante derrota ante Tuma es una señal en ese sentido de la pitonisa del oráculo de Delfos.
|