Arnaldo Samaniego y su desesperado operativo de prensa

Dijo un pensador que ciertos afanes de popularidad son peores que el servilismo, y el burdo operativo montado por el intendente Arnaldo Samaniego con ayuda de una prensa complaciente es un buen ejemplo de ello.

Los argumentos infantiles, podría decirse, son el sello inconfundible de Samaniego, desde que usó como emblema de campaña un casco y un tractor amarillo. Igualmente infantiles han sido sus excusas, como cuando la población de los bañados rodeó la municipalidad con intenciones de lincharlo.

En aquella oportunidad, Samaniego había intentado justificar su impopularidad culpando a la red televisiva Telesur y a infiltrados bolivarianos que soliviantaron los ánimos de la ciudadanía en su contra. También recriminó al diputado Oscar Tuma un supuesto acercamiento al sector del ex presidente Fernando Lugo, en lo que fue también denunciado como una operación de prensa montada desde la municipalidad.

Intentando paliar el deterioro permanente de su imagen, ahora quiso montar un show mediático y presentarse como héroe, rescatando a un supuesto suicida.

Para ello, convocó a los medios para presenciar su “decisiva intervención” para truncar el suicidio de un taxista, casualmente vinculado a su director de Tránsito, y que por otra casualidad muy casual, había elegido el edificio de la Comuna para quitarse la vida. El pretendido rescate heroico, para mala fortuna del intendente, solo recibió burlas en las redes sociales y cayó en un total descrédito en pocas horas.

Fue evidente que se trataba solo de un espectáculo montado por el intendente en busca de reconquistar a los votantes para ser reelecto, según opiniones generalizadas que circularon en las redes sociales.

El taxista Feliciano Morales había amenazado con lanzarse desde el piso 11 de la comuna pero según algunos reportes periodísticos, fue sujetado por el jefe comunal Arnaldo Samaniego.

Sin embargo, otras crónicas señalaron que fue una Concejal Municipal y no Samaniego quien sujetó al presunto suicida, pero algunos periodistas insistieron en que fue el intendente citando como fuente a “un policía” que había asistido impávido a la hazaña. Algunos recordaron en las redes sociales que casualmente, unos días atrás, el intendente había ofrecido una opípara cena a los miembros de la prensa.

La comedia estuvo lejos de resultar convincente, no solo para los actores políticos, sino también para los ciudadanos que exteriorizaron su escepticismo y, en muchos casos, rabia ante los supuestos hechos.

“El acto que hoy hizo Samaniego es fiel reflejo de la desesperación, un acto montado”, sentenció el líder de un movimiento opositor, estimando que sólo montó una farsa para recuperar a sus simpatizantes.

La situación de Samaniego ante la opinión pública va de mal en peor, y este simulacro se enmarca en el contexto de la desesperación por remontar los desfavorables sondeos. En las mismas filas del oficialismo se habla insistentemente de sustituir a Samaniego por otra figura más potable, por lo que no resulta extraño que éste recurra a montajes extremos de esta naturaleza.

Dijo el poeta inglés Alexander Pope que aquel que dice una mentira no sabe qué tarea ha asumido, porque estará obligado a inventar veinte más para sostener la certeza de esta primera. El “rescate” del taxista suicida montado por Samaniego es un buen ejemplo.