Rusia es el Kremlin, balalaikas y matrioshkas. Por calles de sus ciudades cubiertas de nieve andan abrazados la gente con gorros de piel y osos. Para calentarse, los rusos toman vodka del samovar. Además, hay ballet ruso, misiles y tanques rusos y fusil automático Kaláshnikov. Más o menos así era la imagen que tenían de Rusia hace unos 20-30 años los extranjeros. A través del "telón de acero" no era fácil discernir la imagen auténtica del país. De ahí, ese retrato caricaturesco de Rusia.
Después del desmoronamiento de la URSS y las reformas políticas y económicas realizadas en Rusia, el modo estereotipado de percibirla ha cambiado poco en el exterior. Se añadieron rumores sobre la riqueza fabulosa de los "nuevos rusos" y la horrible mafia rusa. En aquello que se asocia con Rusia siguen ocupando el primer lugar el frío y los inmensos espacios cubiertos de nieve. En el segundo figuran el comunismo y sus símbolos: Lenin y Stalin. Son bien conocidos Gorbachov y Yeltsin. La mayoría de los extranjeros conocen el apellido del actual presidente de Rusia. Muchos mencionarán a los escritores Tolstoy y Dostoievski, al compositor Chaikovski y al primer cosmonáuta Yuri Gagarin. Además, la mayoría de los extranjeros opinan que los rusos son una gente trabajadora y afable y que las mujeres rusas son muy bellas.
Pero al propio tiempo numerosos forasteros nos imaginan como un enemigo dispuesto a apretar con el dedo el "botón rojo" o como un "Iván" de cara boba que calza "válenki" (botas de fieltro). Esos estereotipos fueron creados en Occidente y se introducían enérgicamente en la conciencia de la gente durante la época del vacío informativo.
Serguei Yastrzhembski, asesor del presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo en una ocasión: "La imagen que se tiene de Rusia en el exterior es mucho más tétrica y negra que la realidad. La forman en gran medida los periodistas extranjeros que trabajan en nuestro país".
El nombre del presidente ruso suele aparecer en titulares de medios noticiosos extranjeros cuando se informa, como regla, del arresto de algún hombre de negocios o el aplastamiento de la disidencia. Un sondeo sociológico realizado por encargo de las autoridades rusas ha permitido detectar que se trata de un problema muy serio. Sociólogos les pidieron a los respondientes estadounidenses indicar diez conceptos con los que ellos asocian a Rusia. En los primeros cuatro lugares se vieron el comunismo, el KGB, la nieve y la mafia. Los únicos conceptos positivos - la cultura y el arte - fueron colocados en el último lugar.
En efecto, la prensa occidental escribe más a menudo de los lados negativos de la política y la vida de Rusia. A su vez nuestros compatriotas suelen confirmarlo. Ello se deberá en parte a la inclinación de los rusos a hacer del dominio general los acontecimientos tristes de su vida. Periodistas extranjeros llamaron ingeniosamente a Rusia "país con pasado impredecible". Los rusos estamos propensos si no a la flagelación rayana en masoquismo, por lo menos a destruir "el mundo viejo" y echar abajo a los ídolos de antes, para colocar los nuevos. Además, siempre nos ha importado mucho qué estarán pensando de nosotros en el exterior.
¿Y qué los rusos estamos pensando de nosotros mismos? Creemos ser gente generosa e indiferente para con los bienes materiales. Ello no quiere decir, desde luego, que el dinero no nos interese, pero no lo colocamos en el primer lugar ni lo tratamos con el mismo respeto con que lo tratan, por ejemplo, los estadounidenses. Los rusos creemos lo contrario: que una persona buena no puede ser rica, porque con el trabajo honesto es imposible ganar mucho. Los conceptos "justo" y "pobre" son casi sinónimos para el hombre ruso.
La temeridad y la hospitalidad son rasgos muy característicos del pueblo ruso. Los rusos son en su mayoría muy sagaces y talentudos, pero al propio tiempo muy negligentes (puede ser que se trate de dos lados de una misma cualidad). La negligencia nos impide avanzar con éxito, según criterios occidentales, pero al mismo tiempo este rasgo permite cumplir tareas que parecen ser insolubles para las personas con otra mentalidad. La capacidad de ver un problema bajo un poco habitual ángulo visual y zanjarlo utilizando recursos poco usuales es un rasgo puramente ruso.
Durante los últimos 10-15 años, el mundo ha podido conocer mejor a Rusia. Los extranjeros que llegan a visitarla ya no esperan chocar con osos en la calle. Muchos se han enterado de que en Rusia no siempre y no en todas las partes se está en invierno. Que, por ejemplo, hay Sochi, ciudad donde crecen palmeras y hay un cálido mar; que Moscú y San Petersburgo son ciudades europeas, limpias y bien cuidadas, con luminosos anuncios publicitarios y una bien desarrollada industria de esparcimiento.En Rusia hay no menos automóviles de lujo que en Europa o EEUU. Y en cuanto al número de monumentos históricos y arquitectónicos, a Rusia la pueden envidiar muchos países.
De hecho cuantos visitan Rusia señalan la hospitalidad y la afabilidad de la gente rusa. Para conocer mejor a Rusia no siempre hace falta visitarla. Cantantes y músicos rusos actúan en los mejores escenarios del mundo, deportistas rusos suben a podios de los más prestigiosos torneos, libros de los escritores clásicos rusos siguen gozando de mucha popularidad. O sea que todo deseoso puede liberarse de las ideas estereotipadas y llegar a conocer cómo es Rusia en realidad. Lo que importa es querer hacerlo.
En lo que concierne a los atributos de lo "ruso", tales como el vodka, las matrioshkas, los válenki y otros muchos, Rusia no piensa renunciar a ello. ¿Para qué romper aquello que desde hace mucho actúa como una "tarjeta de presentación" de Rusia?
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Lilia Dromashko, para RIA Novosti.
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