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La jugada de la cabra

Santiago Chiva (Granada)
Redacción
jueves, 7 de febrero de 2008, 03:38 h (CET)
Se acercan las elecciones y el momento de decidir el voto. Es mejor pensarlo pronto, antes de oír los desatinos de los días de campaña. Y antes también de la Jornada de Reflexión (que por circunstancias ajenas se puede convertir en jornada de inflexión). Sugiero al ciudadano español analizar si los gobernantes han usado con ellos la vieja jugada de la cabra. Esta forma de tratar al votante se basa en un cuento popular hebreo. Un señor vivía con su numerosa familia, -suegra incluida- en una vivienda muy pequeña. Agobiado por esa situación, pidió consejo a un rabino. La solución que le dijo fue: compra una cabra y métela en tu casa para que viva con vosotros, y dentro de una semana volvemos a vernos. Pasado ese tiempo, fue desesperado a contarle al rabino cómo el animal había revolucionado aún más su casa. Entonces le dio la segunda parte del consejo: ahora saca la cabra y mañana me dices qué tal estás. Efectivamente, al día siguiente fue contentísimo a agradecerle su consejo. Sin la cabra, vivían de maravilla, aunque la casa y sus numerosos huéspedes seguían como siempre.

En educación, el caso es de libro. El Gobierno del PSOE iba a intentar arreglar la educación por enésima vez y de paso, a dar caña a la religión. Dijo que en vez de la alternativa curricular religión/hecho religioso habría o religión fuera del horario escolar o irse a casa (la cabra entra en juego). Como era que los autobuses esperaran a los chicos que iban a religión después de clases, se puso en horario escolar y con una alternativa similar a la que había con el PP (cabra a la calle). Así el gobierno se pone una medalla de talante dialogante y de rondón quita que sea calificable (como para reforzar la autoridad de los profesores de religión) como un guiño a sus votantes más radicales. Y uno de los problemas grave, que es la calidad de la educación, como siempre de mal.

En terrorismo, la cabra entra con una negociación chapucera en lo que lo único seguro era el ansia infinita de paz, y sale con la mano dura a ETA y Batasuna. Y el problema sigue.

Nos meten en un berenjenal y después nos sacan, sin habernos solucionado los problemas y encima hay que darles las gracias (y el voto, si no le importa).

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