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Ironía sí, pero no busque demagogia en el título, pues todo está relacionado, y más con esos algoritmos que no dejan de afinar hasta que consiguen ordenar desde fuera las cosas en las que estamos pensando por dentro. Me ha venido Hitler porque no puedo evitar 1964 cada vez que los de “Gracias a la Constitución…” insinúan que también le debemos la paz desde 1978, como si en uno de sus artículos, de los que se hayan cumplido, se ordenara destruir hasta las pistolas de juguete.
…y las formas ya casi superan al fondo, pues nunca como en esta década he conocido tal censura coincidente con que nunca como en esta década se han repartido tantos fondos públicos a medios de comunicación, partidos políticos, ONGs y sindicatos, que en lo que llevamos de legislatura cobran el doble que el que recibieron en toda la legislatura del gobierno anterior. ¿Incentivados con el dinero de quién? ¿A cambio de qué? ¿Para interés de quién? Un fraude político.
Cansada de sacar lodo y muebles rotos, Greta contempla la montaña de barro que hunde su casa en dos pisos. Un político pasa por allí y le cuenta todas las maravillas que se van a hacer en el barrio. Puentes, viaductos, túneles de policarbonato. Greta coge el rastrillo grande y sigue limpiando la montaña de barro.
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