Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Lenguaje | Habla | RAE | Lectura
La corrección en el habla y en las formas, dice mucho de la persona que las lleva a buen término

Ser correctos en el uso del lenguaje

|

No soporto a las personas que en determinadas conversaciones utilizan la blasfemia de forma repetida. Estos luego se dicen cultos y con valores, y son titulados en universidades. Se dicen algunos “hijos de la Iglesia” y en su forma de hablar, la blasfemia y las palabras mal sonantes, son usadas de forma habitual. Su lenguaje de carreteros roza siempre el mal gusto y solo los no cultivados utilizan las palabras más barriobajeras para referirse a determinados temas. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Se les llena la boca de sus logros, de ser leídos y de tener gusto por la lectura y la letra impresa. ¡Que lejos están de la misma!


La corrección en el habla y en las formas, dicen mucho de la persona que las lleva a buen término. Debemos ser conscientes de que nuestras conversaciones no son algo baladí, sino todo lo contrario. Debemos fijarnos bien en las expresiones que vamos a utilizar, ya que no podemos repetir de forma continuada palabras mal sonantes una después de las otras.


La pureza del lenguaje, nos debe llevar a la corrección máxima. Si nos esforzamos por usar palabras correctas, estaremos contribuyendo a proteger el buen uso de la lengua castellana -española para los exquisitos- en todos los ámbitos dónde nos encontremos. Hemos de ser conscientes de que nuestra lengua es de las más ricas y que debemos conocerla y usarla de forma conveniente.


Los cristianos tenemos que soportar miles de blasfemias a diario. Y no me parece que sea el mejor de los caminos. En otras culturas, al blasfemo, le hubieran cortado la lengua. No digo que lleguemos a esos extremos, pero si que de vez en cuando, una lavadita con lejía y salfumán no nos vendría nada mal. Menos mal que para reparar los actos blasfemos, los cristianos rezamos todos los días además de que existen órdenes religiosas -caso de las Reparadoras- fundadas para la reparación de las blasfemias que la sociedad reparte a diestro y siniestro.


¿Cómo podemos aprender a tener una dicción del lenguaje correcta? Leyendo libros en los que, el lenguaje sea totalmente correcto. La lectura nos hace libres, porque nos culturiza. No resulta dañina para nadie y es aconsejable practicarla a diario. Leer la prensa digital o en papel, o una novela, o una obra poética o dramática, nos ayudará a comprender mejor nuestro papel en la sociedad y a seguir usando nuestro lenguaje de la forma más correcta. No vale decir: amo la letra impresa … y en mis charlas con familiares, amigos y conocidos, sigo blasfemando de forma continuada. Si de verdad nos motiva la lectura pausada, poco a poco debemos corregir nuestra forma expresiva, haciendo que nuestro lenguaje reluzca más que nunca.


Hagamos nuestro el lema de la Real Academia de la Lengua: “limpia, fija y da esplendor”, añadiéndole: sin blasfemias ni palabras malsonantes. Es un reto que debemos ponernos a diario. 

Ser correctos en el uso del lenguaje

La corrección en el habla y en las formas, dice mucho de la persona que las lleva a buen término
Manuel Ibañez Ferriol
viernes, 4 de febrero de 2022, 12:26 h (CET)

No soporto a las personas que en determinadas conversaciones utilizan la blasfemia de forma repetida. Estos luego se dicen cultos y con valores, y son titulados en universidades. Se dicen algunos “hijos de la Iglesia” y en su forma de hablar, la blasfemia y las palabras mal sonantes, son usadas de forma habitual. Su lenguaje de carreteros roza siempre el mal gusto y solo los no cultivados utilizan las palabras más barriobajeras para referirse a determinados temas. Dime de lo que presumes y te diré de lo que careces. Se les llena la boca de sus logros, de ser leídos y de tener gusto por la lectura y la letra impresa. ¡Que lejos están de la misma!


La corrección en el habla y en las formas, dicen mucho de la persona que las lleva a buen término. Debemos ser conscientes de que nuestras conversaciones no son algo baladí, sino todo lo contrario. Debemos fijarnos bien en las expresiones que vamos a utilizar, ya que no podemos repetir de forma continuada palabras mal sonantes una después de las otras.


La pureza del lenguaje, nos debe llevar a la corrección máxima. Si nos esforzamos por usar palabras correctas, estaremos contribuyendo a proteger el buen uso de la lengua castellana -española para los exquisitos- en todos los ámbitos dónde nos encontremos. Hemos de ser conscientes de que nuestra lengua es de las más ricas y que debemos conocerla y usarla de forma conveniente.


Los cristianos tenemos que soportar miles de blasfemias a diario. Y no me parece que sea el mejor de los caminos. En otras culturas, al blasfemo, le hubieran cortado la lengua. No digo que lleguemos a esos extremos, pero si que de vez en cuando, una lavadita con lejía y salfumán no nos vendría nada mal. Menos mal que para reparar los actos blasfemos, los cristianos rezamos todos los días además de que existen órdenes religiosas -caso de las Reparadoras- fundadas para la reparación de las blasfemias que la sociedad reparte a diestro y siniestro.


¿Cómo podemos aprender a tener una dicción del lenguaje correcta? Leyendo libros en los que, el lenguaje sea totalmente correcto. La lectura nos hace libres, porque nos culturiza. No resulta dañina para nadie y es aconsejable practicarla a diario. Leer la prensa digital o en papel, o una novela, o una obra poética o dramática, nos ayudará a comprender mejor nuestro papel en la sociedad y a seguir usando nuestro lenguaje de la forma más correcta. No vale decir: amo la letra impresa … y en mis charlas con familiares, amigos y conocidos, sigo blasfemando de forma continuada. Si de verdad nos motiva la lectura pausada, poco a poco debemos corregir nuestra forma expresiva, haciendo que nuestro lenguaje reluzca más que nunca.


Hagamos nuestro el lema de la Real Academia de la Lengua: “limpia, fija y da esplendor”, añadiéndole: sin blasfemias ni palabras malsonantes. Es un reto que debemos ponernos a diario. 

Noticias relacionadas

Aunque criticada por su nivel de simplificación, la teoría del cerebro reptiliano, difundida por el neurólogo Paul D. MacLean en la década de 1960, se presenta atrayente para los legos en la materia, como es el caso de quien suscribe, pues nos retrotrae a otros esquematismos explicativos, verbigracia, el de infraestructura/superestructura.

Las especulaciones del pensamiento, sean de gente común o de egregios pensadores, cotizan a la baja frente a los requerimientos prácticos; generan una serie de abstracciones teóricas, difíciles de amoldar en la encarnadura de lo que son el ser humano concreto, el individuo, y el sujeto colectivo.

Hemos pasado de la “gloriosa” etapa del nacionalcatolicismo, en la que todo era cumplimiento y parabienes, a una especie de paso a la persecución solapada y el ninguneo –cuando no desprecio- hacia la Iglesia Católica. Los cristianos de a pie vemos como desciende de una manera exagerada el número de los que se consideran católicos, mientras muchos renuncian a su pertenencia a una fe que confesaron en su día, y que hoy la consideran como algo “cultural” y arcaico.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto