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Banderas para Aldea, Abenójar y Terrinches

Nieves Fernández
Nieves Fernández
domingo, 28 de septiembre de 2008, 07:11 h (CET)
Los aficionados a la vexilología y la heráldica están de enhorabuena. La Consejería de Administraciones Públicas de la Junta de Comunidades, Consejería que a decir verdad y por ignorancia nunca sabremos a lo que se dedica, aparte de otorgar banderas y aprobar escudos, como nos acabamos de enterar y es el caso que estas líneas ocupan.

El caso, en cuestión, es que en los tiempos que corren, poblaciones con larga historia probada acuerdan solicitar a la administración una bandera que por el motivo histórico que fuera no poseen; bandera que no han podido izar, ni colocar a media asta, por la sencilla razón de que dicha bandera no existe.

Las banderas, ya se sabe, no gozan de muy buena reputación. Son símbolos históricos, políticos y sociales de un territorio y como tales, se ven sometidas la pobres telas y maderas sin tener culpa alguna, a ser insignias de todo y para todo, y muchas veces aparecen deterioradas, nadie se acuerda de las banderas hasta que a alguien se le ocurre levantar la mirada al cielo y ver que la bandera de su pueblo no ondea como debiera al viento de los siglos, eso si existe bandera local, claro, porque muchas poblaciones se amparan en las banderas regionales, nacionales y hasta europeas, olvidando a las suyas más próximas.

Bien, pues a partir de hoy y desde ya, Aldea del Rey, Abenójar y Terrinches disponen de tres banderas originales para alardear al viento del otoño. En el escrito de otorgamiento publicado por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha se describen colores y formas. Curiosamente y a mi manera las he dibujado quizá sea para demostrarme a mí misma que puedo interpretar mal que bien las descripciones de los expertos en el arte del “vesillum” y los estandartes.

La bandera de Terrinches está dividida en dos franjas verticales, blanca con cruz roja de la Orden de Santiago cerca del asta y color azul la parte batiente, la parte más alejada del asta se entiende.

La bandera de Aldea del Rey va a ser blanca con un castillo rojo mazonado en negro en el centro, y como todos estamos pensando se refiere por supuesto al Castillo de Calatrava la Nueva, y eso sí en cada esquina de su bandera va a tener dibujada una cruz de Calatrava de color rojo.

Por su parte la bandera de Abenójar es blanca y azul, dividida en dos mitades horizontales, de tal suerte que la parte de arriba es blanca y la de abajo es roja, dibujando en el centro de la misma el escudo del municipio, que ése por supuesto que existe y bien bonito que es, por cierto.

Es difícil que conozcamos las banderas de los pueblos y ciudades de un lugar si no es visitando ese lugar o comprando algún producto que lleve la enseña, pero con esto de Internet hay una forma de ondear las banderas y enseñar con orgullo los escudos de todos los pueblos, ahí es nada, se trata de buscar en esa nueva enciclopedia online que poco a poco va engordando para albergar el saber y el conocimiento humano. Sólo has de marcar en un buscador la población que desees acompañada del nombre de la enciclopedia, es decir wikipedia, y al instante la “wiki” te va mostrar las banderas y los y los escudos de cada lugar. Lástima que algunos pueblos, (no ya Abenójar, ni Terrinches, ni Aldea, que pronto colgarán su banderas tanto en la “wiki” como en sus balcones consistoriales), no puedan respetar las banderas de los otros, desde la bandera nacional o europea hasta la más pequeñísima bandera local, todas son de un tamaño parecido y representan al terruño más pequeño o más grande de cada cual, símbolo que tanto trabajo nos cuesta respetar. Aire y atmósfera hay el mundo suficiente para albergar a todas las banderas que se levanten en los balcones o en la red de internautas. Pues ahora, tres más ondearán con fuerza en Aldea, Terrinches y Abenójar, celebrando la nueva.

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Censura. No la juzgo como una práctica muy denostada en estos días. Por el contrario, se me antoja que tiene más adeptos de los que, a priori, pudiéramos presumir. Como muestra de ello, hay un sector de usuarios que están abandonando cierta red social para migrar a otra más homogénea, y no con el fin de huir de la censura, sino por la ausencia o supresión de la misma en la primera de ellas.

Vivimos agazapados sobre los detalles mínimos a nuestro alcance y llegamos a convencernos de que esa es la auténtica realidad. Convencidos o resignados, estamos instalados en esta polémica de manera permanente; no aparece el tono resolutivo por ninguna parte. Aunque miremos las mismas cosas, cada quien ve cosas con matices diferentes y la disyuntiva permanece abierta.

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