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No existe cosa más insoportable que la UNIFORMIDAD de PENSAMIENTO. Se criticaba el “voto de obediencia” en el entorno de la Vida Religiosa, pero, aun reconociendo ciertos abusos “conventuales”, ese “voto” iba sustentado por algo superior, el compromiso con la “llamada” o la “vocación” de la FE.
Sin embargo, la UNIFORMIDAD de los afiliados, compromisarios en los Partidos Políticos es cuestión de interrogantes permanentes, sobre todo cuando se trata de temas relacionados con los principios personales, éticos o religiosos.
Cuando se estudia filosofía se puede entender perfectamente que “pensamiento y decisión” son conceptos individualizados y en algunos casos, por pura lógica, compartidos.
Es verdad que las “realidades éticas personales”, en la sociedad en que vivimos, pueden llegar a ser “mercancías de mercadillos semanales”; depende del lugar, de la ubicación y de las tasas a pagar por estos asentamientos.
Contemplar, sin embargo, la igualdad “grosera” de los “aplausos entusiastas” de “CLAS” aseguradoras de futuras prebendas, es VERGONZOSO, INCOMPRENSIBLE y ESCANDALOSO, porque se aplaude hasta el INSULTO, hasta la MENTIRA, hasta lo NO DESEABLE A NIVEL PERSONAL.
“Paris vaut bien une messe”, “París bien vale una misa”, una “genuflexión”, un “servilismo”…
CIEN DIPUTADOS, CIEN SENADORES, CIENTOS DE CONCEJALES..., todos, como el barniz, IGUALES…, todos votando a favor de ideas y proyectos en los que muchos no creen…, aplaudiendo el insulto, la mentira, la vendetta, la traición a sus propios conceptos morales… según el día.
¿Es NORMAL?, ¿Es ÉTICO?, ¿QUÉ PRECIO TIENE?
¡Nos extrañamos de las “bandas juveniles”, iguales en criterios de funcionamiento! Es una reflexión general; mal expuesta, quizás, pero REAL COMO LA VIDA MISMA.
Aunque criticada por su nivel de simplificación, la teoría del cerebro reptiliano, difundida por el neurólogo Paul D. MacLean en la década de 1960, se presenta atrayente para los legos en la materia, como es el caso de quien suscribe, pues nos retrotrae a otros esquematismos explicativos, verbigracia, el de infraestructura/superestructura.
Las especulaciones del pensamiento, sean de gente común o de egregios pensadores, cotizan a la baja frente a los requerimientos prácticos; generan una serie de abstracciones teóricas, difíciles de amoldar en la encarnadura de lo que son el ser humano concreto, el individuo, y el sujeto colectivo.
Hemos pasado de la “gloriosa” etapa del nacionalcatolicismo, en la que todo era cumplimiento y parabienes, a una especie de paso a la persecución solapada y el ninguneo –cuando no desprecio- hacia la Iglesia Católica. Los cristianos de a pie vemos como desciende de una manera exagerada el número de los que se consideran católicos, mientras muchos renuncian a su pertenencia a una fe que confesaron en su día, y que hoy la consideran como algo “cultural” y arcaico.
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