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"El acoso siempre beneficia a alguien"

Entrevista a JImina Sabadú
Herme Cerezo
sábado, 28 de noviembre de 2015, 23:03 h (CET)



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Jimina Sabadú (Madrid, 1981) estudió Comunicación Audiovisual y más tarde cinematografía en Nueva York. Divide su actividad profesional entre el periodismo, la literatura, la televisión, el teatro y el cine. Colabora con ‘Mondo Brutto’ desde el año 2000 y fue guionista y locutora del morning show ‘No Somos Nadie’, en la etapa de Celia Montalbán. El año pasado estrenó la película ‘Faraday’, dirigida por Norberto Ramos del Val, y la obra de teatro ‘Hijas de la Gran Puta’ en el Teatro Alfil. Ganó el Premio Lengua de Trapo con la novela ‘Celacanto’ e imparte clases de Literatura en el Grado de Cine de la Universidad Camilo José Cela.

La madrileña Jimina Sabadú se ha alzado con el Premio Ateneo de Sevilla Joven 2015 con su novela ‘Los supervivientes’, cuyo argumento se desarrolla al comienzo del curso escolar en el colegio Agustín de Foxá de Madrid. Los alumnos regresan de sus vacaciones y se saludan en un ágape organizado por los padres. Para Miguel Sanz supone volver al infierno; para la nueva profesora de literatura, María Victoria, es el comienzo de una gran singladura profesional; para Don Marcial significa el año de su jubilación. Sobre todos ellos se cierne una gran amenaza: los dueños del Foxá quieren vender el centro. Con este futuro incierto, los personajes se enfrentan, sin saberlo, a decisiones que les harán convertirse en quienes son realmente, mientras el colegio se hunde. ‘Los supervivientes’ es una novela coral que nos acerca a las responsabilidades que eludimos, a nuestra juventud y nuestro presente y que aborda también el tema del acoso escolar.

Para Jimina Sabadú haber sido premiada con el Ateneo de Sevilla Joven significa tranquilidad, un espacio propio para escribir. «El premio supone un alivio enorme, el alivio de no tener que preguntarme qué va a ser de mí o de saber si voy a publicar de nuevo o no». Y es que la literatura ocupa un lugar muy importante en su vida. «Escribir es mi forma de comunicarme, nada más. Otro alivio enorme. Habitualmente la gente no te permite hablar y si lo haces por escrito es posible que nadie se lo lea, pero al menos no te interrumpen»

‘Los supervivientes’ es un proyecto en el que Jimina llevaba pensando algún tiempo. «Todo nació a raíz de una broma pesdaa, casi una putada, que le gastaron a una persona. Durante mucho tiempo estuve madurando la idea, porque quería averiguar de dónde partió todo. Fui creciendo con temas de tolerancia y de los límites de la crueldad. Con esta novela he querido retratar un mundo que va desapareciendo poco a poco, pero que existió». La novela es un noventa por ciento real y el diez por ciento restante de ficción y está narrada en tercera persona «porque escribir en segunda es una proeza muy difícil de conseguir y hacerlo en primera también es complicado, ya que resulta muy difícil escaparse de una misma para narrar. Tengo la impresión de que si uso la primera siempre es el autor quien habla, por eso prefiero la tercera y además en tiempo presente, aunque en este caso he escogido el tiempo pasado».

Sabadú afirma que está muy presente en la historia, sobre todo en el personaje de Cristina Mayoral «que tiene muchas cosas de mí misma. En el resto de la novela soy la observadora». Con tanta presencia suya en la narración, cabe preguntarse si el texto encierra un posible valor terapéutico. «Sí, sí que lo tiene, aunque no comencé a escribirla con esa idea. En realidad, el embrión inicial fue un cuento que tenía algo que ver conmigo. Al acabarlo percibí que me había salido mejor que otros anteriores. Gané un premio y me di cuenta que escribiendo cosas que eran ciertas, mi escritura mejoraba. Y como a mí lo que me interesa es el resultado final, porque antes que escritora soy lectora, vi que ahí estaba la clave». Entre las múltiples facetas que dibujan su vida, Jimina Sabadú se siente especialmente cómoda con la narrativa «y ejerciendo de guionista y directora. Ser articulista no me atrae demasiado, no lo disfruto tanto, y además lo pagan mal. Prefiero hacer lo que me gusta y no cobrar».

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‘Los supervivientes’ no fue el primer título de la novela ganadora. «Antes de enviarla tenía otro, pero al plantearme cuál era su contenido, observé que trataba de la supervivencia y pensé que ‘Los supervivientes’ era un título más adecuado». Por otro lado, cada capítulo lleva su propio título, porque «si no fuera así no me gustaría. Ponerles título a los capítulos me parece estéticamente bonito». El acoso es un tema candente, tanto en el ámbito laboral como en el escolar, quizá más habitual que antes. «Es igual de frecuente que siempre, pero ahora tiene un nombre: acoso. Antes no preocupaba tanto, eran únicamente cosas que pasaban sin más. Por suerte, hoy ya se habla del tema. Es cierto que hay más herramientas para acosar que antes, pero es lo mismo que te insulten a través de cualquier aplicación informática que si lo hacen en directo. Lo que importa es el hecho». El acoso, como acto intencionado que es, además de perjudicar al damnificado, beneficia a alguien. «El beneficiado siempre es la persona que lo inicia y actúa así porque cree que si no lo hace, la pelota puede ir en su contra y convertirse en un problema suyo».

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Internet constituye un elemento indispensable en la ficción actual. Pocos libros hay que se escapen a su presencia. «Sí, claro, Internet está en nuestra vida y si no lo incluimos es como si en una novela elimináramos los coches, no parecería real. Pensé que si la ubicaba en los años noventa, tenía que ambientarla de otro modo y, narrativamente, me comprometía mucho. Por eso se desarrolla en un tiempo más próximo, en los años 2001 o 2002, cuando se puso en circulación el euro. Entonces ya había adesele pero no había alcanzado la sofisticación actual. Me costó bastante llegar a este punto y trabajé con mucha documentación hasta decidirme». Aunque emplazada en Madrid, la historia se mueve en un escenario universal. «Únicamente las personas que viven y conocen el barrio donde se desarrolla serán capaces de reconocerlo. Puede funcionar perfectamente en cualquier otra ciudad parecida».

Siglo XXI, acoso escolar, colegio, alumnos, profesores, tal vez se pueda pensar que la novela está concebida para un sector de lectores muy concreto. «’Los supervivientes’ va dirigida a todos los públicos. No es un libro juvenil, porque el lector medio de este tipo de literatura busca personajes que se le parezcan y que todo concluya bien y eso no lo va a encontrar aquí. No es una novela complaciente». A la hora de escribir, Jimina busca un equilibro entre texto y contenido. «Creo que lo que debe importar a un escritor es ser coherente con lo que lleva entre manos. Cada historia exige unos requisitos para ser narrada y todo lo que sea forzarla es destrozarla. No es conveniente depurar demasiado el estilo, porque puede resultar contraproducente». Además ha dejado que los personajes funcionaran a su aire. «No he intentado equilibrar la presencia de los protagonistas en la novela. Cada uno tiene su propio peso y quería que ocupase el espacio que le corresponde».

JImina Sabadú sigue escribiendo. Su deseo es publicar nuevas novelas. El futuro se presenta como un prolongado proyecto literario: «Tengo dos escritos danto tumbos por despachos y otras dos novelas más en preparación. La que más notas tenga, la que más engorde, será la que elija para trabajar en ella».

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