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Los conceptos de catástrofe y desastre se utilizan coloquialmente como sinónimos. Sin embargo, y según podemos advertir sin demasiado esfuerzo, la noción de catástrofe es más antigua, proviene de la Grecia clásica y refería entonces a “algo” que se vuelve en contra de la existencia. Algo que, como suceso, altera drásticamente el orden y la armonía de lo establecido.
¿Cómo continuar viviendo después de sufrir persecuciones, ataques, despedir involuntariamente a tus seres queridos que han partido antes de tiempo o hacer frente a los desafíos del día a día? Más dramático aún, ¿cómo ser agradecidos luego de vivir fuertes desgracias? ¿Es que acaso se puede expresar “gratitud” o “agradecimiento” cuando se atraviesa un túnel de dolor?
La verdadera profecía está plasmada en la realidad cotidiana, esa nos arguye qué pasa o pasará, y en la Biblia es en donde encontramos tres inmensos pilares fundamentales: esperanza, fe e ilusión. Estos tres pilares tienen todo el contenido a saber de la vida.
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