Siglo XXI. Diario digital independiente, plural y abierto. Noticias y opinión
Viajes y Lugares Tienda Siglo XXI Grupo Siglo XXI
21º ANIVERSARIO
Fundado en noviembre de 2003
Opinión
Etiquetas | Arte | Comida | Opciones | Ironía
Arrojar gazpacho sobre un bodegón de verduras plantea un interesante diálogo deconstructivo

​Mi opinión respecto a darle de comer al arte (arrojándole comida)

|

- Si queremos arrojar comida al arte, estaría bien documentarse primero por si el artista era celíaco. No es recomendable el tiramisú con impresionistas diabéticos. Tampoco recomendaría la nutella cerca de Las Tres Gracias de Rubens.


- Si lo que arrojamos son salsas, sería interesante contar con Estrellas Michelin como Dabiz Muñoz que manejen el tema de las emulsiones y las mezclas. Los pures deben tener la consistencia justa que deje traslúcida la imagen. El taboulé debe estar a temperatura ambiente y el pure de secreto ibérico debe quedar oculto en otro cuadro distinto, para que nadie se entere. No es bueno abusar del wasabi ni de la Sal Maldon si ya se cuenta con un tarro de Sopa Campbell. Conviene no arrojar al cristal carpaccio a palo seco, pues no marida con el vidrio, y aparte es una soberana estupidez.


- Arrojar gazpacho sobre un bodegón de verduras plantea un interesante diálogo deconstructivo, pues ambas partes del cristal coinciden en sus componentes. Si el guardia de Seguridad del recinto ha comido recientemente tempura (de verduras), es posible proseguir este diálogo, siempre que la presa que aquel haga sobre nuestro cuello, nos permite hablar.


- Conviene incorporar Maicena en "Los Relojes blandos" de Dalí para ayudarles a espesarse y coger consistencia. Por motivos igualmente compensatorios, no pasa nada por rociar de bicarbonato a “Saturno devorando a su hijo”.


- La "Mona Lisa" no necesariamente exige crema de cacahuete. Huyamos de la literalidad.


- Si queremos dar de comer al arte, existe algo llamado mecenazgo. Repito que no hay que tomarse las frases al pie de la letra. 

​Mi opinión respecto a darle de comer al arte (arrojándole comida)

Arrojar gazpacho sobre un bodegón de verduras plantea un interesante diálogo deconstructivo
Ángel Pontones Moreno
miércoles, 26 de octubre de 2022, 10:38 h (CET)

- Si queremos arrojar comida al arte, estaría bien documentarse primero por si el artista era celíaco. No es recomendable el tiramisú con impresionistas diabéticos. Tampoco recomendaría la nutella cerca de Las Tres Gracias de Rubens.


- Si lo que arrojamos son salsas, sería interesante contar con Estrellas Michelin como Dabiz Muñoz que manejen el tema de las emulsiones y las mezclas. Los pures deben tener la consistencia justa que deje traslúcida la imagen. El taboulé debe estar a temperatura ambiente y el pure de secreto ibérico debe quedar oculto en otro cuadro distinto, para que nadie se entere. No es bueno abusar del wasabi ni de la Sal Maldon si ya se cuenta con un tarro de Sopa Campbell. Conviene no arrojar al cristal carpaccio a palo seco, pues no marida con el vidrio, y aparte es una soberana estupidez.


- Arrojar gazpacho sobre un bodegón de verduras plantea un interesante diálogo deconstructivo, pues ambas partes del cristal coinciden en sus componentes. Si el guardia de Seguridad del recinto ha comido recientemente tempura (de verduras), es posible proseguir este diálogo, siempre que la presa que aquel haga sobre nuestro cuello, nos permite hablar.


- Conviene incorporar Maicena en "Los Relojes blandos" de Dalí para ayudarles a espesarse y coger consistencia. Por motivos igualmente compensatorios, no pasa nada por rociar de bicarbonato a “Saturno devorando a su hijo”.


- La "Mona Lisa" no necesariamente exige crema de cacahuete. Huyamos de la literalidad.


- Si queremos dar de comer al arte, existe algo llamado mecenazgo. Repito que no hay que tomarse las frases al pie de la letra. 

Noticias relacionadas

Realmente, la función de la filosofía se desarrolla, como un saber crítico de segundo grado, que analiza los contenidos de las diversas ciencias. Es un saber que se interesa por toda la realidad y el presente. Ya en vida de su creador Gustavo Bueno, su materialismo demostró una potencia explicativa extraordinaria, superior a la de otras corrientes o sistemas filosóficos.

Hay cosas cómicas que hay que tomar muy en serio. Son gansadas que retratan nuestro mundo. Representan el ombliguismo que nos rodea. El término es magistral: define aquello que cree está en el centro del cuerpo (del universo), sin reparar que su función se volvió inútil hace ya tiempo.

Hace unos días recibí de la editorial Anagrama el libro de Roberto Saviano titulado Los valientes están solos. Libro apasionante que he comenzado a devorar por la forma directa de contar una historia de coraje e integridad que terminó con los restos del juez Falcone volando por los aires a consecuencia del atentado perpetrado por la Cosa Nostra, al mando de ese tipo con cara de paleto bobo, Salvatore Totò Riina.

 
Quiénes somos  |   Sobre nosotros  |   Contacto  |   Aviso legal  |   Suscríbete a nuestra RSS Síguenos en Linkedin Síguenos en Facebook Síguenos en Twitter   |  
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto | Director: Guillermo Peris Peris
© 2024 Diario Siglo XXI. Periódico digital independiente, plural y abierto