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Opinión
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“El mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañero, la humildad”, Séneca

​El perdedor de más aire se despide al año

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Ya despedimos un año que nos deja los males de dolor y lutos, de una guerra suicida, criminal. La dejadéz deja el dolor de un fuego salvaje aniquilador, que fue en parte debido a los demonios de la inoperancia oficial, con lágrimas de cocodrilo. Todo ayer comprimido por lazos rotos de los sueños, ensueños, de un porque el ayer no es el hoy a distancia infinita de tan bello magisterio, un panorama que al propio cielo provocaba envidia, lo que ayer fue fuego salvaje, provocado en parte por punzada en el abandono. Cuando los que amamos la naturaleza, perdedores innatos. Explorador de oficios, repasa su cansada geografía, pasiva contemplación ,de aquellos paisajes lejanos estancias transitadas, donde pernoctaron tantas ilusiones como desencantos ante una naturaleza vilmente maltratada. A la que se quiere acallar con promesas.


Hoy todo es riesgo como deuda por los precipicios, desde donde rodaron desatinos. Escuchar las elementales pérdidas, el compromiso de la memoria golpeada. Estaciones, centro de amor y sinsabores, andenes de la vida, pañuelos bordados con hilos de ternura. Trenes de abiertas ventanillas, mañanas sin retorno. Huellas de arrugas cargadas de tronchados sueños. Ansias que desempolvan la vieja máquina de vapor, Impulso de tomar las curvas de la edad, tiempo de niñez, caballo de madera y el alba de las colas donde lograr un don, encontrar un modesto empleo medio digno con todos los avíos de los papeles bien claros con los que el cumplimiento justo, para que la que esa edad de niños ,que crecen sin futuros, envueltos por la palabrería de la mentira uniformada de verdad y nostalgia de larga noche de piedra con cantos de gaviotas volando sobre los discursos de la mentira ,que provoca insomnio y desesperación.


Paisaje envuelto en cálculos. La soledad acaricia el silencio. Desasosiego perfil y gesto lastimosos, envueltos. Decreto jugador de empeños, para ir tirando y ver si dios es capaz de cantarle, por una vez, las cuarenta a los diablos que manejan a la tierra como si esta fuese un niño que se queda dormido con una falsa nana y un sonajero que no suena . Reloj con los dados marcados. Perdidas las prosas de amor que has ido perndido por la avaricia de los más favorecidos, con coraje , acallar la explotación de la miseria.


Leamos poemas de sed en la fuente seca a ver si así se despiertan los veneros que duermen bajo tierra. Formemos parejas, dibujar la belleza, días y sueños bastan solo de espaldas a la prisa, el anhelo, con el amor pueda cogerse del brazo caminar con paso paralelo sin necesidad de elogios de palmeros. Sin discursos de alteza rogando, que no se peleen unos contra otros. Como niños en recreo de la escuela.


Esto no es un rezo calculado, tampoco presa poética. Es más bien llamar dolor de perdedores al que le quieren pintar el panorama de lo que se cierne sobre nuestras cabezas, que en verdad solo son juguetes de papel para los niños, menos favorecidos con los ojos llenos de lágrimas de tristeza. Polvo de paja no de grano, porque la era es de ellos y nosotros los que trillamos y nos dejan las pavesas que se las lleva el viento que siempre empuja en su favor.

​El perdedor de más aire se despide al año

“El mayor amigo de la verdad es el tiempo; su más encarnizado enemigo, el prejuicio; y su constante compañero, la humildad”, Séneca
Francisco Vélez Nieto
lunes, 26 de diciembre de 2022, 10:14 h (CET)

Ya despedimos un año que nos deja los males de dolor y lutos, de una guerra suicida, criminal. La dejadéz deja el dolor de un fuego salvaje aniquilador, que fue en parte debido a los demonios de la inoperancia oficial, con lágrimas de cocodrilo. Todo ayer comprimido por lazos rotos de los sueños, ensueños, de un porque el ayer no es el hoy a distancia infinita de tan bello magisterio, un panorama que al propio cielo provocaba envidia, lo que ayer fue fuego salvaje, provocado en parte por punzada en el abandono. Cuando los que amamos la naturaleza, perdedores innatos. Explorador de oficios, repasa su cansada geografía, pasiva contemplación ,de aquellos paisajes lejanos estancias transitadas, donde pernoctaron tantas ilusiones como desencantos ante una naturaleza vilmente maltratada. A la que se quiere acallar con promesas.


Hoy todo es riesgo como deuda por los precipicios, desde donde rodaron desatinos. Escuchar las elementales pérdidas, el compromiso de la memoria golpeada. Estaciones, centro de amor y sinsabores, andenes de la vida, pañuelos bordados con hilos de ternura. Trenes de abiertas ventanillas, mañanas sin retorno. Huellas de arrugas cargadas de tronchados sueños. Ansias que desempolvan la vieja máquina de vapor, Impulso de tomar las curvas de la edad, tiempo de niñez, caballo de madera y el alba de las colas donde lograr un don, encontrar un modesto empleo medio digno con todos los avíos de los papeles bien claros con los que el cumplimiento justo, para que la que esa edad de niños ,que crecen sin futuros, envueltos por la palabrería de la mentira uniformada de verdad y nostalgia de larga noche de piedra con cantos de gaviotas volando sobre los discursos de la mentira ,que provoca insomnio y desesperación.


Paisaje envuelto en cálculos. La soledad acaricia el silencio. Desasosiego perfil y gesto lastimosos, envueltos. Decreto jugador de empeños, para ir tirando y ver si dios es capaz de cantarle, por una vez, las cuarenta a los diablos que manejan a la tierra como si esta fuese un niño que se queda dormido con una falsa nana y un sonajero que no suena . Reloj con los dados marcados. Perdidas las prosas de amor que has ido perndido por la avaricia de los más favorecidos, con coraje , acallar la explotación de la miseria.


Leamos poemas de sed en la fuente seca a ver si así se despiertan los veneros que duermen bajo tierra. Formemos parejas, dibujar la belleza, días y sueños bastan solo de espaldas a la prisa, el anhelo, con el amor pueda cogerse del brazo caminar con paso paralelo sin necesidad de elogios de palmeros. Sin discursos de alteza rogando, que no se peleen unos contra otros. Como niños en recreo de la escuela.


Esto no es un rezo calculado, tampoco presa poética. Es más bien llamar dolor de perdedores al que le quieren pintar el panorama de lo que se cierne sobre nuestras cabezas, que en verdad solo son juguetes de papel para los niños, menos favorecidos con los ojos llenos de lágrimas de tristeza. Polvo de paja no de grano, porque la era es de ellos y nosotros los que trillamos y nos dejan las pavesas que se las lleva el viento que siempre empuja en su favor.

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