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Sociedad
Etiquetas | Entrevista | Joaquín Parra López | Guía | Vinos | viticultura
Entrevista al autor de la guía de vinos Wine Up! y especialista en servicios de asesoramiento comercial y marketing en el ámbito vitivinícola

Conociendo a … Joaquín Parra López

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Joaquin Parra 3


Joaquín Parra López, viajero del vino y autor de la guía de vinos Wine Up!, comenzó su carrera profesional trabajando en distintas bodegas de Castilla La Mancha, ocupando cargos de responsabilidad y dirección comercial.


En el año 2006, fundó su propia empresa, WINE UP CONSULTING, convirtiéndose en una de las primeras en ofrecer servicios de asesoramiento comercial y marketing en el ámbito vitivinícola.

Su trayectoria profesional está respaldada por su formación académica, como Técnico Superior en Gestión Comercial y Marketing, Técnico Especialista en Gestión y Administración de Empresas, complementada con un Máster en Comercio Internacional por la EOI.


A petición del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Ciudad Real, ha desarrollado e impartido el curso "Gestión y Comercialización del Vino Español" en varias ediciones. También ha colaborado con la CEOE-CEPYME de Ciudad Real impartiendo el curso "Enoturismo en Castilla La Mancha".


- ¿Considera que en la actualidad el ámbito vitivinícola es propicio para quienes tienen un espíritu emprendedor? En caso afirmativo, ¿cuáles son las características y convicciones personales que se requieren para emprender en este sector?

Creo que siempre hay que tener un espíritu emprendedor, porque es lo que hace que los territorios cambien, que progresen. De hecho, tenemos el ejemplo de lo que ha pasado en Almería, concretamente en El Ejido, una zona muy deprimida en la que prácticamente no había posibilidad de ganarse la vida, y precisamente ese espíritu emprendedor la ha convertido en el huerto de Europa.


En el sector agrario, cada vez hay un nivel de profesionalización más alto, pero también hay una necesidad de innovación. De hecho, se están estudiando nuevas variedades y nuevas formas de cultivar. Hay una innovación clara que es el sistema de riego por goteo, que ha sido un modelo de estudio por viticultores de prácticamente todo el mundo, precisamente porque el agua es muy escasa, y hay que optimizar ese recurso.


Hay innovación, pero es cierto que está en manos de grandes empresas o grandes terratenientes, que son los que terminan por apostar y por cultivar otras cosas que son las que terminan generando riqueza.


En el caso particular de la viticultura, la innovación no se ciñe al agricultor, sino que obviamente tiene que enlazar con la parte de distribución, es decir, esa innovación tiene que conducir a un crecimiento económico y de desarrollo del sector.


No es necesario tener una bodega de gran tamaño; los proyectos más pequeños, centrados en la creación de vinos únicos, también son viables y pueden tener éxito en el mercado. Debemos recordar que no solo el trabajo del agricultor en el campo requiere esfuerzo, sino también en otros aspectos relacionados con la comercialización. Aquellos agricultores que buscan progresar deben considerar este enfoque multidimensional y explorar nuevas formas de comercialización. Con el tiempo y de esta manera, muchas bodegas han prosperado y están logrando resultados destacados en la industria.


- En Castilla La Mancha, con su vasta extensión de viñedos, ¿cuál considera la estrategia más adecuada para destacar en la elaboración de vinos únicos: innovar con procesos tecnológicos o mantener lo tradicional y artesanal? ¿Se puede encontrar un equilibrio entre ambas técnicas para satisfacer las preferencias del mercado vitivinícola actual?

En el vino, yo creo que es bastante fácil. De hecho, hace tiempo publiqué un artículo en el que venía a decir que, la evolución actual del vino es precisamente una involución. Es una vuelta atrás. Con todos los conocimientos que a día de hoy tenemos en enología, que por otra parte son necesarios e imprescindibles, se está apostando por volver a usar tinajas de barro, por ser menos intervencionistas en el vino. El mercado está respondiendo muy bien, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, de manera que se podría decir que esa evolución es una vuelta al pasado con los conocimientos actuales, que no deja de ser lo que más o menos todas las personas queremos,

Por ponerte un ejemplo, eso es lo que están haciendo ahora con el vino, con el conocimiento que hay actualmente, volver a una elaboración como la que se hacía hace 40 o 50 años, y con un resultado excelente.


Joaquin Parra 2


- Aunque la vid se muestra muy resistente a largos periodos de sequía, en la región de Castilla La Mancha, con viñedos de secano y regadío, ¿cómo influye la escasez de agua en la viticultura y cómo se abordan los desafíos relacionados con este factor limitante?

La escasez de agua es una realidad hoy y la ha sido siempre, solo hay que pasar por aquí para ver cómo está nuestro territorio. Sí que es cierto que desde hace 30 o 40 años, también aprovechando los medios técnicos, todo aquel que ha tenido posibilidad de hacer un pozo para regar, lo ha hecho, pero cuando llega esta época del año, el nivel freático baja bastante y hay agricultores que ya no pueden sacar agua para regar. De manera que conviven esos viñedos en mayores producciones que pueden tener riego con aquellos que no lo tienen esa posibilidad y, que curiosamente son los viñedos de más edad, los que están ayudando a dar un aporte de calidad mucho más alto a los vinos de nuestra zona.


Hay estudios del Instituto del Vino de La Mancha sobre el comportamiento de las variedades ante la sequía y, es cierto que determinadas variedades son mucho más resistentes a esta sequía a la que nos enfrentamos.


Personalmente, he defendido que esta zona será siempre cultivable en circunstancias de sequía extrema porque tenemos un tipo de viña, que está muy adaptada a este tipo de suelo. El problema, creo que lo van a tener más en zonas más húmedas como Burdeos porque se van a ver obligados a cambiar por completo su viticultura y, este cambio, sin duda modificará todo lo que se conoce hasta ahora sobre la calidad en sus vinos.


Con independencia de que cada zona tiene que buscar su identidad, La Mancha está más preparada que otras para seguirá aguantando bien el cambio climático.


- ¿Existen iniciativas específicas y proyectos que se estén implementando en la actualidad para rejuvenecer y garantizar el futuro del sector vitivinícola atrayendo a los jóvenes al mundo del vino?

Se ha mecanizado todo lo que es el cultivo, se ha invertido en máquinas de vendimiar, se ha plantado en espaldera y, esa progresión, permite dependiendo de la fluctuación de los precios que se pueda vivir de la agricultura de una forma medianamente cómoda.


Pero lo que mí también me interesa, aparte de vivir de una forma cómoda de la agricultura, y creo que sería un salto cualitativo y necesario para nuestra zona, es conseguir que el joven agricultor, además de llevar la uva a la cooperativa o a la bodega de turno que se la compre, reservase parte de su producción para elaborar su propio vino, salir al mercado y defender su producto. Eso en Italia o en Francia es muy normal, y aquí, con el movimiento cooperativo en los años 40 y 50, sobre todo, acabó con todo ese tejido empresarial por decirlo de alguna forma. Sin ir más lejos, mi abuelo materno era agricultor y tenía su propia bodega en la que procesar la uva que recolectaba.


Como digo, era una realidad hasta los años 40, que se ha perdido, y creo que, a nivel político, las autoridades deberían incentivar este tipo de proyectos y ayudar para que en La Mancha se embotelle más y de más valor de lo que se está haciendo hasta ahora. Y creo que los jóvenes tienen esa capacidad porque viajan mucho más que se viajaba antes, y ver otras cosas. Además, las redes sociales y los medios digitales nos acercan ya a cualquier zona del mundo.


Creo que es el futuro para muchos agricultores de nuestra zona y donde está el verdadero relevo generacional, -y a todo el que puedo le meto el “gusanillo” de que tiene que intentarlo- es que los propios agricultores puedan empezar con una pequeña producción e ir aumentando la capacidad poco a poco a través de un proceso natural de crecimiento. En mi opinión, merece la pena hacer ese pequeño esfuerzo.


- ¿Cuál es la importancia de la certificación ecológica en la viticultura y qué beneficios aporta esta transición tanto al desarrollo sostenible del sector vitivinícola, como a la calidad de los vinos?

Un cultivo ecológico no garantiza, por sí solo, una calidad determinada. Si riegas en exceso, obtendrás uvas con menor concentración y, en consecuencia, un vino más ligero, por así decirlo. En resumen, puedes seguir las pautas de la ecología en el cultivo, pero, lo subrayo, la calidad es independiente del tipo de cultivo ecológico.


Lo que actualmente está ganando relevancia en esta zona y me parece mucho más interesante, es la viticultura regenerativa. Esto significa que el viñedo vuelva a coexistir con la tierra en su estado natural previo a la labranza, manteniendo una cubierta vegetal que facilite la recuperación de la biodiversidad. Por ejemplo, hace poco visité una finca que está implementando esta filosofía de viticultura regenerativa y observé un ave que nunca había visto por estas tierras, una abubilla; un pájaro insectívoro.


Cuando labramos la tierra y eliminamos toda la vida, la tierra se convierte en un lugar estéril, donde no habrá ningún pájaro buscando gusanos. Sin embargo, en este tipo de viticultura, al regenerar el suelo, obtenemos una mayor calidad en las uvas.


Es cierto que la viña puede perder algo de producción, pero el valor que se pierde debido a la disminución de la producción se compensa con el incremento en la calidad. En mi opinión, lo verdaderamente interesante, más allá del cultivo ecológico en sí, es la restauración de la biodiversidad. Al final, la ecología consiste en evitar productos químicos en el suelo, lo cual no difiere mucho de utilizar abono orgánico. Trabajar la tierra desde una perspectiva diferente es mucho más beneficioso para el medio ambiente y, a su vez, para la calidad del vino.


- Cada vez más viticultores se inclinan por la vendimia nocturna, a pesar de los inconvenientes por la falta de visibilidad, ¿Qué beneficios aporta al vino vendimiar por la noche? ¿En Castilla La Mancha tiene adeptos esta modalidad de recolección?

Cuando se vendía por la noche, es algo muy, pero muy excepcional que se haga a mano. Lo normal es que se vendimie con máquinas. ¿Por qué se vendimia por la noche? Primero, por aprovechar todas las horas posibles del día, porque en el momento que consigas que la uva esté madura, cuanto antes la cojas, mejor. Y luego, el hecho de vendimiar por la noche, el único factor diferencial es que la temperatura de la uva es más baja. No es lo mismo coger la uva a 16º C que a 25 º C.


Por lo general, cuando la uva llega a la bodega, es necesario enfriarla para iniciar la fermentación a temperaturas entre 18ºC y 20ºC. Entonces, hay la diferencia palpable al enfriar 20,000 kilos de uva que está a 20ºC en comparación con llevarla a 27ºC. Esta es la razón principal detrás de la vendimia nocturna: un ahorro sustancial de energía en el proceso de enfriamiento de la uva.


No es que el vino sea de mejor calidad porque se haya vendimiado de noche, para que eso suceda, lo importante es que la uva entre sana a la bodega y para lograrlo, conviene, la recolección manual y en cajas a primeras horas del día. No obstante, este enfoque lleva un costo que el mercado no puede asumir como estándar para la producción total de vino.


Hay que tener en cuenta que, en España, prácticamente hasta el año 2000-2001, había muy pocas hectáreas de viñedo en espaldera. Es a partir de los años 2000-2003, cuando se empieza a conducir la viña en espaldera buscando la mecanización, sobre todo, gracias a las ayudas que vienen de Europa para reestructuración del viñedo, transformando por completo el paisaje de nuestra comarca, permitiendo la mecanización de la vendimia, y con ello, la posibilidad de hacerlo por la noche con el fin de aprovechar las 24 horas del día.


Para que te hagas una idea del avance que ha supuesto la vendimia mecanizada, una máquina de vendimiar puede recolectar al día, si está las 24 horas vendiendo, en torno 250 mil kilos de uva diarios. Para coger esa cantidad de uva de forma manual, necesitarías del orden de 80 personas, si suponemos que una persona cuando va a destajo puede coger unos 3000 kilos diarios. Esto también conlleva un cambio completo de la vida en los pueblos en la época de recolección. 


Antes, en vendimia, Socuéllamos era un hervidero de gente y había casi más foráneos que lugareños, mientras que ahora no parece vendimia. No tiene nada que ver porque apenas llega gente de fuera, ya que con la mano de obra local es suficiente para vendimiar, y todo aquel que ha podido mecanizar sus viñedos, lo ha mecanizado.


- En un contexto donde los jóvenes parecen mostrar poco interés por el consumo de vino y en un mercado donde la cerveza es un duro competidor a la hora de socializar y compartir tiempo de ocio ¿qué estrategias pueden implementarse para revertir la tendencia a la baja en su consumo, promoviendo en todo momento que sea responsable?

La responsabilidad recae en cada uno de nosotros, en primer lugar, porque somos adultos o debemos comportarnos como tales al consumir alcohol. Todos sabemos muy bien las consecuencias de excedernos en su ingesta, los riesgos de conducir bajo los efectos del alcohol, y demás.


Respondiendo a lo primero, si observamos las cifras de consumo, notamos cómo el vino blanco está ganando terreno frente al vino tinto. Esto se debe a que más personas están adentrándose en el mundo del vino. Por lo general, la introducción al vino comienza con el blanco, ya que es una opción más fresca y de sabor más ligero.


Sí, es cierto, la cerveza está ahí, es una realidad. Puedes alternar entre cerveza y vino según tus preferencias. Sin embargo, es innegable que podríamos aumentar significativamente el consumo de vino si lo incorporamos a la mesa durante las comidas, incluso si solo lo hacemos los fines de semana y, creo que esto podría ser un gran avance para el vino.


En un momento determinado, consumir un tipo de bebida u otra, no es una cuestión de preferencia, es más bien de apetencia. Si me apetece beberme una cerveza, es que me apetece una cerveza, o porque es muy fría, o porque tiene las burbujas y, no me apetece un vino.


Personalmente, me pido vino cuando voy a un sitio en el que sé que el vino está muy bien servido y está en las condiciones oportunas, si no, normalmente pido cerveza. Sin embargo, en la mesa durante las comidas, el vino siempre tiene un lugar especial para mí. Es una tradición que he heredado de mi padre y considero que el vino es algo imprescindible en ese contexto.


En definitiva, para que el vino tenga más adeptos, lo que tenemos que hacer es cambiar el tipo de producto, vinos que se adapten a ese consumo, con menos grado alcohólico, o mostos parcialmente fermentados. No es vino, ¿vale? Pero proviene de la uva, que en nuestro sector es muy importante, y vamos a hacer que la gente joven se anime a beber ese tipo de vino en lugar de una cerveza.


En Italia, en su momento, llevaron a cabo algo similar con el Lambrusco, el cual atrajo a un público joven al mundo del vino. De esta manera, después de probar este tipo de vino, es más probable que te sientas inclinado a probar un vino blanco y luego un tinto joven, y a partir de ahí, aventurarte aún más. En resumen, es necesario que las bodegas cambien su mentalidad y se abran a la idea de producir vinos que sean más accesibles para el consumo diario en la barra del bar. Por supuesto, también deben ofrecer vinos de mayor calidad para el disfrute en la mesa, ya que a la mayoría de las personas les gusta acompañar la comida con vinos de más calidad. No obstante, es un desafío complejo.


- Wine Up Tour es su apuesta personal por promoción y difusión de la cultura del vino en España, un evento itinerante con el objetivo de conectar directamente a las bodegas con el consumidor final. En el contexto de las cenas armonizadas, que imparte, ¿cuál considera que es la clave para lograr un maridaje exitoso entre vino y comida?

Pues, a lo mejor, hay un tercer factor más importante que la comida y el vino, que es la compañía y el momento.


Es cierto que hablamos de cómo un vino casa mejor con un cierto tipo de alimento, Pero, por ejemplo, puede casar muy bien determinado vino con el Sushi, pero si no te gusta el Sushi, ese maridaje a ti te va a dar igual. En este sentido, soy poco convencional en lo que respecta al maridaje, y tiendo a aconsejar a las personas que disfruten del tipo de vino que les gusta y que coman lo que les apetezca.


Existen unas cuantas pautas básicas en cuanto a la temperatura y ciertos alimentos que no armonizan bien con el vino, como la alcachofa, pero no hace falta obsesionarse con el maridaje. Si le agregas a un plato y a una copa de vino, un momento especial y una agradable compañía, el maridaje se vuelve perfecto.


Creo que es una cuestión, digamos, de lógica. hay gente que dice: “Yo soy de tinto”, pues bueno, si te gusta el vino tinto, pues no pasa absolutamente nada, ¡ya está! Hay que dejar libertad de elección a cada uno. Otra cosa es cuando alguien quiere algo muy profesional, obviamente se le aconseja, se le recomienda y se busca el mejor vino para acompañar ese plato, pero en casa, no hay que volverse loco con esto, ni con los aromas, ni con nada, simplemente descorchar un vino que te haga disfrutar y con eso es suficiente.


Joaquin Parra


- Tras más de 13 años y más de 400 etapas desde que comenzó su andadura con Wine Up Tour, ¿qué aprendizajes puede compartir sobre las preferencias y necesidades del consumidor con relación a la elección del vino? En este sentido, ¿calidad y precio van de la mano, o hay honrosas excepciones?

Calidad y precio siempre van de la mano. Es cierto que existen zonas donde el cultivo es más costoso debido a factores como la orografía, el precio del suelo, el tipo de vendimia y la mano de obra, entre otros. Como resultado, los vinos tienden a ser más caros en comparación con regiones como La Mancha, que cuenta con extensiones vastas y terrenos llanos, lo que reduce los costos de producción.


Cuando descorchas una botella que cuesta 30 euros, naturalmente esperas un nivel de calidad que la mayoría de las veces el vino logra cumplir. Debes tener en cuenta que hoy en día, los consumidores están igualmente informados o incluso más que las propias bodegas, y el mercado no tolera la falta de calidad.


Desde mi experiencia personal como autor de una guía de vinos y catador a ciegas, encuentro pocas sorpresas. Lo normal es que el precio acompañe a la calidad (y a la inversa) aunque en ocasiones encuentras sorpresas con vinos económicos que están muy bien elaborados.


En cuanto a los consejos, en el mundo del vino, para desarrollar un criterio sólido, al igual que en cualquier otro campo, es necesario leer, probar y, sobre todo, viajar. Si nunca has salido de tu entorno, es complicado tener un criterio válido o exportable a otras zonas.


La clave radica en la experimentación constante. Probar, probar y probar, hasta que desarrolles tu propio perfil de gustos. Personalmente, considero que la única manera de disfrutar verdaderamente del vino es mantener una mente abierta. Algunas personas dicen: “A mí me gusta esta marca y no necesito probar más”, en esos casos ¿quién soy yo para contradecirlos? Mientras disfruten del vino, está bien.


Lo que me cansa es escuchar la frase: “El mejor vino es el que más te gusta”, porque eso no es necesariamente cierto. Para ilustrarlo, a menudo menciono un ejemplo: “Si solo has probado jamón York, considerarás que es el mejor jamón, pero debes haber probado jamón serrano, jamón de bellota y otros tipos para tener una base sólida para comparar”. No puedes tomar como verdad absoluta que el mejor vino es el que más te gusta, porque no has explorado todas las opciones.


Reconozco que no he probado todos los vinos españoles, pero he tenido la oportunidad de degustar la mayoría. Siempre tengo un perfil de gustos, pero cuando me preguntan: “¿Cuál es el mejor vino?”, mi respuesta suele ser: “Depende del momento y la compañía”. A partir de ahí, puedo recomendarte un vino.


En las distancias cortas


- ¿Considera premonitorio que, la vinculación de su apellido con la planta de la vid lo haya llevado a dedicarse profesionalmente a temas relacionados con el vino, a pesar de no tener una tradición familiar previa en el ámbito vitivinícola, o es anecdótico?

Como bien dices, por la parte paterna no hay una tradición vitícola. El vino para comer y ya está. Es cierto que mi abuelo paterno tenía su trocillo de tierra y recuerdo ser muy pequeño e ir a vendimiar un año o dos; no creo que fueran más. De pequeño, me llamaban la atención las historias que me contaba mi madre sobre sus vivencias y tradiciones en la casa familiar. Aunque no fue hasta mi vuelta de La Manga del Mar Menor con 18 o 19 años cuando comenzó mi interés por el mundo del vino.


Aunque todavía no sabía qué iba a hacer en la vida porque estaba estudiando, tenía más o menos claro que quería dirigir mis pasos profesionales hacia el vino. Tras un periplo que me ha llevado de un sitio a otro, en el momento tuve la oportunidad, no la dejé escapar y me establecí por mi cuenta. Han transcurrido 25 años, o sea, literalmente, media vida.


- Galardonado recientemente con el premio Tastevin de Cristal de la UAES - Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres- por su trayectoria profesional en el sector del vino, ¿cómo valora que su trabajo sea reconocido tanto por los enólogos como por los sumilleres, dos figuras clave en la industria vinícola?

Obviamente, este reconocimiento profesional es muy satisfactorio, sobre todo porque ves que la gente con la que trabajas, - estoy en medio de los dos, podamos decirlo así -, tanto los que producen como los que venden, valoran el trabajo que haces, pues es reconfortante. Como se suele decir: “Cuando uno da con una buena fonda, es que no se ha equivocado de camino”.


Cualquier reconocimiento produce una gran satisfacción y se agradece muchísimo, como es normal, y más cuando viene de estas dos organizaciones, que son las principales a nivel nacional en los dos ámbitos, tanto el de la enología, por la parte de los que elaboran el vino, como la de los sumilleres, por la parte de los que lo venden.


- Reside en Tomelloso, un destino único para disfrutar del enoturismo. ¿Qué hace a esta localidad merecedora de tal distinción y cuáles considera que son las actividades principales que ofrece a sus visitantes?

Curiosamente, lo más bonito no está a la vista: son sus cuevas. Tomelloso es una ciudad singular porque sin tener una conexión ferroviaria como han tenido otros pueblos, ha progresado más. Se encuentra entre los 10 municipios más importantes de Castilla La Mancha. Y el tercero de la provincia de Ciudad Real, tras la propia capital y de Puertollano, y creo que se debe a que su gente se ha forjado una personalidad muy emprendedora a base de mucho trabajo.


Como muchos lugares manchegos, Tomelloso ha sido siempre una zona cerealista y ganadera, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó a ser vitícola. En el momento en que comienzan a trabajar en serio la viticultura, excavan estas cuevas-bodega en las propias casas.


A nivel cultural, Tomelloso es la cuna de grandísimos pintores y literatos, no en vano es considerado el Ateneo de La Mancha. A nivel pictórico cuenta con Antonio López Torres - con un museo aquí -, y con su sobrino Antonio López García. Si hablamos de literatura, cabe destacar a Francisco García Pavón, Félix Grande y Dionisio Cañas.


A mí realmente me gusta mucho el paisaje. Me encanta salir al campo y ver esta inmensa llanura que me permite ver el final de esa línea recta, y soy consciente de que cuando la gente viene de fuera, también le llama mucho la atención y les gusta.


- ¿Qué cuidados o precauciones debe tener en cuenta como catador de vino, antes de enfrentarse a una cata para garantizar una experiencia más precisa y objetiva?

Tienes que tener la mente despejada y estar preparado, es decir, al final, una sesión de cata de las que hago con la guía, son 50 vinos. Tengo que estar centrado, concienciado y sin ningún tipo de estímulo exterior, ni siquiera música o el ruido de un ventilador, es decir, necesito silencio absoluto.

Por el respeto que me merece precisamente el agricultor que ha cultivado esas uvas y quien lo ha elaborado, tengo que dar el 100% de mis sentidos para puntuar y hacer una descripción justa de ese vino, sobre todo, estar en óptimas condiciones tanto mentales como físicas. No puedes estar resfriado, ni tener preocupaciones, Hay que estar centrado y sabiendo que, durante esas cinco horas, te vas a dedicar exclusivamente a oler, probar el vino y tomar las notas pertinentes.


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- Tras más de 25 años dedicados al mundo del vino, ¿qué proyectos o metas tiene en mente para el futuro de su carrera y su contribución a este sector?

Actualmente me encuentro en una etapa, podríamos llamarla valle. Sin embargo, como soy una persona inconformista, estoy trabajando en un proyecto relacionado con la digitalización, con la intención de revitalizar la guía Wine Up. No puedo revelar muchos detalles, pero el proyecto se centra principalmente en la digitalización y la innovación en el mundo del vino. Esto es algo que ya exploré en 2008 cuando creé una página web con el primer panel de catas online, que ahora está obsoleta por la parte estética no de programación. Estoy en proceso de cambiarla y desarrollar un canal mucho más integrador, dar un paso más allá, una evolución que será algo distinto y que, al mismo tiempo, facilitará mucho la elección y compra para el consumidor de vino, proporcionándole un conocimiento más profundo.


- Cuando no está entre sacacorchos, termómetros, copas de cata o decantadores, ¿qué otras actividades ocupan su tiempo?

Obviamente, aparte del tiempo que dedico a la familia, me gusta, por un lado, la lectura de novela histórica, sobre todo antes de dormir y, por otra parte, la fotografía. De las cosas con las que más disfruto es coger mi cámara e irme al campo, y hacer fotos. Puedo tener miles y miles de fotos de viñedos, y todo lo que está relacionado con la agricultura en general pero cada una es diferente, cada foto tiene un momento, tiene un porqué. Básicamente, por decirlo así, la fotografía es mi principal hobby, aunque las utilice para el trabajo.

Conociendo a … Joaquín Parra López

Entrevista al autor de la guía de vinos Wine Up! y especialista en servicios de asesoramiento comercial y marketing en el ámbito vitivinícola
Alfonso Miñarro López
martes, 12 de septiembre de 2023, 09:51 h (CET)

Joaquin Parra 3


Joaquín Parra López, viajero del vino y autor de la guía de vinos Wine Up!, comenzó su carrera profesional trabajando en distintas bodegas de Castilla La Mancha, ocupando cargos de responsabilidad y dirección comercial.


En el año 2006, fundó su propia empresa, WINE UP CONSULTING, convirtiéndose en una de las primeras en ofrecer servicios de asesoramiento comercial y marketing en el ámbito vitivinícola.

Su trayectoria profesional está respaldada por su formación académica, como Técnico Superior en Gestión Comercial y Marketing, Técnico Especialista en Gestión y Administración de Empresas, complementada con un Máster en Comercio Internacional por la EOI.


A petición del Colegio Oficial de Agentes Comerciales de Ciudad Real, ha desarrollado e impartido el curso "Gestión y Comercialización del Vino Español" en varias ediciones. También ha colaborado con la CEOE-CEPYME de Ciudad Real impartiendo el curso "Enoturismo en Castilla La Mancha".


- ¿Considera que en la actualidad el ámbito vitivinícola es propicio para quienes tienen un espíritu emprendedor? En caso afirmativo, ¿cuáles son las características y convicciones personales que se requieren para emprender en este sector?

Creo que siempre hay que tener un espíritu emprendedor, porque es lo que hace que los territorios cambien, que progresen. De hecho, tenemos el ejemplo de lo que ha pasado en Almería, concretamente en El Ejido, una zona muy deprimida en la que prácticamente no había posibilidad de ganarse la vida, y precisamente ese espíritu emprendedor la ha convertido en el huerto de Europa.


En el sector agrario, cada vez hay un nivel de profesionalización más alto, pero también hay una necesidad de innovación. De hecho, se están estudiando nuevas variedades y nuevas formas de cultivar. Hay una innovación clara que es el sistema de riego por goteo, que ha sido un modelo de estudio por viticultores de prácticamente todo el mundo, precisamente porque el agua es muy escasa, y hay que optimizar ese recurso.


Hay innovación, pero es cierto que está en manos de grandes empresas o grandes terratenientes, que son los que terminan por apostar y por cultivar otras cosas que son las que terminan generando riqueza.


En el caso particular de la viticultura, la innovación no se ciñe al agricultor, sino que obviamente tiene que enlazar con la parte de distribución, es decir, esa innovación tiene que conducir a un crecimiento económico y de desarrollo del sector.


No es necesario tener una bodega de gran tamaño; los proyectos más pequeños, centrados en la creación de vinos únicos, también son viables y pueden tener éxito en el mercado. Debemos recordar que no solo el trabajo del agricultor en el campo requiere esfuerzo, sino también en otros aspectos relacionados con la comercialización. Aquellos agricultores que buscan progresar deben considerar este enfoque multidimensional y explorar nuevas formas de comercialización. Con el tiempo y de esta manera, muchas bodegas han prosperado y están logrando resultados destacados en la industria.


- En Castilla La Mancha, con su vasta extensión de viñedos, ¿cuál considera la estrategia más adecuada para destacar en la elaboración de vinos únicos: innovar con procesos tecnológicos o mantener lo tradicional y artesanal? ¿Se puede encontrar un equilibrio entre ambas técnicas para satisfacer las preferencias del mercado vitivinícola actual?

En el vino, yo creo que es bastante fácil. De hecho, hace tiempo publiqué un artículo en el que venía a decir que, la evolución actual del vino es precisamente una involución. Es una vuelta atrás. Con todos los conocimientos que a día de hoy tenemos en enología, que por otra parte son necesarios e imprescindibles, se está apostando por volver a usar tinajas de barro, por ser menos intervencionistas en el vino. El mercado está respondiendo muy bien, tanto a nivel nacional como a nivel internacional, de manera que se podría decir que esa evolución es una vuelta al pasado con los conocimientos actuales, que no deja de ser lo que más o menos todas las personas queremos,

Por ponerte un ejemplo, eso es lo que están haciendo ahora con el vino, con el conocimiento que hay actualmente, volver a una elaboración como la que se hacía hace 40 o 50 años, y con un resultado excelente.


Joaquin Parra 2


- Aunque la vid se muestra muy resistente a largos periodos de sequía, en la región de Castilla La Mancha, con viñedos de secano y regadío, ¿cómo influye la escasez de agua en la viticultura y cómo se abordan los desafíos relacionados con este factor limitante?

La escasez de agua es una realidad hoy y la ha sido siempre, solo hay que pasar por aquí para ver cómo está nuestro territorio. Sí que es cierto que desde hace 30 o 40 años, también aprovechando los medios técnicos, todo aquel que ha tenido posibilidad de hacer un pozo para regar, lo ha hecho, pero cuando llega esta época del año, el nivel freático baja bastante y hay agricultores que ya no pueden sacar agua para regar. De manera que conviven esos viñedos en mayores producciones que pueden tener riego con aquellos que no lo tienen esa posibilidad y, que curiosamente son los viñedos de más edad, los que están ayudando a dar un aporte de calidad mucho más alto a los vinos de nuestra zona.


Hay estudios del Instituto del Vino de La Mancha sobre el comportamiento de las variedades ante la sequía y, es cierto que determinadas variedades son mucho más resistentes a esta sequía a la que nos enfrentamos.


Personalmente, he defendido que esta zona será siempre cultivable en circunstancias de sequía extrema porque tenemos un tipo de viña, que está muy adaptada a este tipo de suelo. El problema, creo que lo van a tener más en zonas más húmedas como Burdeos porque se van a ver obligados a cambiar por completo su viticultura y, este cambio, sin duda modificará todo lo que se conoce hasta ahora sobre la calidad en sus vinos.


Con independencia de que cada zona tiene que buscar su identidad, La Mancha está más preparada que otras para seguirá aguantando bien el cambio climático.


- ¿Existen iniciativas específicas y proyectos que se estén implementando en la actualidad para rejuvenecer y garantizar el futuro del sector vitivinícola atrayendo a los jóvenes al mundo del vino?

Se ha mecanizado todo lo que es el cultivo, se ha invertido en máquinas de vendimiar, se ha plantado en espaldera y, esa progresión, permite dependiendo de la fluctuación de los precios que se pueda vivir de la agricultura de una forma medianamente cómoda.


Pero lo que mí también me interesa, aparte de vivir de una forma cómoda de la agricultura, y creo que sería un salto cualitativo y necesario para nuestra zona, es conseguir que el joven agricultor, además de llevar la uva a la cooperativa o a la bodega de turno que se la compre, reservase parte de su producción para elaborar su propio vino, salir al mercado y defender su producto. Eso en Italia o en Francia es muy normal, y aquí, con el movimiento cooperativo en los años 40 y 50, sobre todo, acabó con todo ese tejido empresarial por decirlo de alguna forma. Sin ir más lejos, mi abuelo materno era agricultor y tenía su propia bodega en la que procesar la uva que recolectaba.


Como digo, era una realidad hasta los años 40, que se ha perdido, y creo que, a nivel político, las autoridades deberían incentivar este tipo de proyectos y ayudar para que en La Mancha se embotelle más y de más valor de lo que se está haciendo hasta ahora. Y creo que los jóvenes tienen esa capacidad porque viajan mucho más que se viajaba antes, y ver otras cosas. Además, las redes sociales y los medios digitales nos acercan ya a cualquier zona del mundo.


Creo que es el futuro para muchos agricultores de nuestra zona y donde está el verdadero relevo generacional, -y a todo el que puedo le meto el “gusanillo” de que tiene que intentarlo- es que los propios agricultores puedan empezar con una pequeña producción e ir aumentando la capacidad poco a poco a través de un proceso natural de crecimiento. En mi opinión, merece la pena hacer ese pequeño esfuerzo.


- ¿Cuál es la importancia de la certificación ecológica en la viticultura y qué beneficios aporta esta transición tanto al desarrollo sostenible del sector vitivinícola, como a la calidad de los vinos?

Un cultivo ecológico no garantiza, por sí solo, una calidad determinada. Si riegas en exceso, obtendrás uvas con menor concentración y, en consecuencia, un vino más ligero, por así decirlo. En resumen, puedes seguir las pautas de la ecología en el cultivo, pero, lo subrayo, la calidad es independiente del tipo de cultivo ecológico.


Lo que actualmente está ganando relevancia en esta zona y me parece mucho más interesante, es la viticultura regenerativa. Esto significa que el viñedo vuelva a coexistir con la tierra en su estado natural previo a la labranza, manteniendo una cubierta vegetal que facilite la recuperación de la biodiversidad. Por ejemplo, hace poco visité una finca que está implementando esta filosofía de viticultura regenerativa y observé un ave que nunca había visto por estas tierras, una abubilla; un pájaro insectívoro.


Cuando labramos la tierra y eliminamos toda la vida, la tierra se convierte en un lugar estéril, donde no habrá ningún pájaro buscando gusanos. Sin embargo, en este tipo de viticultura, al regenerar el suelo, obtenemos una mayor calidad en las uvas.


Es cierto que la viña puede perder algo de producción, pero el valor que se pierde debido a la disminución de la producción se compensa con el incremento en la calidad. En mi opinión, lo verdaderamente interesante, más allá del cultivo ecológico en sí, es la restauración de la biodiversidad. Al final, la ecología consiste en evitar productos químicos en el suelo, lo cual no difiere mucho de utilizar abono orgánico. Trabajar la tierra desde una perspectiva diferente es mucho más beneficioso para el medio ambiente y, a su vez, para la calidad del vino.


- Cada vez más viticultores se inclinan por la vendimia nocturna, a pesar de los inconvenientes por la falta de visibilidad, ¿Qué beneficios aporta al vino vendimiar por la noche? ¿En Castilla La Mancha tiene adeptos esta modalidad de recolección?

Cuando se vendía por la noche, es algo muy, pero muy excepcional que se haga a mano. Lo normal es que se vendimie con máquinas. ¿Por qué se vendimia por la noche? Primero, por aprovechar todas las horas posibles del día, porque en el momento que consigas que la uva esté madura, cuanto antes la cojas, mejor. Y luego, el hecho de vendimiar por la noche, el único factor diferencial es que la temperatura de la uva es más baja. No es lo mismo coger la uva a 16º C que a 25 º C.


Por lo general, cuando la uva llega a la bodega, es necesario enfriarla para iniciar la fermentación a temperaturas entre 18ºC y 20ºC. Entonces, hay la diferencia palpable al enfriar 20,000 kilos de uva que está a 20ºC en comparación con llevarla a 27ºC. Esta es la razón principal detrás de la vendimia nocturna: un ahorro sustancial de energía en el proceso de enfriamiento de la uva.


No es que el vino sea de mejor calidad porque se haya vendimiado de noche, para que eso suceda, lo importante es que la uva entre sana a la bodega y para lograrlo, conviene, la recolección manual y en cajas a primeras horas del día. No obstante, este enfoque lleva un costo que el mercado no puede asumir como estándar para la producción total de vino.


Hay que tener en cuenta que, en España, prácticamente hasta el año 2000-2001, había muy pocas hectáreas de viñedo en espaldera. Es a partir de los años 2000-2003, cuando se empieza a conducir la viña en espaldera buscando la mecanización, sobre todo, gracias a las ayudas que vienen de Europa para reestructuración del viñedo, transformando por completo el paisaje de nuestra comarca, permitiendo la mecanización de la vendimia, y con ello, la posibilidad de hacerlo por la noche con el fin de aprovechar las 24 horas del día.


Para que te hagas una idea del avance que ha supuesto la vendimia mecanizada, una máquina de vendimiar puede recolectar al día, si está las 24 horas vendiendo, en torno 250 mil kilos de uva diarios. Para coger esa cantidad de uva de forma manual, necesitarías del orden de 80 personas, si suponemos que una persona cuando va a destajo puede coger unos 3000 kilos diarios. Esto también conlleva un cambio completo de la vida en los pueblos en la época de recolección. 


Antes, en vendimia, Socuéllamos era un hervidero de gente y había casi más foráneos que lugareños, mientras que ahora no parece vendimia. No tiene nada que ver porque apenas llega gente de fuera, ya que con la mano de obra local es suficiente para vendimiar, y todo aquel que ha podido mecanizar sus viñedos, lo ha mecanizado.


- En un contexto donde los jóvenes parecen mostrar poco interés por el consumo de vino y en un mercado donde la cerveza es un duro competidor a la hora de socializar y compartir tiempo de ocio ¿qué estrategias pueden implementarse para revertir la tendencia a la baja en su consumo, promoviendo en todo momento que sea responsable?

La responsabilidad recae en cada uno de nosotros, en primer lugar, porque somos adultos o debemos comportarnos como tales al consumir alcohol. Todos sabemos muy bien las consecuencias de excedernos en su ingesta, los riesgos de conducir bajo los efectos del alcohol, y demás.


Respondiendo a lo primero, si observamos las cifras de consumo, notamos cómo el vino blanco está ganando terreno frente al vino tinto. Esto se debe a que más personas están adentrándose en el mundo del vino. Por lo general, la introducción al vino comienza con el blanco, ya que es una opción más fresca y de sabor más ligero.


Sí, es cierto, la cerveza está ahí, es una realidad. Puedes alternar entre cerveza y vino según tus preferencias. Sin embargo, es innegable que podríamos aumentar significativamente el consumo de vino si lo incorporamos a la mesa durante las comidas, incluso si solo lo hacemos los fines de semana y, creo que esto podría ser un gran avance para el vino.


En un momento determinado, consumir un tipo de bebida u otra, no es una cuestión de preferencia, es más bien de apetencia. Si me apetece beberme una cerveza, es que me apetece una cerveza, o porque es muy fría, o porque tiene las burbujas y, no me apetece un vino.


Personalmente, me pido vino cuando voy a un sitio en el que sé que el vino está muy bien servido y está en las condiciones oportunas, si no, normalmente pido cerveza. Sin embargo, en la mesa durante las comidas, el vino siempre tiene un lugar especial para mí. Es una tradición que he heredado de mi padre y considero que el vino es algo imprescindible en ese contexto.


En definitiva, para que el vino tenga más adeptos, lo que tenemos que hacer es cambiar el tipo de producto, vinos que se adapten a ese consumo, con menos grado alcohólico, o mostos parcialmente fermentados. No es vino, ¿vale? Pero proviene de la uva, que en nuestro sector es muy importante, y vamos a hacer que la gente joven se anime a beber ese tipo de vino en lugar de una cerveza.


En Italia, en su momento, llevaron a cabo algo similar con el Lambrusco, el cual atrajo a un público joven al mundo del vino. De esta manera, después de probar este tipo de vino, es más probable que te sientas inclinado a probar un vino blanco y luego un tinto joven, y a partir de ahí, aventurarte aún más. En resumen, es necesario que las bodegas cambien su mentalidad y se abran a la idea de producir vinos que sean más accesibles para el consumo diario en la barra del bar. Por supuesto, también deben ofrecer vinos de mayor calidad para el disfrute en la mesa, ya que a la mayoría de las personas les gusta acompañar la comida con vinos de más calidad. No obstante, es un desafío complejo.


- Wine Up Tour es su apuesta personal por promoción y difusión de la cultura del vino en España, un evento itinerante con el objetivo de conectar directamente a las bodegas con el consumidor final. En el contexto de las cenas armonizadas, que imparte, ¿cuál considera que es la clave para lograr un maridaje exitoso entre vino y comida?

Pues, a lo mejor, hay un tercer factor más importante que la comida y el vino, que es la compañía y el momento.


Es cierto que hablamos de cómo un vino casa mejor con un cierto tipo de alimento, Pero, por ejemplo, puede casar muy bien determinado vino con el Sushi, pero si no te gusta el Sushi, ese maridaje a ti te va a dar igual. En este sentido, soy poco convencional en lo que respecta al maridaje, y tiendo a aconsejar a las personas que disfruten del tipo de vino que les gusta y que coman lo que les apetezca.


Existen unas cuantas pautas básicas en cuanto a la temperatura y ciertos alimentos que no armonizan bien con el vino, como la alcachofa, pero no hace falta obsesionarse con el maridaje. Si le agregas a un plato y a una copa de vino, un momento especial y una agradable compañía, el maridaje se vuelve perfecto.


Creo que es una cuestión, digamos, de lógica. hay gente que dice: “Yo soy de tinto”, pues bueno, si te gusta el vino tinto, pues no pasa absolutamente nada, ¡ya está! Hay que dejar libertad de elección a cada uno. Otra cosa es cuando alguien quiere algo muy profesional, obviamente se le aconseja, se le recomienda y se busca el mejor vino para acompañar ese plato, pero en casa, no hay que volverse loco con esto, ni con los aromas, ni con nada, simplemente descorchar un vino que te haga disfrutar y con eso es suficiente.


Joaquin Parra


- Tras más de 13 años y más de 400 etapas desde que comenzó su andadura con Wine Up Tour, ¿qué aprendizajes puede compartir sobre las preferencias y necesidades del consumidor con relación a la elección del vino? En este sentido, ¿calidad y precio van de la mano, o hay honrosas excepciones?

Calidad y precio siempre van de la mano. Es cierto que existen zonas donde el cultivo es más costoso debido a factores como la orografía, el precio del suelo, el tipo de vendimia y la mano de obra, entre otros. Como resultado, los vinos tienden a ser más caros en comparación con regiones como La Mancha, que cuenta con extensiones vastas y terrenos llanos, lo que reduce los costos de producción.


Cuando descorchas una botella que cuesta 30 euros, naturalmente esperas un nivel de calidad que la mayoría de las veces el vino logra cumplir. Debes tener en cuenta que hoy en día, los consumidores están igualmente informados o incluso más que las propias bodegas, y el mercado no tolera la falta de calidad.


Desde mi experiencia personal como autor de una guía de vinos y catador a ciegas, encuentro pocas sorpresas. Lo normal es que el precio acompañe a la calidad (y a la inversa) aunque en ocasiones encuentras sorpresas con vinos económicos que están muy bien elaborados.


En cuanto a los consejos, en el mundo del vino, para desarrollar un criterio sólido, al igual que en cualquier otro campo, es necesario leer, probar y, sobre todo, viajar. Si nunca has salido de tu entorno, es complicado tener un criterio válido o exportable a otras zonas.


La clave radica en la experimentación constante. Probar, probar y probar, hasta que desarrolles tu propio perfil de gustos. Personalmente, considero que la única manera de disfrutar verdaderamente del vino es mantener una mente abierta. Algunas personas dicen: “A mí me gusta esta marca y no necesito probar más”, en esos casos ¿quién soy yo para contradecirlos? Mientras disfruten del vino, está bien.


Lo que me cansa es escuchar la frase: “El mejor vino es el que más te gusta”, porque eso no es necesariamente cierto. Para ilustrarlo, a menudo menciono un ejemplo: “Si solo has probado jamón York, considerarás que es el mejor jamón, pero debes haber probado jamón serrano, jamón de bellota y otros tipos para tener una base sólida para comparar”. No puedes tomar como verdad absoluta que el mejor vino es el que más te gusta, porque no has explorado todas las opciones.


Reconozco que no he probado todos los vinos españoles, pero he tenido la oportunidad de degustar la mayoría. Siempre tengo un perfil de gustos, pero cuando me preguntan: “¿Cuál es el mejor vino?”, mi respuesta suele ser: “Depende del momento y la compañía”. A partir de ahí, puedo recomendarte un vino.


En las distancias cortas


- ¿Considera premonitorio que, la vinculación de su apellido con la planta de la vid lo haya llevado a dedicarse profesionalmente a temas relacionados con el vino, a pesar de no tener una tradición familiar previa en el ámbito vitivinícola, o es anecdótico?

Como bien dices, por la parte paterna no hay una tradición vitícola. El vino para comer y ya está. Es cierto que mi abuelo paterno tenía su trocillo de tierra y recuerdo ser muy pequeño e ir a vendimiar un año o dos; no creo que fueran más. De pequeño, me llamaban la atención las historias que me contaba mi madre sobre sus vivencias y tradiciones en la casa familiar. Aunque no fue hasta mi vuelta de La Manga del Mar Menor con 18 o 19 años cuando comenzó mi interés por el mundo del vino.


Aunque todavía no sabía qué iba a hacer en la vida porque estaba estudiando, tenía más o menos claro que quería dirigir mis pasos profesionales hacia el vino. Tras un periplo que me ha llevado de un sitio a otro, en el momento tuve la oportunidad, no la dejé escapar y me establecí por mi cuenta. Han transcurrido 25 años, o sea, literalmente, media vida.


- Galardonado recientemente con el premio Tastevin de Cristal de la UAES - Unión de Asociaciones Españolas de Sumilleres- por su trayectoria profesional en el sector del vino, ¿cómo valora que su trabajo sea reconocido tanto por los enólogos como por los sumilleres, dos figuras clave en la industria vinícola?

Obviamente, este reconocimiento profesional es muy satisfactorio, sobre todo porque ves que la gente con la que trabajas, - estoy en medio de los dos, podamos decirlo así -, tanto los que producen como los que venden, valoran el trabajo que haces, pues es reconfortante. Como se suele decir: “Cuando uno da con una buena fonda, es que no se ha equivocado de camino”.


Cualquier reconocimiento produce una gran satisfacción y se agradece muchísimo, como es normal, y más cuando viene de estas dos organizaciones, que son las principales a nivel nacional en los dos ámbitos, tanto el de la enología, por la parte de los que elaboran el vino, como la de los sumilleres, por la parte de los que lo venden.


- Reside en Tomelloso, un destino único para disfrutar del enoturismo. ¿Qué hace a esta localidad merecedora de tal distinción y cuáles considera que son las actividades principales que ofrece a sus visitantes?

Curiosamente, lo más bonito no está a la vista: son sus cuevas. Tomelloso es una ciudad singular porque sin tener una conexión ferroviaria como han tenido otros pueblos, ha progresado más. Se encuentra entre los 10 municipios más importantes de Castilla La Mancha. Y el tercero de la provincia de Ciudad Real, tras la propia capital y de Puertollano, y creo que se debe a que su gente se ha forjado una personalidad muy emprendedora a base de mucho trabajo.


Como muchos lugares manchegos, Tomelloso ha sido siempre una zona cerealista y ganadera, y no fue hasta mediados del siglo XIX cuando comenzó a ser vitícola. En el momento en que comienzan a trabajar en serio la viticultura, excavan estas cuevas-bodega en las propias casas.


A nivel cultural, Tomelloso es la cuna de grandísimos pintores y literatos, no en vano es considerado el Ateneo de La Mancha. A nivel pictórico cuenta con Antonio López Torres - con un museo aquí -, y con su sobrino Antonio López García. Si hablamos de literatura, cabe destacar a Francisco García Pavón, Félix Grande y Dionisio Cañas.


A mí realmente me gusta mucho el paisaje. Me encanta salir al campo y ver esta inmensa llanura que me permite ver el final de esa línea recta, y soy consciente de que cuando la gente viene de fuera, también le llama mucho la atención y les gusta.


- ¿Qué cuidados o precauciones debe tener en cuenta como catador de vino, antes de enfrentarse a una cata para garantizar una experiencia más precisa y objetiva?

Tienes que tener la mente despejada y estar preparado, es decir, al final, una sesión de cata de las que hago con la guía, son 50 vinos. Tengo que estar centrado, concienciado y sin ningún tipo de estímulo exterior, ni siquiera música o el ruido de un ventilador, es decir, necesito silencio absoluto.

Por el respeto que me merece precisamente el agricultor que ha cultivado esas uvas y quien lo ha elaborado, tengo que dar el 100% de mis sentidos para puntuar y hacer una descripción justa de ese vino, sobre todo, estar en óptimas condiciones tanto mentales como físicas. No puedes estar resfriado, ni tener preocupaciones, Hay que estar centrado y sabiendo que, durante esas cinco horas, te vas a dedicar exclusivamente a oler, probar el vino y tomar las notas pertinentes.


Joaquin Parra 4


- Tras más de 25 años dedicados al mundo del vino, ¿qué proyectos o metas tiene en mente para el futuro de su carrera y su contribución a este sector?

Actualmente me encuentro en una etapa, podríamos llamarla valle. Sin embargo, como soy una persona inconformista, estoy trabajando en un proyecto relacionado con la digitalización, con la intención de revitalizar la guía Wine Up. No puedo revelar muchos detalles, pero el proyecto se centra principalmente en la digitalización y la innovación en el mundo del vino. Esto es algo que ya exploré en 2008 cuando creé una página web con el primer panel de catas online, que ahora está obsoleta por la parte estética no de programación. Estoy en proceso de cambiarla y desarrollar un canal mucho más integrador, dar un paso más allá, una evolución que será algo distinto y que, al mismo tiempo, facilitará mucho la elección y compra para el consumidor de vino, proporcionándole un conocimiento más profundo.


- Cuando no está entre sacacorchos, termómetros, copas de cata o decantadores, ¿qué otras actividades ocupan su tiempo?

Obviamente, aparte del tiempo que dedico a la familia, me gusta, por un lado, la lectura de novela histórica, sobre todo antes de dormir y, por otra parte, la fotografía. De las cosas con las que más disfruto es coger mi cámara e irme al campo, y hacer fotos. Puedo tener miles y miles de fotos de viñedos, y todo lo que está relacionado con la agricultura en general pero cada una es diferente, cada foto tiene un momento, tiene un porqué. Básicamente, por decirlo así, la fotografía es mi principal hobby, aunque las utilice para el trabajo.

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