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La historia no se puede DESCOLONIZAR porque el desarrollo de las diversas sociedades, la evolución y revolución de las culturas son HISTORIA y ésta es posible “repararla, compensarla, ayudarla”, pero nunca puede DESUBICARSE o, en términos de minstrables, DESCOLONIZARSE.
Todas las naciones son conscientes de sus tragedias internas y de sus desarrollos colonizadores abusivos por las épocas, pero hoy, siglo XXI, esas mismas naciones son conscientes de su responsabilidad en el desarrollo de aquellas colonias, hoy Estados en formación y necesitados de apoyos “neutrales”, al tiempo que “comerciales por intereses mutuos”.
¿DESCOLONIZAR? Señor ministro de Cultura, sería, en su ideología de géneros modernos, TROCEAR, provocando gastos millonarios innecesarios. Mucho mejor sería, señor ministro, enseñar a todas las Comunidades a COLONIZAR racionalmente su riqueza histórica y de ese modo favorecer el desarrollo económico de su parcela en el conjunto del Estado Español.
Hoy está de modo DESTROZAR sin reparar que antes de eso hay que CREAR. La realidad de nuestro País es que hemos destrozado la EDUCACIÓN, la CONVIVENCIA, la EMOTIVIDAD DE LOS GENEROS NATURALES, LOS PRINCIPIOS ETICOS Y RELIGIOSOS HEREDADOS...
¿Y qué hemos ofrecido a las futuras generaciones?... Redes Sociales sin control y por tanto les hemos dejado “las puertas abiertas para poder ser manipulados”
Señor ministro de Cultura, no hace falta ser un gran filósofo para tener ideas “lógicas”, sólo hace falta tener una “buena cabeza” para COORDINAR y GESTIONAR todo aquello de lo que le han hecho a uno responsable.
Un 6 de mayo de 1931, se inició una controversia en Washington entre el representante diplomático paraguayo Pablo Max, y el boliviano Enrique Finot. La controversia era derivación de la llegada a Paraguay de dos cañoneras gemelas para fortalecer su Armada, procedentes de Génova, Italia.
Las protestas estudiantiles pro-palestinas en Estados Unidos, ¿harán caer la postura de Washington en la tierra de Israel-Palestina? Sin duda, puede influir en la no reelección de Biden, y en la política de Oriente próximo. Fruto de las acciones internacionales, Joe Biden y Estados Unidos aumenta la presión sobre su aliado Benjamin Netanyahu: ellos son los actores principales de esa tensión que se está produciendo.
Desde sus orígenes, los usuarios del poder, para reforzar su papel dominante, han acudido a la doctrina. Su efectividad ha quedado debidamente acreditada a lo largo de la historia. De tal manera que no ha habido poder duradero sin que intervenga la doctrina, aportando ese matiz legitimador que la caracteriza.
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