Escribió Aníbal Miranda que el poderoso empresario Aldo Zucolillo, es una persona obsesionada con el delito ajeno, dado que siempre busca tener un monopolio al respecto y ser el único capaz de perpetrarlos impunemente. Miranda no pagó barata la verdad descubierta, dado que tras publicar varios libros con resultados de sus investigaciones, terminó sus días en lo que intentó presentarse como un suicidio.
De acuerdo a denuncias de congresistas realizadas en la misma cámara de senadores, Zucolillo es responsable de varios asesinatos que quedaron impunes, tema que fue abordado por Miranda y otros investigadores el tiranosaurio de la calle Yegros logró aislar y silenciar en sus tiempos de esplendor.
Su poderío mediático, notoriamente mermado, viene recibiendo duros golpes y el otrora emperador que fue capaz de marcar la agenda política y periodística del Paraguay, ha debido sentarse en el banquillo de los acusados en medio de repetidos bochornos. En los últimos días, un ex periodista de su diario logró exponerlo en la picota y llevarlo a juicio oral.
Hector Guerin, el comunicador querellante, había pintado de cuerpo entero a Zucolillo tiempo atrás, cuando el diario ABC color intentó embanderarse con la figura de su asesinado corresponsal Pablo Medina.
Medina había sido asesinado años atrás en un confuso episodio en el que ABC color intentó involucrar al gobierno y a las instituciones de la república. Guerin, sin embargo, responsabilizó al mismo empresario de haber abandonado a su suerte a su corresponsal. Con suficiente conocimiento de causa, pues fue corresponsal del diario de Zucolillo, Guerin detalló la forma en que ABC trató siempre con desprecio a sus propios trabajadores del interior, descuidando sus condiciones laborales y seguridad.
El sindicato de periodistas del Paraguay exhibió entonces sendas notas donde habían solicitado al director de ABC protección para sus corresponsales, entre ellos Medina, antes del trágico final de éste último. Familiares del asesinado corresponsal llegaron entonces hasta el diario de Zucolillo buscando solidaridad, pero fueron ignorados y debieron dormir en el piso.
Entretanto, ABC empalagaba a la ciudadanía con lágrimas de cocodrilo y exhibía con total falta de ética el cadáver ensangrentado de su funcionario para intentar aumentar su decaído tiraje.
Últimamente se ha venido acumulando el descontento contra Zucolillo, al punto que sus campañas contra el senador Víctor Bogado, a quien ABC lleva años intentando denigrar y sentar en el banquillo de los acusados, son totalmente ignoradas. Tras intentar conservar el mayor decoro posible, el senador Bogado terminó revelando hace pocas semanas que el antagonismo se había iniciado cuando se negó a favorecer a las empresas de Zucolillo en el rubro de telefonía móvil.
La revelación tuvo un impacto notorio en la opinión pública, muy a pesar de Zucolillo.
Las señales de la decadencia de ABC color como poder mediático han sido claras, desde que se instaló el gobierno del presidente Horacio Cartes. En varias ocasiones, los anteriores presidentes del Paraguay habían abandonado a su suerte a sus subordinados en medio de una pesadilla de pavor, solo para que el tiranosaurio de la calle Yegros pueda destrozarlos sin ninguna consideración.
El presidente Cartes ha ignorado olímpicamente las campañas de odio de Zucolillo, sobre todo en el caso del Senador Víctor Bogado y el responsable del INDERT, Justo Cárdenas. Ha cobrado estado público que sus desfasadas campañas, rémoras de tiempos idos, son fuente de hilaridad para los actuales detentadores del poder. Una prueba de ello la dio la oficina gubernamental que se ocupa del Medio Ambiente, cuando halló en un allanamiento de su mansión animales en extinción que mantenía cautivos de manera ilegal.
No sería extraño que el curioso hallazgo responda a un delirio parecido al de los jerarcas nazis, que intentaron a través de los hermanos Heck y con auspicio de Herman Goering, resucitar al Uro, un toro gigante extinguido en el siglo XVII. En fin.
El panorama no puede ser más oscuro para Zucolillo, que en los últimos años ha ganado tantos enemigos y perdido tantos lectores y jirones de prestigio, que su imperio mediático fue tácitamente declarado en bancarrota. Para su mayor desgracia, el poder se encuentra desmantelando su andamiaje de jueces y fiscales serviles, que en lugar de basarse en la Constitución y las Leyes de la República, obedecen los titulares y antojadizas “investigaciones periodísticas” de ABC.
Palabras aparte, todos los indicios nos hacen deducir que el Tiranosaurio de la Calle Yegros no solo se enfrenta a la natural decadencia física de la ancianidad, que infaliblemente nos acompaña a todos los mortales, sino al aún más trágico destino en el basurero de la historia.
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