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El pasado jueves, 22 de febrero, la sala Francisco Brines de L’Enginy (Oliva) acogió la celebración del 92º aniversario del poeta valenciano Francisco Brines. El evento dio comienzo a las 19 horas y rebasó con creces el aforo previsto. Tras cumplirse el tercer año de su muerte, un grupo de amigos del Premio Cervantes se reunió para recordar al autor de Las brasas y rendirle homenaje en el 92º aniversario de su nacimiento.
El evento fue conducido por el poeta y novelista mexicano Carlos Rubio, quien también leyó poemas del maestro de Elca y fue dando paso a los intervinientes. El primero de ellos fue el joven violinista Guillem Ponzoda, quien ejecutó dos piezas musicales con absoluta maestría y se llevó la ovación del público. Tras él, intervinieron los escritores y amigos de Brines Juan Pablo Zapater, Adelina Navarro, Paul Gunn, José Antonio Olmedo, Paco Mestre y Juan Luis Bedins, quienes leyeron poemas del poeta homenajeado y contaron singulares anécdotas que vivieron junto a él. Los escritores Carlos Marzal y Pedro García estaban convocados, pero por circunstancias no pudieron acudir a la cita.
El homenaje culminó con un vino de honor ofrecido por la empresa Destilerías Ferri. Este encuentro demostró que la memoria de Francisco Brines sigue muy viva en su tierra natal. Las diversas edades de los intervinientes constataron que Brines era un hombre generoso y abierto al mundo que supo hacerse querer y dejar una huella indeleble entre quienes lo conocieron. El acto, ajeno a la polémica suscitada por la Fundación Francisco Brines, contó con la colaboración del Ayuntamiento de Oliva y del Conservatorio Profesional de Música Josep Climent.
Con el poder transformador del arte como punto de partida, Quirónsalud, la Universidad Rey Juan Carlos y el Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ponen en marcha una investigación pionera que busca descubrir las emociones que producen de forma inconsciente las obras de arte en las personas que las observan, para explorar los beneficios para la salud de estas influencias.
La galería On Art Space acoge la nueva exposición individual de la artista Diana Velásquez (Bogotá, 1978) titulada Cuerda floja, un guiño al dicho popular “Estar en la cuerda floja” que hace referencia a los equilibristas que cruzaban un alambre o cuerda floja, de un lado a otro, con el riesgo de caer al vacío. La muestra, comisariada por Sara Torres Sifón, podrá visitarse entre el 21 y el 25 de mayo de 2024.
Las instantáneas de Gasparini muestran las realidades de dos mundos en apariencia opuestos, el primer mundo y el mundo subdesarrollado. Cada una de sus fotografías es el juego de matices de sus abismales diferencias. Cada pulsación en el botón de disparo de la cámara es como agrandar la vena ya abierta para que nos adentremos en un río de grandezas y de miserias.
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