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Opinión
Etiquetas | Pedro Sánchez | Decisión | Reflexión | Dimisión
Si hace 20 años me dicen que íbamos a llegar a esta situación, no me lo hubiese creído, pero vivir para ver

El ‘impasse’ de la margarita

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Me ceñiré a España porque es lo que nos toca más de cerca, aunque se esté padeciendo a nivel mundial. Estamos viviendo un momento un tanto convulso e incierto políticamente hablando, ya que se está rememorando un pasado cuyo final terminó como todos sabemos, mejor dicho unos cuantos, ya que una gran mayoría no tienen ni idea de lo ocurrido debido al pésimo sistema educativo que llevamos sufriendo bastantes años, desgraciadamente, y como dice el dicho, quien no conoce su historia está condenado a repetir los errores habidos.


La desmemoria histórica y el repetir machaconamente la falsedad e hipocresía de lo que verdaderamente ocurrió nos ha llevado a la situación actual. La división del país en buenos y malos, la avaricia de poder y enriquecimiento rápido, casi siempre por corrupción, el envanecimiento, orgullo, soberbia y una egolatría exacerbada de un presidente de gobierno que solo le importa mantenerse en el poder a costa de destrozar todas las instituciones y la paz que nos dimos en la constitución del 78 junto con lo anteriormente dicho, nos ha puesto al borde de un abismo bastante peligroso.


Cuando el primer ministro de cultura Máxim Huertas en el gobierno de Sánchez fue a Moncloa a presentar su dimisión, ¿saben que pasó? El hombre iba con la preocupación propia pensando como se lo decía, de la mejor manera posible, en fin, cavilando… Cuando le recibió, después de estar un rato en espera e intentó explicar su decisión, el presidente, en vez de escucharle atentamente y hacer fácil y fluido el momento, le espetó sin piedad ninguna ¿Cómo crees que pasaré a la historia, qué dirán de mí? ¿Ven normal que una persona de estas características pueda llevar a buen puerto una nación?


Si no fuera por lo difícil que va a ser recomponer el jarrón roto, la situación actual que es para llorar, sería para partirse de risa. Que todo un presidente del país con más historia del mundo se tome unas vacaciones para pensar desojando la margarita, como cualquier adolescente, me quedo, no me quedo, me quedo, no me quedo,…..con la intención de arengar a los de su gobierno y a los de su partido a que le arropen y le rueguen que es indispensable para la democracia, como dicen algunos, basándose no en la inteligencia sino en el sentimentalismo, es un insulto para la inteligencia de tal magnitud que la gravedad de los hechos, haga lo que haga, nos va a dejar a los pies de los caballos a nivel europeo.  


Recurrir a un sentimentalismo, que en lo personal puede sentir lo que quiera, pero ostentando cualquier cargo de poder y mucho más si es presidente de una nación resulta tan absurdo e irrisorio, que teatralmente hablando no llega ni a tragicomedia sino a comedia directamente. Y….¿Quienes son los que le van a arropar? La contestación es obvia, todos aquellos  que ven peligrar el chollo que disfrutan a costa de estrujarnos los bolsillos a todos los contribuyentes, los que ven peligrar sus indultos y sus independencias. Si hace 20 años me dicen que íbamos a llegar a esta situación, no me lo hubiese creído, pero…. vivir para ver.  


Los políticos en general, porque todos tienen su parte de culpa, unos por hechos y otros por omisión, han conseguido lo que se propusieron desde el inicio de nuestra democracia y es hacer una sociedad débil, una mayoría inculta que pasa de aprender nuestra historia y de la política, que hace lo que le dicen que haga,  sin un criterio formado, sin profundizar en las consecuencias de sus actos. En resumen, una sociedad abúlica y adormilada fácil de manejar. Cuando espabilen y quieran cambiar su actitud, será demasiado tarde y vendrán los llantos y crujir de dientes.


La revolución es buena para los histriones. Sirven todos los gritos, todas las necedades tienen valor, todos los pedantes alcanzan un pedestal. (Pio Baroja)


Se han parado a pensar que por cada español a corto plazo habrá diez o más migrantes musulmanes, católicos o ateos, no me tachen de racista que no lo soy, solo pienso, verán: Los españoles no se pueden independizar antes de los 30 o más años para formar su propia familia. Con mucha suerte tienen un hijo, siendo más numerosas las parejas que optan por no tener ninguno, mientras que las familias musulmanas, por ejemplo, tienen de cuatro a cinco hijos. Esto quiere decir que a la vuelta de unos años tendrán el doble de nietos mientras que la española a lo sumo tendrá uno o dos.


Decía Napoleón que nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos.  Al gobierno se le llena la boca de hablar de progresismo social y de avance, no sé donde, porque ni se progresa ni se avanza sino todo lo contrario, basta repasar las leyes que han promovido y sus nefastos resultados.  

 

Y el presidente sigue en su 'impasse' deshojando la margarita, si, no, si, no, si, no, y el resto pensando si emulará a Eduardo VIII rey de Inglaterra que renunció al trono por amor a Wallis Simpson, o a Amadeo de Saboya que abdicó cansado ante la imposibilidad de gobernar un país tan hondamente perturbado. Ambas opciones son mejor que imitar a Largo Caballero.

El ‘impasse’ de la margarita

Si hace 20 años me dicen que íbamos a llegar a esta situación, no me lo hubiese creído, pero vivir para ver
Carmen Muñoz
lunes, 29 de abril de 2024, 09:18 h (CET)

Me ceñiré a España porque es lo que nos toca más de cerca, aunque se esté padeciendo a nivel mundial. Estamos viviendo un momento un tanto convulso e incierto políticamente hablando, ya que se está rememorando un pasado cuyo final terminó como todos sabemos, mejor dicho unos cuantos, ya que una gran mayoría no tienen ni idea de lo ocurrido debido al pésimo sistema educativo que llevamos sufriendo bastantes años, desgraciadamente, y como dice el dicho, quien no conoce su historia está condenado a repetir los errores habidos.


La desmemoria histórica y el repetir machaconamente la falsedad e hipocresía de lo que verdaderamente ocurrió nos ha llevado a la situación actual. La división del país en buenos y malos, la avaricia de poder y enriquecimiento rápido, casi siempre por corrupción, el envanecimiento, orgullo, soberbia y una egolatría exacerbada de un presidente de gobierno que solo le importa mantenerse en el poder a costa de destrozar todas las instituciones y la paz que nos dimos en la constitución del 78 junto con lo anteriormente dicho, nos ha puesto al borde de un abismo bastante peligroso.


Cuando el primer ministro de cultura Máxim Huertas en el gobierno de Sánchez fue a Moncloa a presentar su dimisión, ¿saben que pasó? El hombre iba con la preocupación propia pensando como se lo decía, de la mejor manera posible, en fin, cavilando… Cuando le recibió, después de estar un rato en espera e intentó explicar su decisión, el presidente, en vez de escucharle atentamente y hacer fácil y fluido el momento, le espetó sin piedad ninguna ¿Cómo crees que pasaré a la historia, qué dirán de mí? ¿Ven normal que una persona de estas características pueda llevar a buen puerto una nación?


Si no fuera por lo difícil que va a ser recomponer el jarrón roto, la situación actual que es para llorar, sería para partirse de risa. Que todo un presidente del país con más historia del mundo se tome unas vacaciones para pensar desojando la margarita, como cualquier adolescente, me quedo, no me quedo, me quedo, no me quedo,…..con la intención de arengar a los de su gobierno y a los de su partido a que le arropen y le rueguen que es indispensable para la democracia, como dicen algunos, basándose no en la inteligencia sino en el sentimentalismo, es un insulto para la inteligencia de tal magnitud que la gravedad de los hechos, haga lo que haga, nos va a dejar a los pies de los caballos a nivel europeo.  


Recurrir a un sentimentalismo, que en lo personal puede sentir lo que quiera, pero ostentando cualquier cargo de poder y mucho más si es presidente de una nación resulta tan absurdo e irrisorio, que teatralmente hablando no llega ni a tragicomedia sino a comedia directamente. Y….¿Quienes son los que le van a arropar? La contestación es obvia, todos aquellos  que ven peligrar el chollo que disfrutan a costa de estrujarnos los bolsillos a todos los contribuyentes, los que ven peligrar sus indultos y sus independencias. Si hace 20 años me dicen que íbamos a llegar a esta situación, no me lo hubiese creído, pero…. vivir para ver.  


Los políticos en general, porque todos tienen su parte de culpa, unos por hechos y otros por omisión, han conseguido lo que se propusieron desde el inicio de nuestra democracia y es hacer una sociedad débil, una mayoría inculta que pasa de aprender nuestra historia y de la política, que hace lo que le dicen que haga,  sin un criterio formado, sin profundizar en las consecuencias de sus actos. En resumen, una sociedad abúlica y adormilada fácil de manejar. Cuando espabilen y quieran cambiar su actitud, será demasiado tarde y vendrán los llantos y crujir de dientes.


La revolución es buena para los histriones. Sirven todos los gritos, todas las necedades tienen valor, todos los pedantes alcanzan un pedestal. (Pio Baroja)


Se han parado a pensar que por cada español a corto plazo habrá diez o más migrantes musulmanes, católicos o ateos, no me tachen de racista que no lo soy, solo pienso, verán: Los españoles no se pueden independizar antes de los 30 o más años para formar su propia familia. Con mucha suerte tienen un hijo, siendo más numerosas las parejas que optan por no tener ninguno, mientras que las familias musulmanas, por ejemplo, tienen de cuatro a cinco hijos. Esto quiere decir que a la vuelta de unos años tendrán el doble de nietos mientras que la española a lo sumo tendrá uno o dos.


Decía Napoleón que nada va bien en un sistema político en el que las palabras contradicen los hechos.  Al gobierno se le llena la boca de hablar de progresismo social y de avance, no sé donde, porque ni se progresa ni se avanza sino todo lo contrario, basta repasar las leyes que han promovido y sus nefastos resultados.  

 

Y el presidente sigue en su 'impasse' deshojando la margarita, si, no, si, no, si, no, y el resto pensando si emulará a Eduardo VIII rey de Inglaterra que renunció al trono por amor a Wallis Simpson, o a Amadeo de Saboya que abdicó cansado ante la imposibilidad de gobernar un país tan hondamente perturbado. Ambas opciones son mejor que imitar a Largo Caballero.

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