La nadadora española Mireia Belmonte conquistó este miércoles el hasta ahora mayor éxito de su carrera deportiva al ganar la medalla de oro en los 200 metros mariposa de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, su segunda presea de la cita tanto de ella como de la delegación nacional, y la cuarta en su historial olímpico.
Hace un año, la de Badalona, gran referente de la natación española y que había explotado definitivamente hace cuatro años en los Juegos de Londres con dos medallas de plata, no tenía claro cómo llegaría a la cita brasileña, por una inoportuna lesión en el hombro que se esmeró en cuidar y sanar para llegar a punto a la ciudad brasileña, donde se confirmó como una de las bazas del equipo.
Ganadora del bronce en los 400 metros estilos en el primer día de competición, la catalana no había vuelto a brillar hasta que llegó el turno de una de sus pruebas favoritas, los 200 metros mariposa donde ya en 2012 había sacado premio, el cual cambió de color en una noche pletórica. En las series y en las semifinales, al contrario que en días anteriores, se la veía fresca y con buenas sensaciones, ratificadas en una final ganada con uñas y dientes.
Belmonte se había metido con el segundo mejor crono de las finalistas, unos 2:06.06 que pulverizó en la hora y el momento correcto, a punto de batir su propio récord de España, de 2:04.78, quedándose tan solo a siete centésimas. Acercarse a esa marca era la mejor señal de que podría dar una nueva medalla, pero el premio fue mucho mayor.
La australiana Madeline Groves, mejor marca mundial del año, y la japonesa Natsumi Hoshi, actual campeona del mundo y bronce olímpico en 2012, eran sus principales rivales, y en la final lo demostraron, pero a ambas supo controlarlas la española, poderosa a partir del primer viraje para ir poco a poco poniéndose en cabeza.
Y es que la de Badalona comenzó rezagada, pero tras los primeros 50 metros ya era tercera. A partir de ahí, fue remontando siguiendo la estela de Groves, la que mandó en el primer 100, porque posteriormente fue sobrepasada por la catalana.
Esta, la oceánica y una Hoshi de menos a más quedaron colocadas para los apasionantes 50 metros finales, encabezados por la española que parecía entonces flojear a medida que el oro se acercaba. Sin embargo, sacó las últimas fuerzas para contener a sus dos rivales y llevarse su soñada recompensa, por un suspiro, tres centésimas, pero de oro.
Hoshi se tuvo que conformar con el bronce a 35 centésimas, mientras que la sonrisa de la catalana iluminaba la piscina y hacía sonreír a la delegación española, huérfana de buenas noticias en estos primeros días salvo las de la nadadora, que se convertía en la primera mujer en ganar un oro olímpico, el segundo en la historia de la natación de piscina tras el de Martín López-Zubero allá en Barcelona'92.
La de Badalona, que ahora tendrá que recuperarse para nadar este jueves su última prueba en Río, los 800 metros donde fue plata en 2012, volvió a acaparar los focos porque ni Hugo González, en los 200 espalda, ni Eduardo Solaeche, en los 200 estilos, ni Jessica Vall, en los 200 braza, pudieron lograr su pase a la final, con la catalana finalizando décima.
|